Internacional

La ONU alerta de que un "nacionalismo de vacunas" amenaza la lucha contra la pandemia

Guterres advierte del riesgo de acaparar el mayor número de dosis de los fármacos porque "ningún país estará a salvo hasta que todos lo estén".

Continúa la vacunación frente a la covid en Aragón
JAVIER BELVER

La lucha por el poder de las principales potencias mundiales se ha traladado también a la sanidad con motivo de la pandemia de coronavirus. Si hace unos meses las grandes potencias se hallaban envueltas en una frenética competición para lograr ser las primeras en conseguir la vacuna anticovid, sin duda el descubrimiento más relevante de este siglo, ahora luchan por controlar los distintos inmunizadores surgidos de los laboratorios. Las luchas políticas y económicas muestran su cara más agresiva tras concienciarse el mundo de que la vacuna es la única vía para recuperar unas vidas detenidas por la covid-19 y alcanzar la reapertura total de los países.

El egoísmo que presidió las investigaciones ya en verano fue calificado por Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como "nacionalismo de vacunas", y en los últimos días se ha trasladado a su reparto dentro de estrategias diplomáticas y geopolíticas.

Este domingo fue el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien alzó la voz para denunciar a los países que intentan acaparar el mayor número de dosis de los fármacos contra el coronavirus. "El nacionalismo de vacunas no solo es injusto, sino que además es contraproducente. Ningún país estará a salvo de la pandemia hasta que todos lo estén", publicó en su cuenta oficial en Twitter. Según la ONU, este particular nacionalismo trasciende del uso de las vacunas como un instrumento sanitario e incide en los intereses nacionales, al tiempo que contempla la exclusión de otros territorios. Aunque una pandemia global requiere una respuesta cooperativa, los actuales líderes han elegido una apropiación nacionalista.

"Bien de salud pública"

Una excesiva acumulación de vacunas en pocos países podría llevar al desabastecimiento en otras partes del planeta, especialmente en aquellas donde la economía es muy débil, como se pudo comprobar en el caso de la lucha por erradicar la gripe porcina.

Por tanto, parece que han tenido poco eco proclamas como la difundida por la canciller alemana, Angela Merkel, que hace meses aseguró que la vacuna contra el coronavirus debía ser un "bien de salud pública al alcance de toda la humanidad".

Israel lidera la clasificación mundial por porcentaje de población vacunada, un 12%, con más de un millón de personas ya vacunadas. Además, prevé que otra cantidad similar la habrá recibido en dos dosis para finales de este mes, un ritmo que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, aseguró este domingo que es el más rápido del mundo.

Por detrás, a mucha distancia, están Bahréin, con un 3,53% de población vacunada, y Reino Unido, que llega al 1,39%, según los datos recopilados por el portal Our World in Data, vinculado a la Universidad de Oxford. Estos índices se refieren a las personas que han recibido la primera dosis. La gran mayoría de las vacunas autorizadas requieren de dos, administradas con al menos una semana de diferencia.

En comparación, llama la atención la estadística de Francia, que solo había vacunado a 138 personas hasta el 30 de diciembre, mientras que en Estados Unidos son 2,78 millones, una cifra en cualquier caso lejana al objetivo declarado de vacunar a 20 millones de personas antes de que terminara el año.

La baja tasa gala y de otros países podría deberse a las reticencias de la población, ya que según una encuesta de Ipsos Global en quince países, en Francia solo el 40% de la población estaba dispuesta a inmunizarse. En China es el 80%, el 77% en Reino Unido y el 69% en Estados Unidos.

Mientras, la tercera ola del coronavirus recorre el planeta de forma imparable sin que todavía se haya conseguido aplanar totalmente la segunda. La pandemia ha provocado al menos 1.835.824 muertos en el mundo desde que la oficina de la OMS en China dio cuenta de la aparición de la enfermedad en diciembre de 2019. Desde entonces más de 84,5 millones de personas contrajeron la enfermedad. De ellas al menos 54 millones se recuperaron, según las autoridades sanitarias.

Desde el detección de la covid la cantidad de pruebas efectuadas aumentó considerablemente y las técnicas de rastreo mejoraron, provocando un alza en los contagios declarados. Sin embargo, la cantidad de casos diagnosticados solo refleja una parte de la totalidad de contagios. Los casos menos graves o asintomáticos siguen sin ser detectados.

El sábado se registraron en el mundo 8.133 nuevas muertes y 578.676 contagios. Los países que más fallecidos registraron según los últimos balances oficiales son Estados Unidos con 2.378, Rusia (504) y Reino Unido (445). La cantidad de muertos en Estados Unidos asciende a 350.214 con 20.430.088 contagios.

Después del territorio norteamericano, los países con más víctimas mortales son Brasil, con 195.725 muertos y 7.716.405 casos; India, con 149.435 muertos (10.323.965 casos); México, con 126.851 muertos (1.443.544 casos); y Italia, con 74.985 muertos (2.141.201 casos).