Internacional

Los Veintisiete mantienen el bloqueo con el tamaño y las condiciones de acceso al fondo para la reconstrucción

Países Bajos exige reformas y poder de veto sobre cada porción de ayuda, y junto a los 'frugales' reclama achicar los 750.000 millones de euros y menos subvenciones.

La cumbre de la UE que comenzó ayer en Bruselas.
François Lenoir / Efe

"Las diferencias siguen siendo muy, muy grandes. No puedo predecir si esta vez alcanzaremos un acuerdo". El mensaje que Angela Merkel lanzaba apenas unos minutos antes de arrancar este viernes la tan esperada cumbre era el último mazazo de realidad. En el día de su 66 cumpleaños no iba tener tregua. Cinco meses sin verse las caras por la crisis pandémica, y los líderes de los Veintisiete volvían a reunirse en Bruselas con divergencias acusadas. La cita, histórica para la reconstrucción de una Europa vapuleada por el patógeno aunque también para su diseño futuro (más verde, más digital...). La primera jornada de esta cumbre sirvió para que cada jefe de Estado y Gobierno fijase sus posiciones. Y evidenció dos grandes escollos: el tamaño del plan de recuperación y las condiciones que han de establecerse para acceder al dinero.

Sobre la mesa sendos paquetes multimillonarios: 750.000 millones de euros (el famoso fondo, con medio billón en subsidios) y 1,074 billones más para tejer el presupuesto plurianual 2021-2027. Ya dentro del 'conflicto', lo ya sabido. Los 'frugales' (Países Bajos, Austria, Suecia, Dinamarca, pero también Finlandia) frente al sur más castigado (Italia, España, Francia, Portugal o Grecia). Y Alemania, en el arbitraje. Pero en sintonía con la alianza meridional. Como -salvando matices e intereses nacionales- el resto del club.

Los líderes entraron de lleno en la discusión pasadas las once de la mañana, casi una hora después de ocupar sus asientos convenientemente separados. Durante unas ocho horas, solos en la gran sala del Edificio Europa -sin ningún colaborador por las restricciones de seguridad sanitaria- mantuvieron dos rondas de debate sin ningún receso. No pararon ni para compartir información con los asesores ni para almorzar (se les sirvió un menú frío con salmón, bacalao y arenques). El descanso se lo tomaban a eso de las seis de la tarde. Tres antes de reencontrarse en una cena que fue pospuesta en dos ocasiones.

Pero la negociación tampoco se interrumpió durante ese receso. Mutó a "encuentros en pequeño formato", anunciaban desde el Consejo. Bilaterales y reuniones de grupos reducidos con las que Charles Michel intentaba encontrar puntos comunes que pudieran ser aceptables para todos. La primera de esas 'minicumbres' la tuvieron el presidente del Consejo Europeo y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con la alemana Angela Merkel y el francés Emmanuel Macron. Luego el belga se sentaría a solas con el holandés Mark Rutte. Después con el húngaro Viktor Orban.

Hasta llegar a esa negociación "en pequeño formato" -muy útil, pero inviable en las citas telemáticas de los últimos meses-, los Veintisiete habían tocado prácticamente todo. Discusiones "intensas", pero no de alto voltaje. Sobre la dimensión del fondo, España e Italia subrayaron que los 750.000 millones y la parte de subsidios (el medio billón) no podían sufrir tijeretazo.

"Inaceptable" para España

Cuando se entró en el asunto de la condicionalidad, Pedro Sánchez y el italiano Giussepe Conte rechazaron también la pretensión de Rutte de que cualquiera pueda vetar cada porción de ayuda que se solicite y defendieron las fórmulas de control que ya existen en la UE, por ejemplo, el Semestre Europeo. Frente a ello, el "mecanismo de liquidación de desembolsos" que defendió el holandés implica unanimidad de los Veintisiete para cada plan nacional que busque la cobertura de emergencia. Y reformas que ya había verbalizado fuera: "reformas de las pensiones y del mercado laboral". "Inaceptable" la posición holandesa, remarcaban fuentes diplomáticas españolas.

Porque sí se asume que, como en toda negociación, "habrá que hacer concesiones"; pero lo que La Haya exige (se interpreta que más para consumo interno) es una línea roja para el sur. De lo que se trata es de que esa ayuda excepcional y de emergencia "sea ágil y eficiente". Lo otro la metería en un lodazal.

Los 'frugales' incidieron también en la necesidad de achicar el presupuesto plurianual (que pase de 1,074 a 1,050 billones de euros) y que los cheques de compensación se mantengan e incluso se incrementen. Francia requirió ponerles fecha de caducidad. Y España los considera "regresivos e injustos". Esta vuelve a ser una de las cartas para negociar.

A riesgo de quedarse encerrados en una espiral, Michel intentó el acercamiento en otros asuntos también conflictivos (pero menos) como la mayor vinculación de las ayudas al Estado de derecho o los recursos propios (tasas digital, al plástico, a emisiones.) que deben ayudar a enjugar la emisión de deuda en los mercados, que marca otro hito en esta negociación. Al cierre de esta edición se esperaba una propuesta de negociación retocada por Michel (con demandas de unos y otros bloques) que pudiera allanar más el camino hacia el acuerdo. Punto y seguido.