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Discreto recibimiento en Moscú a la presunta espía rusa tras cumplir condena en EE. UU.

Bútina fue condenada por organizar una red de contactos dentro del Partido Republicano para tratar de influir en la política exterior de la Casa Blanca en favor de Rusia y en las elecciones de 2016 en favor de Trump.

Llegada de la presunta espía rusa en Estados Unidos, María Bútina, a Moscú.
EFE/EPA/Sergei Ilnitsky

María Bútina, de 30 años, acusada por la justicia estadounidense de organizar una red de contactos dentro del Partido Republicano a través de la Asociación Nacional del Rifle para tratar de influir en la política exterior de la Casa Blanca en favor de Rusia y en las elecciones presidenciales de 2016 en favor de Donald Trump, llegó este mediodía a Moscú procedente de Miami tras cumplir una condena de 15 meses de cárcel en el penal de Tallahassee (Florida).

Fue recibida discretamente en la Terminal D del aeropuerto moscovita de Sheremétievo por su padre, Valeri Butin, a quien dio un largo abrazo con lágrimas en los ojos, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, y numerosos periodistas, algunos de los cuales la llevaron flores. 

En una improvisada comparecencia ante los allí presentes, Bútina dijo "estoy muy, muy contenta de volver a casa. Muy agradecida con todos los que me apoyaron, que gastaron dinero en mi defensa. Muchas gracias al Ministerio de Exteriores y a los diplomáticos que lucharon por mí, a los ciudadanos rusos que me enviaron cartas de apoyo".

Añadió que "no me di nunca por vencida, no tenía derecho a hacerlo (...) los rusos nunca nos rendimos". La joven no respondió a ninguna de las preguntas de los informadores. Su padre tampoco lo hizo, pero aprovechó igualmente para agradecer todos los esfuerzos desplegados por las autoridades rusas para liberar a su hija. Después se subieron a un monovolumen plateado y abandonaron el lugar.

La que sí tuvo palabras para la prensa, acostumbrada ya a ello en sus continuas apariciones, fue Zajárova. Cargó contra las autoridades de Estados Unidos por "hacer todo lo posible para derrumbar" a Bútina. Según sus palabras, "la mantuvieron mucho tiempo aislada, confinada en solitario". Pese a todo, añadió la portavoz rusa de Exteriores, "no he visto en ella sombra de decaimiento" tras casi año y medio encerrada.

Por su parte, Mijaíl Goncharov, diplomático de la Embajada rusa en Washington que llevó el asunto y visitó a Bútina en la cárcel, aseguró que ella siempre se declaró inocente, pero tuvo que reconocerse culpable para evitar una pena aún mayor de prisión mediante un acuerdo alcanzado con la investigación. Según sus palabras, "no fue fácil para ella, pero tomó una decisión consciente necesaria para salir lo antes posible de la cárcel". "Se lo pensó durante mucho tiempo antes de dar el paso", añadió Goncharov.

Bútina fue detenida el 15 de julio de 2018 por el FBI como sospechosa de espionaje y acusada después de "conspiración" y de haber actuado ilegalmente como "agente al servicio de un gobierno extranjero". Ella se declaró culpable de ambos delitos y aceptó cooperar con la justicia, decisión que terminó con una única inculpación, la de no haberse inscrito en EE. UU. como "agente extranjero", y una condena de 18 meses de cárcel, de la que ha cumplido solamente 15. Es la única ciudadana rusa acusada por injerencia en la política de Washington.

Llegó a Estados Unidos como estudiante y, como activista de la organización rusa no gubernamental 'Derecho a las armas', se infiltró en la Asociación Nacional del Rifle, de la que era miembro su novio, el republicano Paul Erickson. Desde ahí, a partir de 2015, parece que consiguió llegar a personas de entorno inmediato de Trump.

En julio de 2010, el agente del GRU, Serguéi Skripal, y otros tres topos al servicio de Occidente, fueron canjeados por 10 espías rusos que fueron sorprendidos 'infraganti' en Estados Unidos, entre ellos la glamurosa y mundana Mata Hari, Anna Chapman, que, tras regresar a Rusia, fue puesta al frente de un popular programa de televisión. Chapman fue incluso condecorada por el entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev. Sin embargo, el actual jefe del Kremlin, Vladímir Putin, según su portavoz, Dmitri Peskov, "no planea por ahora recibir a Bútina" ni concederla ninguna medalla. Tampoco sabe nadie qué labor desarrollará a partir de ahora en su país. A Estados Unidos no podrá volver en los próximos diez años.