Esta es la mejor calle de Pamplona para ir de ‘potes’ y ‘pintxos’ en San Fermín 2024

En ese breve espacio se concentra parte de lo más demandado en cuanto a la actividad de tapeo, copas y restauración de ‘lo viejo’ en Pamplona. Es el corazón de la ciudad, no geográficamente pero sí espiritualmente, y en San Fermín se convierte en un hervidero de personas. No obstante, si se reserva con tiempo y se acude a horas de menor concentración, es posible disfrutar de un buen reposo y también de excelentes opciones para tener contento el paladar.

Se trata de la calle de San Nicolás y no llega a los 200 metros de longitud. Lo habitual es recorrerla desde Navas de Tolosa a la popular Plaza del castillo. En la esquina de entrada está un clásico reformado ya hace unos cuantos años: el Anaitasuna, antiguo bar de ‘poteo’ de los de toda la vida que ahora luce más moderno, y que ofrece desde servicio de cafetería a parrilla.

El Museo y su pintxo de huevo es una parada clásica, aunque los veteranos del lugar añoran la antigua receta. Entre los incorporados a la oferta durante los últimos años destaca el Tepuy, especializado en tequeños venezolanos y tapas originales. El Urtzi brilla por sus ensaladas, la casquería y una excelente tarta de manzana casera, mientras que del Gorriti destacan sobre todo la tostada de jamón y el pimiento relleno.

Del Elizalde al Baserriberri

La Cafetería Elizalde es el templo de las tartas y del pincho de tortilla, especialmente jugoso. En La Vieja Iruña brilla el bacalao y la variedad de pintxos imaginativos, mientras que en el asador Katuzarra destaca el chuletón y el espacio al fondo, que es un remanso de paz entre el bullicio de la calle.

El Baserriberri es la opción de alta cocina en la calle, con una carta imaginativa y extraordinario tratamiento del producto. A la Vermutería Río se va a probar la gran variedad del producto que le da nombre, y entre las tapas destacan las verduras en tempura y el huevo rebozado con bechamel.

El Marrano es un local muy pulcro con la mejor relación de calidad-precio en un menú de comida casera, aunque La Mandarra de la Ramos le disputa ese título con sus espectaculares ensaladas, platos de cuchara y los tacos de atún con piperrada. Otros clásicos de la calle son el Ulzama, con otra impresionante tortilla de patatas y croquetas originales, como la de huevo con chistorra.

El Otano que, aunque estuvo cerrado un par de meses reabrió con nuevos propietarios, continúa alegrando el paladar de sus comensales con un chuletón fantástico y una gran variedad de postres caseros. El heladito se puede tomar antes o después en Larramendi, y para un café tranquilo, el Roch es toda una institución: abrió en 1898. Ya en la Plaza del Castillo, dos lugares de toda la vida: el Café Iruña, el de Hemingway, y el Casino Eslava.

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