Zurracapote resiste al paso del tiempo transformado en un gastrobar con arte

Hace 55 años que abrió sus puertas y cuatro desde que lo tienen sus actuales propietarios y el recuerdo de la popular bebida sigue presente.

Juan Ginés y Dina Defança con la recetas de codillo y zurracapote.
Juan Ginés y Dina Defança con la recetas de codillo y zurracapote.
M. López

El bar Zurracapote (c/ Manuel Lasala, 6. Zaragoza) celebró hace unos días su cuarto aniversario desde que lo dirigen Dina Defrança y Juan Ginés. Sin embargo, su trayectoria es mucho más larga. La propia Dina se ha preocupado de investigar cuándo abrió “y todo apunta que fue en 1969, hace 55 años, pero tampoco me han dado una certeza absoluta, así que es probable que todavía tenga más tiempo”.

Lo cierto es que a lo largo de su historia ha sido un bar agradable y rocero donde apetecía y sigue apeteciendo estar, un sitio de esos que no se olvidan. Así lo siente Juan Ginés, que asegura que “todos los días viene gente de 60 años o más que se sienta en la barra y rememora las juergas que se vivían”.

“Lo que nos cuentan -prosigue- es que era un bar con mucho ambiente en el que a veces se bebía sin demasiado talento”. En ese etapa -a finales de los 70 y en los 80 del siglo pasado- se dieron algunos casos de jóvenes que se emborracharon y que cayeron al río Huerva “porque entonces no había barandilla”. En fin, un tiempo de excesos que nada tiene que ver con el ambiente que se respira hoy en día.

La entrada al local, que tiene varias mesas en la terraza.
La entrada al local, que tiene varias mesas en la terraza.
A. T.

Eso sí, la bebida que da nombre al local sigue estando presente. De hecho, comenta Juan Ginés, “es lo que piden la mayoría de los clientes nostálgicos que pasaron muchas horas en este bar durante su juventud”. La receta, además, es la original, “la que nos pasó el primer dueño del local”. Lo único que ha cambiado es que hace 40 años se bebía en porrón y ahora se sirve en una copa grande con mucho hielo, como si fuera un combinado.

Hace unos días se celebró la fiesta del cuarto aniversario y todos estos recuerdos estuvieron muy presentes, aunque Dina y Juan quieren que el nuevo Zurracapote deje su sello por otros motivos. Al concepto de bar se le ha añadido por delante el término gastro, de forma que en los últimos años se ha cuidado la oferta culinaria. De momento, no es muy amplia, pero han pedido licencia para instalar una cocina con salida de humos y de esta forma poder ofrecer menús y una carta más extensa. “No vamos a tardar en dar ese paso”, aseguran.

Ahora mismo, su propuesta está muy centrada en los quesos. Dina es una apasionada de este producto y ahí ha puesto el foco, en unas tablas que miran a muchas partes del mundo. Juan y Dina sienten gran predilección por los de la Sierra de Albarracín, pero lo que más les gusta es ir descubriendo pequeñas queserías que casi nadie conoce. También ofrecen un gran surtido de ensaladas de tomate con boquerones, sardinas, foie o burrata. Tostadas, salmueras y croquetas completan el muestrario que en breve va a crecer notablemente.

Juan Ginés, sirviendo el zurracapote en una copa.
Juan Ginés, sirviendo el zurracapote en una copa.
M. López

Además, el jueves es del día del codillo asado (12 euros). Es un plato del día contundente elaborado como se hace en Alemania, “pero no me apetecía acompañarlo de chucrut, así que pongo unas patatas a lo pobre que casi están más ricas que la carne”. Por encargo también tienen paleta de cerdo asada, rellena de manzana y ciruela, con miel y mostaza.

Además de la copa de zurracapote y de estos platos de la carta, otra seña de identidad es su apuesta por la pintura, la música y la literatura. Hay clientes que pintan y exponen sus trabajos, y de vez en cuando también suena la música en directo. Además, Juan Ginés forma parte de la cuarta generación de la Joyería Ginés, y dentro de pocas semanas presentará en el local su primera colección propia.

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