Consumo

Combinados para cuando no se quiere (o puede) beber alcohol

El consumo de bebidas con poca o ninguna graduación se extiende en las sobremesas y encuentros sociales.

Unas botellas de cerveza.
Unas botellas de cerveza.
Martin Divisek/EFE

Puede que no esté entre sus preferencias, pero la cerveza sin alcohol cada vez tiene más cuota del mercado de tan refrescante bebida. El consumo per cápita de cerveza sin graduación durante el año pasado fue, nada más y nada menos, que de 3,9 litros por persona. Una cifra que hasta hace bien poco parecía exagerada, pero que hoy se beneficia de un cambio de hábitos: muchas personas prefieren beber menos alcohol o buscan alternativas 0'0.

Eso explica el auge de todo tipo de etiquetas 'sin' o 'light' en los lineales de los supermercados y en las barras de bar. Vinos, cavas, ginebras o whiskies cuentan ahora con hermanos mellizos pensados para las embarazadas, los convalecientes de algún tipo de enfermedad, quienes deben ponerse al volante para volver a casa o aquellos que, simplemente, deciden beber con moderación.

Un estudio reciente de la consultora Gelt (especializada en gran consumo) concluye que el 18% de los consumidores habituales de destilados están inclinándose por las versiones light y sin alcohol. Quienes consumen este tipo de bebidas los acompañan, según el informe, con gaseosas, zumos, tónicas o aguas con gas de distintos sabores.

En el sector del vino ya hay alternativas sin alcohol para un buen número de variedades: tempranillo, blanco, garnacha, syrah, rosados, moscatel... Eso sí, todavía no está tan extendido como ocurre con la cerveza, donde todas las marcas tienen al menos una edición 0'0, sino más. También hay alternancia en los espumosos (Freixenet lanzó una línea recientemente) y en los vermús, tanto rojo como blanco y floral.

Donde más llama la atención esta tendencia es en lo que respecta a las bebidas tradicionalmente más fuertes. Algunas de las principales marcas de ginebras (Beefeater y Tanqueray) ofrecen la posibilidad de beber sin temor a la resaca, lo mismo que Ballantines y otras de las marcas de whisky más habituales.

Los motivos que aportaron los encuestados para decantarse por las ediciones 'light' o 'sin' fueron la compatibilidad del consumo con el trabajo o la conducción, el poder alternar con las copas tradicionales durante una misma noche, estar inmerso en una dieta alimenticia o la toma de medicamentos incompatibles con el alcohol.

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