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La Bellota, un cambio de cara para muchos años

La carta mantiene propuestas clásicas como el taco picante pero se ha abierto a las cocinas del mundo.

Miguel Ángel Moya e Iker Gracia, en la nueva barra.
Guillermo Mestre

Hay reformas de establecimientos que son poco menos que un lavado de cara y otras que sugieren que estamos ante un local nuevo. La de La Bellota es de estas últimas. Techos, paredes, baños, fachada... Prácticamente todo se ha tocado y transformado. En fin, que para bien, está irreconocible. Lo único que permanece son las vigas que tanto han identificado al local durante casi 35 años. El resto, todo nuevo.

Se ha ganado espacio para los clientes y se han creado como dos zonas de ambiente. Una a la entrada con mesas altas y otra al fondo más clásica. De la barra han desaparecido obstáculos como las vitrinas, así que casi funciona como una mesa más donde degustar cualquier producto de la carta.

Esta limpieza de la barra se ha conseguido al integrar unas peceras de cristal a la misma altura. En ellas se muestran las elaboraciones que van saliendo durante todo el día: desayunos, tortillas, tapas, montaditos, vinagrillos... Los productos cambian y se adaptan a cada momento gastronómico.

Un argumento importante en el diseño del local son los cuadros del artista Adolfo Arribas y, desde el punto de vista de la decoración, también llaman la atención los grandes pergaminos donde se anuncian los principales argumentos de la carta y las sugerencias.

En cuanto a la gastronomía, el cambio no ha sido tan radical. No había razón para eliminar, por ejemplo, el exitoso taco picante, que está presente desde que abrió sus puertas, o los calamares en tempura. Algo parecido podría decirse de la carta de bocadillos, tostadas y hamburguesas, que son tres de los formatos que han funcionado bien en este local.

Entre los pequeños bocados individuales sí que se nota una evolución. El pan bao Bellota, por ejemplo, incorpora salsa hoisin y curry rojo; los calamares con tempura se presentan con mahonesa de lima y menta, y entre el recetario clásico destacan las manitas de cerdo deshuesadas con foie.

Otro apartado importante es el de las ensaladas, con la de algas como propuesta más novedosa. Y entre el muestrario de raciones para compartir, se apuesta por la calidad de productos como anchoas de Castro Urdiales, y se viaja desde el crujiente de oreja de cerdo ibérico a la sopa thai. Otra elaboración que sigue siendo seña de identidad de la casa es el bocadillo de cristal.

Además, hay cartas sin gluten y vegetariana, un interesante muestrario de postres, cócteles y la posibilidad de degustar un brunch. En fin, que el sumatorio ofrece como resultado más de 100 referencias. Además, se juega con un listado de sugerencias para aprovechar el tirón de los productos de temporada.

Menú degustación

A todo esto hay que añadir un menú degustación (30 euros, mínimo dos personas) con cuatro o cinco entrantes a compartir y la posibilidad de elegir un plato principal. Y un detalle más: la cocina no cierra. Da igual que sean las diez de la mañana o las seis de la tarde. Cualquier elaboración de la carta se puede pedir.

Por último, destacar dos aspectos que no son menores: el local se ha insonorizado a la perfección, así que da igual que esté lleno y haya bullicio. No hay que gritar. Mención aparte merece la gran cristalera de la entrada: La Bellota ha salido definitivamente al paseo de las Damas.

La Bellota

  • Paseo de las Damas, 23. Zaragoza.
  • Teléfono: 976 218 353.
  • Horario: lunes a viernes, de 9.00 a 23.00. Sábado, de 9.00 a cierre. Descanso: domingo, cerrado.