Lo que comenzó hace 20 años como un ‘hobbie’ y una segunda actividad, con 50 colmenas y tras coger el relevo de un pequeño negocio familiar, se ha convertido hoy en una compañía que casi alcanza las 1.000 colmenas, ha ganado varios premios y constituye el modo de vida del matrimonio formado por María Cruz y Santi del Río.

Se trata de Oz Miel Artesanal del Pirineo, que toma el nombre de Hoz de Jaca, municipio situado en pleno valle de Tena y lugar en el que nació la empresa y en el que los padres de Santi desarrollaban su negocio de apicultura hasta que pasó a manos de su hijo y su nuera. El abuelo de Santi también había sido apicultor, una tradición familiar que María, nacida en Barcelona pero trasladada a Huesca a los 21 años, no conocía tanto previamente, pero con la que encajó a la perfección desde el primer momento. "Cuando sus padres empezaron a dejar el negocio, que tenían como un ingreso extra, nosotros nos pusimos con ello y vimos que nos gustaba mucho y que se nos daba bien. Fuimos creciendo y, con los años, hemos ido reforzando la empresa y armándola hasta lo que es en la actualidad", explica María.

Además de la explotación principal de Hoz de Jaca, cuentan con colmenas en Loporzano, y disponen una nave con almacén, obrador y tienda en Huesca. Y, aunque viven en Yéqueda, buena parte de su tiempo lo pasan viajando detrás de las colmenas. "Vamos haciendo trashumancia. En invierno y primavera vamos a zonas como Riglos, la Sierra de Guara, la Sierra de Gratal y la Hoya de Huesca, porque allí hace buena temperatura y las abejas pasan mejor el invierno. Y, en verano, a partir de junio, nos dirigimos hacia lugares como el valle de Tena, Canfranc o Benasque. Ahí están más fresquitas y se da la segunda floración. Ellas están mejor y así podemos también conseguir distintos tipos mieles según la época del año y el área en el que estamos", indica la responsable de la empresa.

Son dos décadas de andadura las que tiene en su haber Oz Miel Artesanal del Pirineo, cuyo balance es muy positivo por parte de sus impulsores, al haberles permitido tanto mantener la tradición familiar como vivir de ello. Aunque desde hace años ya llevan a cabo la distribución en diferentes comercios de Aragón y tienen habilitada la venta ‘online’, al principio se dedicaron sobre todo a la venta directa con clientes particulares, muchos de los cuales los conocían en alguna de las numerosas ferias en las que participan.

Una de ellas es la Feria de la Primavera de Biescas, donde en la última edición se alzaron con el premio profesional del jurado gracias a su miel de romero y tomillo y en 2023 ganaron el galardón del público con su miel de flores de montaña. "Es un importante reconocimiento a nuestro trabajo. A los clientes les gusta saber que tenemos premios que reconocen la calidad de nuestros productos. Y en ambos casos nos encantó. Cuando lo da el público, te alegra porque son las mismas personas que luego van a probar la miel y han elegido la que más les ha gustado. Y, en el caso del jurado, se trata de una cata que hacen referentes en el mundo de la apicultura, que eligen la nuestra de entre muchas otras mieles de calidad. Todo te da mucho ánimo para seguir trabajando con ganas y con cariño", asegura María.

Problemas de producción

Plagas como las del abejaruco o la avispa asiática, los cambios climáticos, que afectan mucho al campo y a las abejas, o los pesticidas en las flores, que hacen que cada vez sea más difícil producir miel, están detrás de los principales problemas de producción por los que pasa su actividad. "También hay muchas trabas burocráticas, muchos controles. Que entiendo que buena parte de ellos tienen que estar, pero también es verdad que las legislaciones se hacen desde oficinas y a menudo no reflejan la realidad del campo ni de los productores agroalimentarios. Considero que ahí se debería trabajar para que las cosas se hagan mejor y que no nos perjudiquen», relata, incluyendo también en esta lista la competencia desleal, para lo que reclama que en el etiquetado «quede bien claro el origen de las mieles, de forma que lo que nos exigen a nosotros lo hagan también con los de fuera".

Junto a su actividad principal, María y Santi también dan servicio a los agricultores, que les llaman porque les interesa que lleven las abejas al lugar en el que ellos tienen sus frutales y otros cultivos que necesitan la polinización, zonas que cuentan también con flores silvestres que benefician a las abejas. "Los beneficios de la apicultura son muchos, sobre todo para el campo y el entorno, debido a la polinización, que permite mantener los montes y cuidar la naturaleza. Sin esta actividad esto sería difícil de hacer y sin las abejas no existirían otros cultivos como las frutas o las verduras", concluye María.