Economía
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Óscar Barrero: "Debemos liderar la transición energética para competir a nivel global"

Tras toda una carrera profesional dedicada a la consultoría energética, este ingeniero industrial zaragozano socio en PwC tiene claro que el futuro de la industria europea pasa por la sostenibilidad como factor diferencial frente al resto de potencias.

Óscar Barrero, en la sede central de PwC en Madrid.
Óscar Barrero, en la sede central de PwC en Madrid.
Enrique Cidoncha

¿Las empresas que asesora ven en la transición energética una oportunidad o un quebranto?
Primero se ve como una necesidad. Por encima de las dificultades que puede ocasionar, que hay muchas, el cumplimiento de los objetivos de cambio climático son ya incontestables porque estamos viendo los efectos. Pero además, se ve que la sostenibilidad es clave para Europa. No tenemos la ventaja competitiva de Oriente Medio con el petróleo o Estados Unidos con el gas. Nosotros debemos ser líderes en transición energética para competir a nivel global. A partir de ahí vienen los retos. Y las discrepancias no llegan tanto sobre el objetivo final, sino en cómo alcanzarlo, si vamos más deprisa o más despacio.

¿Hay sectores que lo están entendiendo más que otros? 
Lo ven todos claro, pero hay fuerzas que hacen que algunos sectores vayan con más convencimiento que otros. El primero es la regulación, aunque ya no deja a salvo a nadie. Luego los inversores, que están forzando a que las empresas hagan bien las cosas porque si no, no te van a dar dinero. Y finalmente el consumidor. Cuando vamos a comprar una casa, no te preocupa que el hormigón sea de baja huella de carbono. En cambio, en el supermercado sí miras que sea un producto ecológico.

Europa obliga ahora a las empresas a reportar sus indicadores de sostenibilidad. ¿Cumpliremos? 
La CSRD es una directiva europea que exige reportar la información sobre la sostenibilidad. Sustituye a una normativa que había antes y que España adaptó de forma muy exigente, por lo que nuestras empresas están mejor preparadas para cumplir. Pero lo importante no es lo que reportas, sino lo que va a pasar después, cuando la sociedad y los inversores sepan esa información. Las empresas están súper agobiadas por tener que reportar algo que les puede sacar los colores. 

¿Cómo afectará el cambio climático a las empresas en las próximas décadas?
Hay dos tipos de riesgos. Por un lado, los físicos, como la sequía o eventos climatológicos cada vez más extremos. Y por otro lado, está la regulación, que avanza para mitigar el efecto de estos sucesos. Si el regulador va a encarecer el precio del CO2 o va a aplicar una nueva fiscalidad, eso también puede afectar a tus operaciones.

¿Qué balance hace del despliegue de renovables en Aragón?
Es una gran oportunidad, porque doy por hecho que todo se va a hacer bien, con unos procedimientos de tramitación administrativa ambiental muy garantistas. Hay una atracción de industrias que se quieren localizar porque buscan en Aragón cosas que no encuentran en el resto de Europa, como renovables abundantes y baratas, una buena conexión a la red eléctrica, suelo, facilidad de tramitación administrativa y seguridad jurídica. Si a eso le añades el acceso a talento, porque hay una buena universidad y unas buenas comunicaciones... Están llegando industrias que son muy demandantes de energía renovable y espacio, como los centros de datos, pero también industrias químicas, fábricas de baterías o incluso acerías verdes. 

La Comunidad pide compensaciones por la producción y evitar su exportación. 
Hay veces que el consumo y la producción de energía no tiene un sentido que estén cerca. Hay centros de datos que tienen que estar en Madrid por cuestiones de latencia, y otros que pueden estar en cualquier sitio. Las refinerías suele estar cerca del mar y hay que ser capaces de llevarles energía. Para Aragón, poder exportarla también es una ventaja. En cualquier caso, si nosotros tenemos las renovables cada vez habrá más industrias que van a querer venir. No hacen falta artificios regulatorios para penalizar a uno u otro. 

¿Es el momento del hidrógeno verde?
Está aún en su punto más incipiente, básicamente sustituyendo el uso del hidrógeno gris. De ahí que los grandes proyectos y las ayudas están centralizados en los grandes polos industriales donde tienen ese consumo. La siguiente oleada de demanda será la más grande, la de sustituir el gas natural para la aportación de calor y el transporte. Ahí el reto será hacer adecuaciones en la demanda, como cambiar la caldera o tu vehículo. Además, el coste aún es caro. En Aragón no tenemos sustitución de hidrógeno gris y tampoco hay grandes industrias intensivas. De ahí que sea un éxito que ya tengamos algún proyecto en marcha, y una fundación referente en España. 

¿Cómo valoras el proceso de transición justa en Andorra? 
Es una transición complicada, porque sustituimos una industria muy intensiva en empleos por otras que no lo son tanto. Pero se están haciendo las cosas bien. Y más allá de Andorra, la provincia puede tener un papel muy importante con proyectos de hidrógeno como el de Catalina, uno de los más grandes del país. Suministrará a toda la zona de Levante y beneficiará a Teruel. 

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