La Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo de Calatayud (Amibil) y la Fundación Ramón Rey Ardid de Zaragoza han sido dos de las 24 entidades premiadas en la sexta convocatoria solidaria BBVA Futuro Sostenible organizada por BBVA Asset Management (BBVA AM). Una iniciativa con la que se reconocen proyectos sociales –de inclusión, dependencia, mayores, salud y empleo– así como medioambientales de toda España. Cada una de estas dos entidades, según ha informado el banco este lunes, recibirán 35.000 euros que servirán para crear un nuevo centro de neurorehabilitación en Calatayud, y ayudar a la inclusión laboral de personas con discapacidad por enfermedad mental mediante la recuperación de un oficio artesanal como la cordería.

La Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo (Amibil) de Calatayud trabaja en un proyecto que pretende mejorar la autonomía personal y el desarrollo de estas personas a través de la integración sensorial y el uso de las nuevas tecnologías. Con esta donación de 35.000 euros, podrán contratar un terapeuta ocupacional y adquirir materiales de última generación con los que equipar un nuevo centro de neurorehabilitación. Este contará con una sala multisensorial con sistema SHX y otra de vestibulación. Además, se complementará con una pantalla interactiva que les permitirá usar una metodología inmersiva que facilite la comprensión y la compensación sensorial.

Según han precisado desde el BBVA, esta iniciativa, que beneficiaría a 35 personas con diversidad funcional de carácter cognitivo, evitaría que tanto ellos como sus familiares tuvieran que desplazarse a Zaragoza capital para recibir sus tratamientos. De esta manera, el proyecto incide en mejorar la autonomía personal dentro del medio rural, ya que sus habitantes cuentan con dificultades importantes respecto a la obtención de recursos y servicios de calidad.

El proyecto de la Fundación Ramón Rey Ardid de Zaragoza busca crear itinerarios de inserción sociolaboral para personas con discapacidad asociada a una enfermedad mental afectadas por el estigma social. Para ello, trabaja en una iniciativa en colaboración con la Escuela de Violería que tiene un doble objetivo: la inclusión sociolaboral de estas personas y la revitalización del trabajo artesanal de la cordería, el cual consiste en elaborar cuerdas para instrumentos con tripas de cordero. En la actualidad, ha evolucionado hacia la creación de un Taller Ocupacional, presentándose como un ejemplo de cómo la innovación social y la recuperación del patrimonio cultural pueden ser utilizados para mejorar la vida de las personas con discapacidad mental.