Economía
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Ferreterías, un sector esencial hipotecado por la falta de relevo

La especialización y el trabajo en red, con el respaldo de la cooperativa aragonesa Coferdroza, son las fortalezas de un sector que resiste y sigue creciendo pese a la competencia de las grandes cadenas y la dificultad de encontrar profesionales que cojan el testigo.

orge Artieda, gerente de la cerrajería ‘La llave maestra’ y de la ferretería Artieda Horna, en el barrio del Arrabal, que fundaron sus padres en 1972.
orge Artieda, gerente de la cerrajería ‘La llave maestra’ y de la ferretería Artieda Horna, en el barrio del Arrabal, que fundaron sus padres en 1972.
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

Con más fortalezas que debilidades afronta el sector ferretero un futuro hipotecado por la falta de relevo, un «mal endémico» en palabras de Jaime Mendoza, director general de Coferdroza, una de las mayores cooperativas (existen nueve) de ferreterías que hay en España, nacida en Zaragoza hace 59 años que cuenta con 400 asociados en todo el país, de los que un centenar son aragoneses, y que facturó en 2023 100 millones de euros, una cifra de negocio en la que la Comunidad tiene un peso del 30%».

Pese a que por jubilación cada vez más ferreterías echen el cierre, todavía «son más las altas que las bajas (40 en Aragón en los últimos diez años)», destaca Mendoza al referirse a «un sector muy profesional y especializado» en el que «el ferretero es un prescriptor; tiene que saber de todo: de fontanería, de electricidad, del manejo de las herramientas... y ese es su valor y ventaja competitiva frente a las grandes cadenas de bricolaje o las plataformas de venta on line».

El hecho de «ser auténticos conseguidores –facilitan la compra mediante recomendaciones y consejos al cliente–, explica Mendoza, le da confianza en el futuro del sector ya que a diferencia de los dependientes en cualquier cadena de bricolaje «no despachan el producto sin más sino que lo saben vender porque conocen lo que tienen entre manos y disponen de un poder de convicción del que carecen quienes no son profesionales». 

Frente al resto del comercio de proximidad, las ventajas de las ferreterías de toda a vida son que «suelen ser propietarios de los locales con lo que se quitan el coste del alquiler, y además la estabilidad les caracteriza con muchas ferreterías centenarias», asegura el responsable de Coferdroza y presidente del Comité de Ferretería y Bricolaje de la Asociación nacional de fabricantes y distribuidores Aecoc.

Almacén en Zuera de la cooperativa aragonesa de ámbito nacional Coferdroza.
Almacén en Zuera de la cooperativa aragonesa de ámbito nacional Coferdroza.
Francisco Jiménez

«Hay muchos centros comerciales y las ferreterías hemos tenido que especializarnos», señala Rosa Horna, de Ferretería Artieda Horna, ya jubilada y que ha trabajado desde los 13 años. «El oficio se aprende en el mostrador», reconoce esta veterana ya jubilada tras regentar muchos años, junto a su marido, Antonio Artieda, esta ferretería en el Arrabal, fundada en 1973, y cuyas riendas lleva ahora su hijo, Jorge Artieda.

«Prácticamente, me he criado aquí, pero muy pocas ferreterías tienen relevo». En parte, apunta Horna, porque «es un trabajo muy sujeto: hasta hace poco se trabajaba también sábados por la tarde y requiere invertir mucho tiempo y dinero». De hecho, hace apenas un año invirtieron en actualizar el negocio y cambiar su imagen. 

Lo reformaron y hace tiempo ya que diversificaron con la cerrajería ‘La llave maestra’, que tienen en Cogullada desde hace 25 años con 15 personas trabajando. 

Jorge Artieda, perito judicial en cerrajería, explica que gracias a este valor diferencial, ofrecen más servicios al ciente y se van manteniendo. «Si te quedas estancado, caes», advierte. 

La red de apoyo que supone Coferdroza es también una garantía, pero ante todo, destaca Horna, «hay que conocer el oficio: un ferretero tiene que saber de todo el producto que vende, desde el adhesivo a cualquier herramienta». Ese es el plus de profesionalidad que aportan. En las cadenas de bricolaje, bastantes dependientes son solo cobradores pero no dan servicio».

Sonia Blasco, gerente en la Ferretería Aries de Cuarte de Huerva, un negocio familiar creado por su padre y su tío y dos socios más en 1975 en el nº 46 de Vicente Berdusán en Zaragoza.
Sonia Blasco, gerente en la Ferretería Aries de Cuarte de Huerva, un negocio familiar creado por su padre y su tío y dos socios más en 1975 en el númreo 46 de Vicente Berdusán en Zaragoza.
Guillermo Mestre

«El problema es que no hay gente que sepa de ferretería. Los tenemos que formar de cero», asegura Sonia Blasco, gerente de la Ferretería Aries en Cuarte de Huerva. «Somos 17 personas entre departamento comercial, oficinas y personal en tiendas». Explica que el origen de la ferretería está en el número 46 de Vicente Berdusán, en Plaza Roma. Allí su padre, su tío y dos socios más abrieron el negocio en 1975 al que en 1995 añadieron otra ferretería en Cuarte de Huerva. 

Ya en segunda generación, Blasco recuerda que al menos llevan 25 años asociados a Coferdroza. «Es una cooperativa que nació en Zaragoza y cada vez va a más. Te permite vender mucho producto que tú solo no podrías tener, pedirlo y que al día siguiente lo tengas en tienda al servírtelo desde el gran almacén que tienen en Zuera», destaca. 

Más que abrir nuevas tiendas físicas, están terminando de elaborar la web que les permitirá conectarse directamente al mostrador de Ferrymas (la marca conjunta de Coferdroza implantada en 41 ferreterías de Aragón y 106 de toda España). 

Hospitales, el Ejército o el Ayuntamiento de Zaragoza son parte de los clientes de la Ferretería Aries, junto a colegios, centros deportivos a los que prestan servicios de mantenimiento. «Claro que hay futuro en el sector», afirma Blasco, aunque reconoce el handicap que supone que los jóvenes se tiren sobre todo hacia estudios universitarios y cada vez haya menos fontaneros, electricistas o pintores. «Cuando buscamos gente, solo pedimos que tengan ganas de trabajar», añade.

Jaime Mendoza, director general de Coferdroza, en las instalaciones de la cooperativa en Zuera.
Jaime Mendoza, director general de Coferdroza, en las instalaciones de la cooperativa en Zuera.
Heraldo

Aunque los ferreteros sufrieron de lleno la crisis de 2008, por la tremenda caída de la construcción, la pandemia fue bastante más benigna con ellos. Al ser considerados un sector esencial, registraron incluso crecimiento. 

Durante el confinamiento hubo «mucha reforma en hogares y jardines al estar toda la gente confinada». Esa inercia de crecimiento, recuerda Mendoza, la han mantenido, y en el caso de Coferdroza han incrementado sus ventas. Y también la inversión. 

Recientemente anunciaron una de 8 millones de euros en la ampliación de sus instalaciones en el polígono de Zuera tanto en oficinas como en almacén con el fin de agrandarlo y automatizarlo. De hecho, ya han elegido a la ingeniería Torné para el proyecto de construcción y confían en poder acabar las obras en un plazo de 8 o 9 meses para inaugurarlas a final de 2025 coincidiendo con el 60 aniversario de esta cooperativa con 110 empleados.

La inversión, precisa, se hará con recursos propios, para poder así dar mejor servicio a sus asociados y disponer de mayor stock. «Las empresas tienen que prepararse de cara al futuro y hacer los cambios cuando las cosas les van bien», comenta, recordando que «las ferreterías son como ‘El Corte Inglés’ de los pueblos y hay que mantenerlas». Precisamente el espíritu de Coferdorza es dar servicios y ayudas, financiando sus compras a los ferreteros para que puedan mantener la actividad.

Carlos Sánchez, de Herco
Carlos Sánchez, gerente de Suministros Herco en Cuarte de Huerva,
Heraldo

«La agrupación de ferreterías en el medio rural es una estrategia efectiva para enfrentar los desafíos del mercado y evitar su desaparición. Sobre todo las pequeñas encuentran difícil mantenerse sin el apoyo de cooperativas o grupos de compra», asegura Carlos Sánchez, gerente de Suministros Herco en Cuarte de Huerva, convencido de que ser socio de Coferdroza permite «economías de escala, es decir, mejores precios con proveedores y fabricantes; facilita el acceso a servicios de informática, marketing, formación y logística; fortalece la marca común y puede aumentar la visibilidad y el reconocimiento en el mercado, así como una mayor diversificación de productos y servicios». 

Mantener las de los pueblos

En su caso, explica Sánchez, se integraron en Coferdroza en los años 90, habiendo triplicado desde entonces su cifra de ventas. Con 30 personas en el equipo, Herco comenzó su andadura en 1967 en el barrio de Torrero desde donde se trasladó en 1972 a Cuarte de Huerva. Y además de tienda física, en la virtual ofrecen más de 25.000 referencias y servicios como el reparto propio y la gestión postventa de los equipos suministrados. Se aprovisionan a través de Coferdroza directamente desde el almacén de Zuera o a través de los proveedores con los que tiene plantilla de compra.

«Un surtido amplio, rapidez en las entregas y muchos servicios» son algunas de las ventajas de estar en Coferdroza, comparte Servando Rubio, de Ferretería Servando en Daroca. «En estos momentos en nuestra comarca solo existe nuestra ferretería. Las siguientes más cercanas se encuentran a unos 30 kilómetros». Aunque en su caso, confiesa, han ido creciendo no se muestra demasiado optimista sobre el futuro en el medio rural.

«Hablar del medio rural es un poco ambiguo ya que, en Aragón tenemos muchas comarcas muy diferentes entre sí. Cada ferretería tiene su marca de identidad y no deberían desaparecer. Para esto están las cooperativas o grupos de compras que ayudan al ferretero a ser más competitivo y poder mantener la puerta abierta», opina Roberto Sánchez, presidente de Coferdroza y responsable de Brico-Sanara Hogar en Jaca, un negocio fundado por su padre, Cristóbal, que recibió en 2023 el premio a la trayectoria profesional por parte de la Asociación de Empresas de la Jacetania (Acomseja).

Del cierre de ferreterías en la provincia de Huesca, este empresario considera que «se debe más a la imposibilidad de darle continuidad al negocio al no contar con familiares o personas que lo asuman». 

Sánchez se muestra convencido de que «los ferreteros son y seguirán siendo necesarios al ser la fuente de la que muchos clientes ‘beben’ para poder resolver sus averías» y asegura que solo «las tiendas físicas proporcionan esa cercanía con el cliente» sin dejar la venta on line que le acerca a más variedad de público.

«Pertenecer a Coferdroza es la mejor y única manera de poder competir con el resto de los modelos de negocio. Nos permite tener un surtido y unos precios que, si no perteneciéramos a ella, serían totalmente imposibles de conseguir», opina Miguel Ángel Plumed, de Monreal del Campo (Teruel). «En nuestra zona, la comarca del Jiloca, cada vez tenemos menos población y en la provincia también desaparecen más comercios y disminuye la población, en gran medida porque la gente joven se marcha a las grandes ciudades, que es donde se encuentra el trabajo».

Plumed coincide con la mayoría de profesionales del gremio en que el problema de la falta de relevo generacional hipoteca el futuro. «No existe el relevo porque es muy complicado estar al pie del cañón todos los días y se está perdiendo la cultura del emprendimiento. Los horarios no son atractivos al tratarse de jornadas partidas y cada vez se exige más burocracia», lamenta. 

En su caso, ve el futuro en la zona difícil ya que cada vez hay menor número de clientes debido a que en los pueblo con el paso de los años vive menos gente. Aún así, dice Plumed, siguen apostando por dar servicio. «En la actualidad estamos más especializados en menaje, ferretería y pinturas. Nos hemos trasladado a otro local más moderno y con mejor accesibilidad y damos soluciones a muchos aspectos del hogar en su día a día».

El sector tiene una cita este año con la feria de Coferdroza, del 19 al 20 de septiembre en Valencia. «En Zaragoza se celebra los años impares, en 2025, en nuestro 60 aniversario» concluye Mendoza. 

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