Economía
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Ignacio García-Belenguer: "La tecnología debe estar al servicio de la cultura"

Licenciado en Derecho y administrador civil del Estado, este zaragozano lleva desde 2012 al frente del Teatro Real, entidad que rescató de una grave crisis hasta convertirlo en el mejor del mundo en 2021 gracias a la diversificación artística y de gestión.

Ignacio García-Belenguer, director del Teatro Real.
Ignacio García-Belenguer, director del Teatro Real.
Enrique Cidoncha

Asumió el cargo en una época convulsa, en la que tuvo que tomar medidas difíciles. 
La crisis de 2008 afectó a todos pero en mayor medida a la cultura. Se aprobó un plan estratégico a cinco años de cambio de la programación artística hacia una más equilibrada, y se reordenó la plantilla, que no era acorde a las necesidades del momento. Se buscó rentabilizar el Teatro con el alquiler de los espacios del edificio, que tiene 78.000 metros cuadrados. Y se hizo una contracción del gasto. Todo ello nos llevó a un equilibrio presupuestario y nos permitió salir adelante. 

De salir de un bache a ser nombrado el mejor Teatro del mundo en 2021 hay un trecho. ¿Cuál fue la estrategia?
Se cambió el modelo. Antes el 60% era financiación pública, y ahora casi ni llega al 30%. Para cubrir esa diferencia se hizo una apuesta por la sociedad civil. Con el patrocinio corporativo llegamos a cubrir casi un 20% de lo que dejaron de aportar las administraciones públicas. Y también a través de donantes individuales. 

¿Cómo conjuga la visión económica con la artística?
Buscando el equilibrio. El éxito de lo artístico pasa por un éxito de la gestión y viceversa. Es algo que se ha conseguido con el director artístico, Joan Matabosch. 

¿Salen las cuentas con la actual asistencia?
Como todos los teatros, tenemos la limitación del aforo. En la sala principal caben 1.980 personas. Si pensamos que tenemos un presupuesto anual de 72 millones de euros solo para ese aforo nos estaríamos equivocando. La ocupación media está en un 93%, pero al final tienes que hacer otras cosas que te permiten llegar a un público más amplio. Una de ellas es ‘My Opera Player’, que es la plataforma de internet donde tenemos más de 300 óperas, 10.000 usuarios fijos y conexiones al año de más de 250.000 personas. 

¿Algo así como democratizar la ópera?
En la Semana de la Ópera ponemos una gran pantalla en la plaza de Oriente y hacemos retransmisiones en más de 300 puntos en toda España. Y también está la carroza del Teatro Real, que es un tráiler de 16 metros de largo que, por ejemplo, instalamos en la misma plaza del Pilar de Zaragoza, donde llegamos a más de 6.000 asistentes. 

¿Sigue existiendo esa percepción elitista del género?
En ocasiones se dice que el precio de las entradas son caras. Lo que pasa es que la ópera tiene un coste porque el día de un espectáculo hay más de 400 personas en el escenario. Además, el Teatro Real busca siempre la excelencia en todos sus elementos y esa excelencia tiene un coste. Para contrarrestarlo, aplicamos políticas para los jóvenes, entradas de último minuto, y toda una serie de descuentos. 

¿Han logrado bajar la media de edad? 
Sí, en el año 2012 era de 62 años y ahora estamos en 53. Tengamos en cuenta que las políticas jóvenes del teatro llegan hasta 35 años. Eso te permite tener descuentos del 70% con butacas a 20 y 30 euros. 

¿Falta educación operística?
Desde el año pasado tenemos el Real Teatro de Retiro, un nuevo espacio de 8.000 metros cuadrados con una sala para casi 450 personas donde llevamos la programación infantil, lo que llamamos el Real Junior. Hacemos al año 350 funciones para el público escolar. Sirven de introducción a la ópera a través de la música. 

¿Han conquistado al público aragonés? 
Un 80% de nuestro público es madrileño, y un 60% son abonados. Luego un 10% son ciudades AVE, y ahí Zaragoza juega un gran papel, hay un público aragonés importante. A veces es un turno más de fin de semana o de estreno, pero es muy activo. 

En su política de diversificación entró el flamenco. ¿Cómo está funcionando?
Es obligado tener flamenco, que es el gran arte español por excelencia. Tenemos ocho funciones al mes, el año pasado llegamos a vender 128.000 entradas, con unos ingresos casi de 8,5 millones de euros. Y también en otros escenarios internacionales. Hemos desarrollado el ‘Authentic Flamenco’, un proyecto con el que estuvimos en 54 ciudades de todo el mundo en 2023, en 60 este año.

¿Cómo se integra la tecnología en una institución de este tipo?
Usar las tecnologías al servicio de la cultura es esencial y prioritario. Fuimos la primera ópera en el mundo en hacer una retransmisión entera en Facebook. También los primeros en hacer una ópera en el metaverso, o en grabar en 4G y en 5G, retransmitido en los cines. A eso le añadimos la plataforma ‘My Opera Player’ para llegar a un público más amplio por internet. Hicimos todo ese proceso de modernización justo dos años antes de la pandemia, lo que nos permitió ser muy competitivos en ese momento de confinamiento. 

¿Y la sostenibilidad? 
De los 16.469 edificios declarados Bien de Interés Cultural, somos el primero con el certificado de ahorro energético. Estamos cambiando toda la cubierta, 8.000 metros cuadrados, para convertirla en fotovoltaica. Y se ha hecho una inversión con fondos europeos para llegar, en cinco años, al 100% de autoconsumo energético. 

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