Economía
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Lamín: una vuelta de tuerca al caramelo más famoso de Zaragoza

Con casi cien años de historia, el adoquín se ha convertido en uno de nuestros dulces más emblemáticos. Ahora, dos zaragozanos se han lanzado a la aventura de actualizar este producto.

Marta Gómez Izquierdo y Enrique Usón de Mingo
Marta Gómez Izquierdo y Enrique Usón de Mingo
Camino Ivars

Emprender en tiempos de pandemia se está convirtiendo en una realidad a la orden del día. Cuando parece que la ansiada ‘nueva normalidad’ vuelve a instalarse en nuestras vidas, son muchos quienes deciden lanzarse a la aventura de crear sus propias marcas como los zaragozanos Marta Gómez Izquierdo y Enrique Usón de Mingo quienes, a sus 33 y 28 años, han decidido lanzar al mercado una reinterpretación del típico adoquín de toda la vida.

Los orígenes de este producto tan nuestro se remontan al año 1928, en concreto en Calatayud donde, de la mano del confitero Manuel Caro, nacerían estos bloques de azúcar en cuatro sabores: naranja, fresa, limón y anís. Así, estos elementos arquitectónicos tan típicos del Casco Histórico de la ciudad pasaban de formar parte de las calzadas a convertirse en uno de los dulces iconos de Aragón. Otra curiosidad, en el dorso del papel que envuelve estos caramelos encontramos coplas. Hoy se considera uno de los ‘souvenirs’ imprescindibles de la ciudad que hace las delicias de autóctonos, pero, sobre todo, de turistas y visitantes.

Algunas laminerías de Lamín
Algunas laminerías de Lamín
Camino Ivars

Sin embargo, con el paso del tiempo, entre los zaragozanos este dulce ya no contaba con tanta aceptación como antaño. O, al menos, así lo sentían estos jóvenes que querían hacer su particular homenaje actualizado de este producto tan nuestro: Así, hace apenas unos meses pusieron en marcha Lamín bajo el lema “Es de Aragón”. Y lo hicieron con una imagen totalmente actualizada, y, como reza su envoltorio, con un producto “0% azúcar, 100% maño”. Salieron al mercado con cuatro sabores: limón, fresa, naranja y anís.

“Tuvimos muchas ideas antes de lanzar el proyecto, pero al final éste fue el que más nos gustó por el hecho de poder dar una vuelta y aportar un punto de vista diferente a algo que era muy conocido. Es renovar la tradición y además con un producto muy asequible y para todos los públicos”, advierte Marta, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas. Y es que, como explica, las expresiones aragonesas continúan captando adeptos. “La idea era combinar sentimientos, tradiciones y expresiones”, explica.

Además, destaca un dato fundamental en el que sustentan su proyecto y es que los lamines no están dirigidos al público de fuera, sino, más bien todo lo contrario. Su objetivo principal son los maños: “Nuestros lamines están pensados para nosotros, para que nos representen y tener algo que nos haga sentirnos identificados”.

Un proyecto que nace de la experiencia vital de Enrique, graduado en Marketing e Investigación de mercados, y 50% de Lamines, que vivió durante una temporada en Londres. “Allí me di cuenta de que muchos zaragozanos usaban la medida de la virgen del Pilar y la llevaban a diario. Queríamos encontrar algo que lograra transmitir ese sentimiento aragonés que nos une a tantas personas”, señala.

Además, en su caso, las jotas del envoltorio han dado paso a frases míticas de nuestra historia reciente, como “Todo arde si le aplicas la chispa adecuada”, de uno de los temas de Héroes del Silencio o el sonado “A la mierda” que un ofuscado José Antonio Labordeta espetó durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados en el año 2003. También encontramos expresiones aragonesas como “Laminero”, “Ir de propio”, “Escoscao” o “Ahí va de ahí”, entre otras muchas curiosidades.

De hecho, querían utilizar esta pasión por “lo nuestro” en el mismo nombre del proyecto. “Viene de la palabra aragonesa "laminero/a" que todos conocemos y hace referencia a una persona a la que le gusta comer dulces. La marca se llama Lamín y nuestros productos son lamines”, afirman. Y es que a pesar de los duros momentos que hemos atravesado desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, estos zaragozanos aseguran que la acogida de sus Lamines no podría haber sido más positiva.

Sobre el futuro… ¿quién sabe?

Marta y Enrique se conocieron hace cinco años en el departamento de marketing de una empresa y enseguida sintieron que tenían que hacer algo. Hace un año, en plena pandemia, comenzaron a pergeñar esta idea que hoy se ha convertido en realidad, casi sin darse cuenta -reconocen algo abrumados-. Una idea que nació en las redes sociales. “Es un escenario que nos permite lucir nuestra creatividad y generar conversaciones directas con la ciudadanía. Desde el minuto uno hemos sentido el cariño y el buen humor de los mañicos y estamos muy agradecidos”, aseveran.

“De momento estamos recién despegados y tan solo distribuimos estos pequeños caramelos, pero como buenos aragoneses, somos muy cabezudos. Queremos seguir ampliando nuestra propuesta en todo Aragón, siempre con el dulce, la tradición y el buen humor por delante”, afirman.

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