Economía
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ERTE

Prestaciones que no corresponden, pagos que no llegan... y los trabajadores del SEPE amenazan con huelga

Los errores en los cruces de datos, la falta de personal y la indefinición de algunos aspectos complican una correcta gestión de los expedientes.

Comparecencia de Yolanda Díaz
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
Chema Moya

No muchos trabajadores cuya empresa se haya acogido a un ERTE en el presente estado de alarma pueden presumir de haber ingresado en la fecha esperada la cantidad que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) les debía abonar. La gestión de los cientos de miles de expedientes está siendo lenta, caótica y repleta de fallos, algunos motivados por detalles que, a priori, no deberían haber supuesto problema alguno.

“El cruce de datos entre administraciones no está funcionando. Por ejemplo, el número de hijos está siendo un error común. En realidad, bastaría con que el SEPE acudiese a Hacienda, que tiene actualizado el dato, pues aparece en la última declaración de la Renta”, indica el asesor laboral zaragozano Javier Lázaro, quien desgrana otros errores comunes que mantienen a muchos trabajadores pendientes de los movimientos en sus cuentas de ahorro: “El hecho de que una empresa tenga la dirección antigua de un empleado no le impide pagarle la nómina, pero parece que para la Administración sí es un impedimento. Lo mismo con un número de cuenta viejo o un error en la fecha de nacimiento”.

“La falta de personal y lo contradictorio de las órdenes” está llevando, además, a que personas que no debían percibir la prestación o a las que solo les correspondía unos días del mes “estén ingresando un dinero que después, por si fuera poco, no saben cómo pueden devolver, pues no se ha dispuesto procedimiento ni cauce alguno”, recuerda el experto.

La falta de medios y las jornadas maratonianas han empujado a cerca de un millar de funcionarios del SEPE a movilizarse e, incluso, a amenazar con una huelga si no se les reconoce su situación laboral especial y se les equiparan sus condiciones con las de los empleados del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Organizados bajo el nombre ‘Movimiento SEPE’, los trabajadores, que afirman haber trabajado alguna semana hasta siete días, critican “los cambios constantes” en la normativa establecida por el Gobierno, así como “la indefinición en demasiados aspectos” del Real Decreto 18/2020 de medidas sociales en defensa del empleo.

Estos trabajadores han enviado de forma masiva un correo electrónico a la dirección general de Trabajo en el que avisan de que “la necesidad de aprobar el mayor número de expedientes en el menor tiempo posible ha dejado atrás todo un catálogo de errores en los términos del reconocimiento, especialmente en las cuentas bancarias, en el cálculo de las bases reguladoras o en el de las medias ponderadas, generando tanto prestaciones cuyo importe es inferior al que realmente corresponde, como prestaciones con un importe superior al que hubiera sido aprobado si estos derechos hubieran podido tramitarse con la pulcritud, profesionalidad y rigurosidad que todos los profesionales del SEPE hemos aplicado siempre en el reconocimiento de los derechos, virtudes todas incompatibles con el reconocimiento masivo, precipitado y descoordinado que hemos debido afrontar”.

"Precariedad" y "presión" por parte del Gobierno

En el texto critican estar desenvolviéndose "en unas condiciones absolutamente precarias, un incremento en el número y gestión de prestaciones por desempleo, derivadas fundamentalmente de la aprobación de expedientes de regulación de empleo por fuerza mayor y, en menor medida, por causas económicas, organizativas, técnicas y de producción, cuya dimensión era desde el primer momento difícilmente asumible en función de los medios técnicos y humanos de los que disponemos". Además, avisan de que detrás de la aprobación masiva de prestaciones "existe un importantísimo porcentaje de expedientes mal reconocidos”.

En su misiva, en la que amenazan por dos veces con ir a huelga, relatan que se está viendo afectada su “capacidad física, y también considerablemente la resistencia emocional”. “Se resienten las relaciones familiares en nuestros domicilios porque en muchas ocasiones no se comprende esta dedicación, incluso la confunden con obsesión. La presión, interna y externa, empieza a pasar esa factura y son ya demasiado frecuentes ataques de ansiedad en nuestros compañeros y compañeras fruto de la presión a la que estamos sometidos o que nos auto imponemos", concluyen.

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