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Zaragoza concentrará hasta un 60% de la producción de las plantas de Opel en 2020

PSA prevé que la fábrica de Figueruelas pueda ensamblar más de 520.000 vehículos este año.

Un operario de la planta de Figueruelas trabaja en un Citroën C3 Aircross.
Un operario de la planta de Figueruelas trabaja en un Citroën C3 Aircross.
Francisco Jiménez

La planta de Opel España en Figueruelas, integrada en el grupo PSA desde agosto de 2017, ha sido considerada siempre como «la joya de la corona» de la firma alemana. Lo fue cuando formaba parte de General Motors y lo sigue siendo hoy, a tenor de las previsones de los vehículos que saldrán de los centros productivos de la marca del rayo en 2020. La factoría de Zaragoza concentrará este año cerca de un 60% del total de los coches que se ensamblen en las diferentes fábricas de Opel, ya que se estima que el número de unidades producidas aquí se sitúe entre los 520.000 y los 530.000 vehículos, cifras que supondrían romper de sobra el récord registrado en 2007 (485.857 coches), según confirman a este diario diversas fuentes sindicales.

El positivo lanzamiento de la sexta generación del Corsa iniciado en septiembre pasado –al que se sumará la producción en serie de su versión eléctrica desde febrero próximo– y la buena acogida en el mercado de los otros dos modelos de Figueruelas, el Crossland X y el Citroën C3 Aircross, explican las generosas expectativas que PSA tiene para la planta zaragozana este año, realidad que contrasta con la situación de las otras factorías de la marca, las alemanas de Rüsselsheim y Eisenach, las británicas de Ellesmere Port y Luton y la polaca de Gliwice, algunas de ellas con la utilización de su capacidad productiva inferior al 50%. Esta semana, de hecho, Opel anunció que recortará en 2.100 los empleos de sus tres fábricas germanas (las dos de coches y la de motores de Kaiserslautern) hasta 2025, mientras medios especializados apuntan la posibilidad de reducir 2.000 puestos más hasta 2029, lo que elevaría a 4.100 la reducción total de empleo en nueve años.

Crecimiento sostenido

Tras ensamblar en 2018 un total de 447.514 vehículos, el 49,6% de los fabricados por las factorías de Opel ese año, la planta de Zaragoza consiguió elevar ese porcentaje en 2019 hasta cerca del 55% con 471.142 unidades fabricadas, el segundo mejor dato de su historia. Las previsiones para 2020, por tanto, constatan una evolución al alza en el peso de la factoría aragonesa en Opel, si bien esta consideración pierde trascendencia tras la integración de la firma alemana en PSA. La de Figueruelas, de hecho, es la única de las factorías de la antigua Opel que produce otra marca además de la alemana (Citroën), y en el grupo francés se apuesta más por las fábricas multimarca. La de Vigo, con la que se compara mucho a la aragonesa, es un buen ejemplo de ello al producir vehículos de Peugeot, Citroën, Opel e incluso Toyota.

Figueruelas, como Vigo, han comenzado con buenas sensaciones el ejercicio 2020, en ambos casos con previsiones de superar las 500.000 unidades producidas. En la compañía, sin embargo, prefieren ser cautos al hablar públicamente de sus estimaciones. «Con el éxito de los lanzamientos, tanto del Corsa en Figueruelas como del Peugeot 2008 en Vigo, no es imposible que superemos esa cifra», se limitó a declarar a un grupo de periodistas en diciembre pasado Juan Antonio Muñoz Codina, director general de la planta de Zaragoza y responsable del denominado Clúster Ibérico de PSA (que incluye también las factorías de Vigo, Madrid y Mangualde, en Portugal).

En un mensaje enviado a los trabajadores de Opel España en diciembre, Muñoz Codina decía que «gracias a los modelos asignados y a su demanda» el año que acaba ha sido bueno, «con carga de trabajo, hecho muy importante para asegurar el empleo», pero precisaba que «sobre todo, en 2019 nos hemos preparado para afrontar un 2020 con buenas perspectivas y también lleno de desafíos muy exigentes».

El cumplimiento de las previsiones dependerá en todo caso del mercado, apuntan desde la empresa, mientras los sindicatos constatan con hechos el incremento de la carga de trabajo. Los minoritarios (CGT, OSTA y Stopel) lo hacen con críticas por el ritmo marcado, mientras los mayoritarios (UGTy CC. OO., a los que se suma CCP, la antigua Acumagme) recuerdan que las últimas adjudicaciones se materializaron tras el convenio –con sus consiguientes sacrificios– firmado con la empresa en febrero de 2018.

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