Deportes

¡Todo a punto!

GRAN PREMIO DE ARAGÓN

Pilotos, mecánicos y escuderías dan forma al gran circo de las dos ruedas. Alcañiz descuenta las horas para vivir la emoción del Gran Premio.

¡Todo a punto!
JOSÉ MIGUEL MARCO

Señoras y señores, niños y niñas? ¡Con ustedes..., el espectáculo más esperado! El circo de las dos ruedas ya está aquí. El evento más ansiado desde que el pasado 18 de marzo se confirmara que Motorland en Alcañiz se convertía en sede de una prueba del Mundial de velocidad, ya es una realidad. Todo está a punto para que las máquinas empiecen a rugir. "Welcome to Motorland", anuncia el cartel en la entrada principal de la Ciudad del Motor. El saludo internacional que recibe a una población de más de 4.000 personas que ya se encuentra perfectamente instalada. Si el lunes eran los equipos de Moto GP los que estrenaban el moderno 'paddock' de más de 50.000 metros cuadrados, ayer completaron de dibujar el cuadro las escuderías de Moto 2 y 125cc. Los 24 boxes, de tamaño de un piso de lujo, ya están vestidos. Todo está listo para que empiece la función.


La serenidad de la N-232 que conecta Zaragoza con Alcañiz, como la de todas las vías de comunicación que llegan al flamante circuito de velocidad, se verá alterada a partir del viernes, cuando los entrenamientos libres abran el programa oficial de la competición. "Ya se nota movimiento de coches, camiones y motos", informa Víctor, responsable del restaurante El Regallo. La tranquilidad de su establecimiento, y de una ciudad hermanada con el mundo del motor, se verá alterada durante unos días en los que no habrá descanso. "Sin límite. Abrimos a las siete y media de la mañana. Cerrar?", deja en suspense. Un poco más adelante, a unos diez kilómetros, se presenta el embalse de La Estanca, y a su izquierda Motorland se levanta majestuoso.


"Es muy emocionante", revela Javier Ullate. El mecánico zaragozano visita su tierra en un evento de primer nivel. Más de 20 años como profesional mimando las máquinas de su paisano Luis Carlos Maurel, de Álex Crivillé y, ahora, de Jorge Lorenzo, el líder de Moto GP. En el 'box' del Fiat Yamaha Team sube la temperatura. Fuera, el calor agobia. Parece que no va a haber tregua. Aviso para el público. "Hasta que no lo ves no te lo crees. Es uno de los mejores circuitos del Mundial, y estar aquí es todo un orgullo", comenta con una sonrisa de satisfacción. Un equipo de seis personas trabaja directamente con cada piloto, Lorenzo y Rossi. Las motos vienen tal cual finalizaron el Gran Premio de San Marino en Misano. Ahora, los especialistas se afanan en su puesta a punto: reglajes, mantenimiento, cambio de motor? "Dentro del engranaje de un equipo, nosotros somos una parte muy especial. No puede quedar una tuerca suelta -dice Ullate entre risas-. Pero el protagonista es el piloto. Somos sus hombres de confianza, pero también sus amigos. Son jóvenes y humanos, y nosotros estamos ahí: lo celebramos cuando se logra un éxito, y tratamos de mitigar los momentos duros".


El aparcamiento es como una caja de lápices de colores. Todos los camiones de los equipos están alineados formando un juego cromático que invita a ser fotografiado desde la terraza del edifico principal: azul intenso para Yamaha; rojo pasión de Ducati; verde de Pramac Racing; amarillo chillón para Aspar Team; Honda de naranja subido; azul pálido de Suzuki… Son los vehículos de servicio que cuentan con espacios de oficinas, suministros y recambios... “Es nuestra segunda casa”, describe Ramón Forcada, un pozo de sabiduría con más de 20 años en el circo mundialista. El jefe de mecánicos de Lorenzo es un apasionado de su trabajo y de las dos ruedas. Con una enduro ha recorrido los caminos del Bajo Aragón, que retumba con los bombos y el gas a fondo. Su penúltima visita a Alcañiz fue en diciembre. La última, no tuvo carácter de ocio: hace un mes rodó su confidente, Jorge Lorenzo, llamado a levantar el título en Moto GP. ¿Presión? “No mucha. Trabajamos carrera a carrera, y luego es el piloto el que tiene que decidir hasta dónde tomar riesgos. Al final, el cariño que les damos nosotros es que la moto vaya bien, y la forma de conseguir esto es que se encuentre cómodo”, relata Forcada.


No hay tiempo para el relax. Trabajo de sol a sol. Ni dos minutos para comer sentado. Los ‘hospitalitys’ despiden olor a macarrones. Hidratos de carbono. No faltan los cereales, para combinarlos con el yogur, y la fruta. A la rica vitamina. El pan viene de Alcañiz. Ducati tiene encargadas más de 150 barras diarias para satisfacer el estómago de sus trabajadores, que apuestan por los bocadillos. El lujo de la silla y la mesa es para los invitados de los organizadores, patrocinadores y vips que viven de una forma más relajada, y con todo tipo de atenciones, un Gran Premio. En la tercera línea del aparcamiento, las autocaravanas. Son como pequeños apartamentos donde no falta detalle. Repsol Honda dispone de unos cómodos espacios para que reposen Pedrosa y Dovicioso. Otros han buscado el calor del hotel y el confort de las casas rurales para olvidarse de la locura. Alcañiz y su entorno está tomado desde hace meses por las escuderías.


El ‘pit lane’, el carril que conecta los boxes con la pista, está vacío. “La acción empieza este jueves”, anuncian Alberto Prades y María Ros. Llevan el peto de color negro: ‘Control’. Los hay de diferentes tonos acorde a la función asignadas: Limpieza, seguridad, servicio... Una prueba del Mundial necesita de muchas manos. Los alcañizanos no dudaron en aportar su vitalidad. De siete a siete. Ambos están al frente de la puerta D de acceso al ‘pit lane’. “No puede entrar nadie que no esté acreditado”, responde Alberto. Órdenes de organización.


Ni rastro de pilotos. Las estrellas aguardan su momento. Hoy recibirán el primer baño de multitudes (de los aficionados y los políticos).

 

Etiquetas