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Temporal perpetuo lejos del Alcoraz

La SD Huesca ha mostrado las flaquezas habituales a domicilio y caído en todas las trampas de un Fuenlabrada que ha sacado el máximo partido de sus puntos fuertes.

Josué Sá intenta anticiparse a Cristóbal en un balón aéreo.
Josué Sá intenta anticiparse a Cristóbal en un balón aéreo.
Enrique Cidoncha

La Sociedad Deportiva Huesca ha cometido en Fuenlabrada el pecado de ser previsible. Recibió un gol a balón parado, la suerte que más le golpea esta temporada, del equipo que más provecho obtiene (3-2). Ha echado de menos a su mejor defensor, Jorge Pulido. Ha ofrecido, en suma, el acostumbrado descenso de nivel lejos de El Alcoraz.

Algún día se hallará una explicación clara de por qué la intratable confianza en sí mismos de los azulgranas en casa se convierte en dudas y desatinos a domicilio una y otra vez. Por qué esas bajadas de intensidad, los errores no forzados, la concentración dormida. Ponía en juego una plaza de ascenso directo que ha perdido a las primeras de cambio porque los madrileños vulgarizaron a un equipo que se extravía en los viajes.

Los de Míchel Sánchez han caído en todas las trampas que les tendieron. Igual que en Lugo. El balance es tan desigual como local y como invitado que la derrota en el estadio Fernando Torres no ha corregido los errores pasados ni enseñado carencias nuevas. Si acaso, la fallida e inédita pareja de centrales que compusieron Josué Sá y Toni Datkovic. Error en el 1-0 y autogol del portugués, que ha jugado como si no hubiese abandonado todavía la desdichada tarde del Anxo Carro.

El Huesca ha recibido goles con el planteamiento inicial de Míchel, que supuso una vuelta a los orígenes. Lo hizo cuando recuperó el esquema de los últimos partidos y le ha vuelto a suceder en los minutos del todo o nada. Los fuenlabreños, herederos de la segunda plaza, cortocircuitaron el talento azulgrana y, sin esa marca diferencial, el nivel del equipo le emparenta con el de tantos otros que aspiran al salto de categoría. En El Alcoraz es diferencial, imperial; a domicilio padece un temporal perpetuo. El primer tanto, a los once minutos, ha anticipado esa versión de marca blanca.

La del Fernando Torres ha supuesto la sexta derrota, quinta como forasteros. La inercia de estas 16 jornadas parece indicar que la trayectoria local no basta para amarrar un puesto de ascenso directo. Sí de ‘play off’, donde los de Míchel viven instalados con cierta comodidad desde hace semanas. Ya no son siquiera los menos goleados del campeonato. La irrupción, por fin, del Cristo goleador y la capacidad de reacción tras el 2-0 y el 3-1 han representado lo único positivo junto al primer acierto tras un saque de esquina. Y que el sábado se vuelve a casa.

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