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Aprender de la derrota

El Almería explotó las carencias que todavía exhibe el equipo azulgrana y los tres fichajes que reclama Míchel se antojan claves para seguir mejorando.

Almería - SD Huesca
Almería - SD Huesca
Antonio Juárez / Agencia LOF

No es una frase extraída de un manual de autoayuda, sino la opinión de nueve de cada diez entrenadores: de la victoria se disfruta y de la derrota se aprende. Señala los errores propios y ayuda a corregirlos. El partido de Almería situó una lupa de varios aumentos sobre las cuestiones que todavía ha de trabajar el técnico Míchel Sánchez. La conclusión es común en cualquiera que viese el duelo a orillas del Mediterráneo. Se pagó una mala primera parte y faltó gol en la segunda para remontar. Eficacia como en Las Palmas y la presencia escénica del día del Deportivo.

El equipo andaluz fue más que el azulgrana. Las conjunción de una mejoría técnica en el Huesca y un bajón físico en los locales, a quienes se hicieron larguísimos los 94 minutos, no resultó suficiente. Pedro Emanuel logró explotar los problemas de Míchel. Con inteligencia. Sobre todo, porque lleva menos de un mes en el banquillo y recibe nuevos futbolistas casi cada día. Lejos de dejarse tentar por los rimbombantes fichajes desde el comienzo, está apostando en la medida de lo posible por el bloque del curso pasado. Aun así, fue un Almería difícil de descifrar. El gol a los cuatro minutos tampoco ayudó a que los oscenses se encontrasen cómodos entre una presión asfixiante y unas líneas muy separadas.

Se planteó un duelo de aspirantes a todo, un nuevo rico frente a un descendido de Primera División que había encandilado en sus primeros pasos. Casi con el mismo once que el domingo pasado, el Huesca fue otro. Se extravió. Si Míchel había anunciado en la previa que el estudio del rival se había basado, a la fuerza, en sus aspectos individuales ante la imposibilidad de emitir un juicio completo como bloque por su carácter cambiante, el conjunto andaluz dio una lección de cómo aprehender y aprovechar los debes del oponente.

Con una presión muy elevada a los centrales y ahogando en la medida de lo posible a Pedro Mosquera se redujeron las vías de salida y el Huesca de la primera mitad se sintió extraviado con y sin balón. También, incapaz de descifrar el balón parado de los rojiblancos y de guardarse las espaldas con seguridad. Desabrigado en las transiciones. Se aferró a Álvaro Fernández, que había tenido poco trabajo en las dos primeras jornadas y este sábado explicó por qué le convoca la selección sub 21: porque es un porterazo. Estrenó su internacionalidad sosteniendo a sus compañeros sobre el precipicio.

Tras el descanso, Míchel corrigió lo corregible. Acercó a los volantes y los involucró más en el juego. Eugeni y Raba dejaron de ser irrelevantes y los zagueros, invisibles. Se atacó más por fuera y con más criterio por dentro. Pero siguió echándose de menos esa figura de un ‘nueve’ que metiese el pie, la cabeza y la pelota más allá de la línea de gol. Cristo no conquistó la plaza. Ivi llevó consigo un soplo de aire fresco. Convencimiento y potencia como no tuvo ayer casi ninguno de sus compañeros. A Sergio Gómez se le notó más encorsetado pegado a la banda derecha, como si en su repertorio no encontrase maneras de producir.

Las próximas horas llevarán consigo la llegada de un central, un mediocentro defensivo y otro ariete. Almería deja el regusto de que los tres resultan imprescindibles para que el proyecto no cojee ante la más alta exigencia. La prudencia tras los dos primeros triunfos es la misma que en la derrota. El Huesca suma seis puntos de nueve y tiene margen de sobra para seguir creciendo.

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