Fútbol

Pablo Alfaro padre, recuerdos del socio 1 infantil del Fondo Sur

El padre del mítico defensa zaragocista, el aragonés con más partidos en la élite, ya iba a Torrero, fue el primer socio infantil de La Romareda en 1957 y sigue siendo abonado del Gol Sur

Pablo Alfaro padre, rodeado de motivos del Real Zaragoza encarnados en su hijo.
Pablo Alfaro padre, rodeado de motivos del Real Zaragoza encarnados en su hijo, el gran defensa Pablo Alfaro.
Jose Miguel Marco

“Con el Fondo Sur se va un trozo de mi vida. Y un trozo importante. Yo ya era socio infantil del Real Zaragoza en Torrero. Después, fui el socio número 1 infantil en La Romareda cuando se inauguró en 1957. Todo mi familia, cuatro generaciones ya, somos socios del Real Zaragoza. Por supuesto, también mi hijo Pablo, que jugó en el Real Zaragoza tras haber jugado en todas las categorías del club. Después, lo fichó Cruyff para el Barcelona, y Antic para el Atlético de Madrid; pero Pablo Alfaro, igual que yo, que también me llamo Pablo Alfaro, ya ve usted que somos del Zaragoza”, resumió sintéticamente Pablo Alfaro padre, cargado con una colección de fotos de su hijo y de su familia.

Poseedor de unos de los álbumes más ricos del zaragocismo, en el cuaderno llama la atención ese bebé recién nacido y ya con unas botas de fútbol en la cuna. O ese otro daguerrotipo de Pablo Alfaro con menos de dos años y dándole patadas a un balón. Ya se apreciaba que era zurdo el que luego sería y sigue siendo el futbolista aragonés con más partidos en la élite del fútbol español (593 partidos). Las casualidades, y menos en este terreno, no existen. “Como le decía, yo era socio en Torrero. Iba con mis padres, Guillermo Alfaro y Paulina Pellicer. Desde 1957, también iba a La Romareda con ellos al Fondo Sur. Yo entonces jugaba al fútbol en el Amistad. Ya tenía novia, Palmira. No progresé demasiado en el fútbol pues me dediqué a mis estudios de ingeniería. Me casé con Palmira y tuvimos tres hijos: Pablo, Javier y Anabel”, continuó con su narración.

Tras haber gozado con los Magníficos y antes de la irrupción de los Zaraguayos, en 1969 nació Pablo Alfaro Armengot. “Lo hicimos socio nada más que se pudo. Yo lo llevaba a La Romareda en brazos. Le gustaba muchísimo el fútbol. Comenzó jugando al fútbol sala en el colegio, en La Salle Montemolín, y siendo alevín ya lo fichó el Real Zaragoza”, explicó. En la Ciudad Deportiva, Pablo Alfaro marcó toda una generación. Si el gran Virgilio Hernández, un defensa con unas condiciones excepcionales, era talento puro, Pablo Alfaro significaba el esfuerzo, la superación personal, el modelo a seguir en la progresión en un centro de formación. “Todos los entrenadores contaron con él. Desde el primero que le entrenó, Miguel Sanjuán, hasta Antonio Prat, Carlos Rojo, Sigi, Casaus, Villanova, todos. Y a todos les estoy muy agradecido”, subrayó.

La final juvenil con el Atlético de Madrid juvenil de Aguilera y Quique Estebaranz marcó un antes y un después. Con Virgilio ya en el primer equipo, el otro zurdo de bandera del Zaragoza, Pablo Alfaro, hizo raya atrás. Había experimentado un cambio físico brutal Pablo Alfaro, que de chaval jugaba de extremo izquierda y ese día demostró que era, de largo, el mejor central juvenil de España. “Aunque la gente no lo crea, Pablo jugaba de extremo. Un día se lesionó el lateral izquierdo (Cristian Dieste) y Carlos Rojo dijo que, como era rápido, también podía jugar de lateral (solo Carlos Salvador ‘Salva’ era más rápido que él…). Siguió creciendo y pasó a jugar de central. También era muy buen estudiante. Le daba tiempo para todo, para estudiar, para jugar. Siempre fue un hijo maravilloso”, prosigue Pablo Alfaro padre, emocionado.

Su salto al primer equipo estaba cantado: “Recuerdo que iba a hacer la Selectividad porque quería ser (y es) médico, y entrenaba por la mañana con el Aragón con Carlos Casaus, y por la tarde con Sigi con los juveniles. Se lo dije a Eduardo Gil, vicepresidente de Zalba, y me contestó que mi hijo era un cheque al portador. Siempre creyeron en él todos los entrenadores. Manolo Villanova apostó por él en el Aragón. Después, se fue Lumbreras a la Real Sociedad y Radomir Antic lo subió al primer equipo”.

Ya nadie haría descender de la élite al bravo defensa aragonés. Pocos, muy pocos, han defendido con tanto ardor la camiseta del león rampante. “Antic, Maneiro, Víctor Fernández, todos contaron con mi hijo. La verdad es que Pablo se dejaba la vida, pero en la vida hay que ser agradecido y yo quiero serlo ahora también”, reiteró. Defensa infranqueable junto a Xavi Aguado, su salto a uno de los dos grandes no se demoraría en el tiempo. “Pablo jugaba todos los días y pronto se hizo con un nombre. En estas, nos llamó el presidente José Ángel Zalba, con quien nos unía una gran relación, y nos dijo que el Barça estaba interesado en ficharlo. Zalba nos invitó a valorarlo: los 200 millones del traspaso eran fundamentales, pues el club tenía que transformarse en Sociedad Anónima Deportiva. Yo también fui a Barcelona. No negociamos con José Luis Núñez, sino con Joan Gaspart. Fue en el Hotel Princesa Sofía. Estuvimos hasta pasada la una de la mañana. Cuando me dijo que le iba a pagar el mismo sueldo que el Zaragoza, le dije que mi hijo se quedaba en Zaragoza, que allí vivía muy bien y que en mi casa nunca falto nada. También le dije que nos iríamos al Real Madrid. Zalba era un gran negociador y al final se hizo la operación”, concretó.

Pablo se vistió de azulgrana, pero los Alfaro continuaron yendo todos los partidos al Fondo Sur. “Solo dejó de ir al fútbol mi mujer, Palmira, que solo iba a ver a nuestro hijo. Todos seguimos siendo socios, también Pablo. Él jugaba en el Barça, en el Atlético de Madrid, en el Racing, en el Sevilla. Yo le seguía a todas partes, pero también seguía yendo a todas las finales del Real Zaragoza, fueran donde fueran. Estoy muy orgulloso de mi hijo, y muy orgulloso de ser del Real Zaragoza, donde el pasado domingo fui al Fondo Sur con los tres nietos que me ha dado mi hija (Marcos, Miguel y Diego) y el de mi hijo Javier (Sergio)”, verbalizó.

El resto de la historia es conocida por todo el fútbol español. Pablo Alfaro Armengot, el defensa aragonés que pasó a limpio a los mejores delanteros del mundo, el que no se ha arrugado jamás ni ante Ronaldo, ni Rivaldo, ni Raúl, ni Suker, ni Mijatovic, ni Kluivert, ni nadie… El hijo del socio número 1 infantil del Fondo Sur de La Romareda en 1957, Pablo Alfaro Pellicer.

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