REAL ZARAGOZA

Los tiempos de Cordero: una segunda semana de pretemporada de anómala quietud

Si en la primera, la pasada, el Real Zaragoza fichó a Lecoeuche, Bakis y Moya, y dio salida a Quinteros, el proceso de negociaciones y el estado societario ha ralentizado la renovación de la plantilla en los últimos siete días.

Raúl Sanllehi (izda.), Toni Moya (centro) y Juan Carlos Cordero (dcha.), en la presentación del futbolista zaragocista, el pasado viernes día 7, hace una semana.
Raúl Sanllehi (izda.), Toni Moya (centro) y Juan Carlos Cordero (dcha.), en la presentación del futbolista zaragocista, el pasado viernes día 7, hace una semana.
Rubén Losada

La segunda semana de la pretemporada del Real Zaragoza, a la que le quedan solo sus últimas 48 horas, va a concluir con unas sensaciones y unas vivencias radicalmente opuestas a las que dejó la primera. Se ha pasado de un continuo movimiento de idas y venidas de jugadores, de consumaciones de operaciones relevantes en el seno del vestuario, a una quietud casi absoluta, calma chicha en términos marineros. 

Si en algún momento se quiere buscar un paradigma que explique lo que son 'los tiempos' en el mundo del fútbol profesional dentro de un mercado de fichajes, lo que sucede con el equipo zaragocista en este verano de 2023 es un ejemplo palmario. Estos son los tiempos en los que se está moviendo (a voluntad, en unos casos, por fuerza, en otros) Juan Carlos Cordero, el director deportivo de la SAD aragonesa. En las fechas que unieron el 3 y el 7 de julio, todo fue prolífico en el cierre de operaciones. Pero desde el pasado fin de semana (normalmente, días de tregua en el trajín veraniego de los clubes) hasta ahora mismo, ya en las puertas del siguiente, nada ha podido mover Cordero, ni en un sentido ni en otro.

Las sensaciones vertiginosas de la primera semana del regreso del equipo al trabajo tras las vacaciones se han detenido en seco. Aquel sinfín de informaciones, con el traspaso de Quinteros al Bolívar de La Paz (Bolivia), el fichaje de Lecoeuche llegado del Valenciennes francés, la renovación del filial Naranjo para irse cedido al Sabadell, la contratación oficial de Sinan Bakis procedente del Andorra, el fichaje de Toni Moya del Alavés... han dado paso a la nada. A ese limbo donde solo caben rumores, aproximaciones, intentos de acercamiento a determinadas piezas del mercado, atasco en la suelta de lastre del vestuario propio y demás síntomas y patologías que los clubes, sus direcciones deportivas, sufren cada verano cuando los equipos están en plena fase de metamorfosis. 

El Real Zaragoza, Cordero, está muy pendiente de las salidas de Sabin Merino, Igbekeme, Molina y Eugeni, cuatro futbolistas de salarios altos que no entran en los planes del presente y del futuro y a los que, como se presumía en mayo-junio, está costando rescindir sus contratos en vigor. En el caso de Sabin, con dos años aún de compromiso contractual, el asunto nuclear gira en torno a buscar una nueva cesión, probablemente. Otras marchas de futbolistas sobrantes, caso de los canteranos Carbonell y Baselga, son menores en el escalafón de prioridades, pero igualmente perentorias a corto plazo. Cordero necesita hacer hueco, generar espacio físico y financiero para los que faltan por venir, que son al menos cinco fichajes más. 

Quedan por llegar un portero, un delantero singular, dos extremos puros y un defensa central. Todo a expensas de que en el resto del proyecto del área deportiva no sufra novedades inesperadas en primera instancia, de esas que el devenir del referido mercado ofrece por sorpresa en cualquier momento, según avanzan los días hacia su cierre. 

Esta semana del 10 al 16 de julio (a la que se pueden añadir por delante dos días más, el 8 y el 9), va a concluir sin poder concretar nada de lo pendiente. Son los tiempos del fútbol moderno. Las pautas que marca el universo fútbol a colación de límites salariales, formatos contractuales, controles económicos de la patronal, estrategias de grupos propietarios de derechos federativos de los futbolistas en cuestión y demás condicionantes que envuelven el día a día de este negocio y de esta industria.

A mitad de este viernes, solo la posibilidad (movimiento secundario) de que Carbonell se vaya cedido al Tudelano (equipo de Segunda Federación, del nivel del Aragón, el Utebo, el Brea y el Barbastro) puede romper el vacío total de operaciones hechas en las oficinas del Real Zaragoza en la segunda semana de julio. La compensación en positivo se dio en la pasada, donde Fran Escribá recibió en su primer día de curso hasta cinco caras nuevas, los citados Lecoeuche, Bakis, y Moya, más el anteriormente firmado Maikel Mesa y el retornado cedido Marc Aguado. Se ha pasado, por lo tanto, de la gran secada a la gran remojada, o viceversa. Cosas de 'los tiempos'.

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