La nueva cara del Real Zaragoza con sus tres refuerzos de invierno

Alegría, Peybernes y Sanabria, los tres nuevos jugadores del Real Zaragoza que han llegado en el mercado invernal, ¿vienen para ser titulares? Es una pregunta habitual cada inicio de febrero cuando se observa la remodelación de la plantilla a estas alturas cada año.

En esta campaña tan anómala, la 20-21, con el colmillo retorcido y que tanto se le ha complicado al Real Zaragoza, se trata de una cuestión relevante en el plan de salvación del equipo aragonés, que abarca los últimos 19 partidos que restan por jugarse de aquí al final de mayo. Y, en principio, Miguel Torrecilla, el director deportivo, ha acudido a la ventanilla de fichajes de enero en busca de tres piezas con vitola de importantes, de presumibles titulares. Así que la respuesta a la pregunta sería sí.

Como el propio Torrecilla explicó anteayer, su decisión fue «reforzar la columna vertebral del bloque». Un defensa central veterano, Peybernes. Un delantero centro con trayectoria, Alegría. Y un centrocampista polivalente (medio centro o con caída a banda, útil atrás y versátil hacia delante), caso del joven Sanabria.

Alegría, en un equipo sin gol, ciego ante las porterías rivales en un 90 por ciento de sus rifles, con una cifras insuficientes –de récord histórico–, es el fichaje titular más claro en primera instancia. Tras su media hora de apresurada presentación en Albacete, Juan Ignacio Martínez 'Jim' ya lo puso en el once inicial ante la Ponferradina. No cabe duda con él.

Pero está por descubrirse aún, a ojos de todo el mundo, el papel de los otros dos nuevos. Peybernes debutó simbólicamente ante los bercianos el viernes pasado en los últimos minutos, para defender con su fortaleza aérea (1,87 de estatura) el triunfo por 1-0. Un breve rato. Y Sanabria estuvo en el banquillo todo el tiempo, sin ser uno de los cinco cambios de Jim.

En Málaga, este próximo domingo, se han de desvelar los roles de estos dos refuerzos invernales. Si Peybernes entra entre los once elegidos en La Rosaleda, o Francés o Jair se quedarán fuera. Un asunto que, dentro de las máculas que abollan el día a día del Real Zaragoza este año, es ahora asunto que generaría debate, pues la pareja aragonesa-caboverdiana ha ofrecido un rendimiento solvente, con más o menos altibajos, en las últimas semanas. Peybernes aporta galones, altura, presencia a balón parado (una de las peores patologías que están arrasando al Zaragoza en su retaguardia), contundencia en las marcas y al cruce. Pero, obviamente, su entrada en el equipo ha de conllevar que otro se queda fuera.

Y el uruguayo Sanabria, el más desconocido para el gran público, un debutante de 20 años en el profesionalismo tras crecer en la cantera del Atlético de Madrid, apunta a ser la pieza clave para que Jim ponga en marcha una variante, un nuevo método táctico, que ayude al Real Zaragoza a ganar, a sumar los muchos puntos que le hacen falta para garantizar la permanencia en la categoría y la elusión del grave peligro de caer a Segunda B.

Viene el charrúa de jugar esta temporada en el filial rojiblanco como interior, echado a una banda en la línea de medios, dentro de un dibujo 4-3-3. Una pieza bisagra entre la contención y el ataque, de área a área, pero por un costado.

Jim tiene ante sí la opción de apostar por algo similar. Un 4-3-3 capaz de reconvertirse sobre la marcha en un 4-4-2 más afín a sus gustos, ya visto en su aterrizaje forzoso en Zaragoza hace un mes. En ese mecanismo que, sin perder potencia defensiva, puede aportar más hombres con llegada al área rival (con el fin del gol como mejoría suprema a lograr), por delante del portero y los cuatro defensores podría verse a Eguaras en el eje, Francho a un lado y Sanabria al otro, como volantes. Y, en punta, Bermejo y Narváez abiertos, con Alegría como referencia en el área. Si Narváez, en fases del juego, entra también en el área, la basculación de Bermejo y Sanabria, a los extremos de Francho y Eguaras, haría del medio campo un cuarteto. Es una opción en fase de horneo. En poco tiempo, Jim dará el visto bueno o no al guiso.