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Fallece Manolo González, mítico exjugador del Real Zaragoza

Defensa central de bandera de los Zaraguayos, vivió el declive de los Magníficos. Es el tercer jugador que en más ocasiones ha defendido la camiseta del león, solo superado por Xavi Aguado y José Luis Violeta.

Real Zaragoza
Manolo González, en una imagen de 2018.
Oliver Duch

El zaragocismo llora la muerte de Manolo González (Granada, 1943). El mítico central falleció en el mediodía de este jueves en su domicilio zaragozano del Paseo de las Damas. Manolo González marcó toda una época en el Real Zaragoza, siendo el tercer jugador que en más ocasiones ha defendido la camiseta del león rampante en partidos oficiales (382, 313 de ellos de Liga), solo superado por otros dos mitos de zaragocismo, como Xavi Aguado y José Luis Violeta.

Iniciado en el club de su ciudad, el Granada, pasó por el filial del Real Madrid, pero regresó a la ciudad nazarí para terminar su carrera de Geológicas. Pese a ascender con el Granada a Primera División y de ser hijo de un exjugador y técnico del club de Los Cármenes, dejó su ciudad y su equipo para incorporarse en 1966 al Zaragoza de Los Magníficos. Junto a Violeta era el benjamín de ese equipo irrepetible que en los años 60 enseñó cómo se juega de verdad a esto del fútbol. "Manolo era muy buen futbolista. Lo hacía todo sencillo, fácil. Al principio jugaba por delante de la defensa, como yo. Atrás estaba Paco Santamaría de central, Irusquieta a un lado, Reija en el otro lateral, y los cinco de arriba (Los Cinco Magníficos)… Manolo vino a un equipo hecho, que jugaba de memoria, pero la verdad es que se adaptó pronto y bien. Cuando se retiró Santamaría, pasó a jugar de marcador central y yo de líbero. Me duele mucho su fallecimiento. Jugamos más de una década juntos… Un ejemplo en todos los sentidos, dentro y fuera del terreno de juego", rememoraba ayer José Luis Violeta.

Manolo González llegó a un Zaragoza que acababa de sacar del campo al Athletic de Bilbao en la final de la Copa de 1966. El 2-0 fue lo mejor para los vascos, en el día en que se consagró Iríbar. Atraído por el embrujo de ese equipo de leyenda, el central andaluz fue testigo del brillo crepuscular de Los Magníficos. Junto a Violeta sería pilar básico del segundo gran Real Zaragoza cronológicamente hablando. Con un esqueleto constituido por González y Violeta como centrales, con Javier Planas al timón, con García Castany y Arrúa volando por los costados, y zurrando arriba con Ocampos primero y Diarte después, el Zaragoza formó otro equipo formidable. El subcampeonato liguero en 1975 y el subcampeonato copero en 1976 retrataron a estos reyes sin corona, Los Zaraguayos.

"Acaba de fallecer una de las personas más sensatas con que me he encontrado en la vida. Preparadísimo en todos los sentidos, dentro y fuera del campo". Javier Planas

"Acaba de fallecer una de las personas más sensatas con que me he encontrado en la vida. Preparadísimo en todos los sentidos, dentro y fuera del campo. Transmitía serenidad en todo lo que hacía. Jugar a su lado era mucho más sencillo", evocaba ayer Javier Planas, el sensacional centrocampista motor de Los Zaraguayos. José Ángel Zalba, el presidente que con cuatro perras edificó ese equipo de bandera de Los Zaraguayos, también se deshacía en elogios hacia el central nazarí. "Era un perfil poco habitual en esa época. Era profesor universitario y futbolista profesional", enfatizó Zalba en este oxímoron encarnado por Manolo González. "Me unía una extraordinaria relación con él, igual que con su padre. Gente seria y cabal, de la que siempre suman en todo colectivo. Sin ninguna duda, Manolo González fue muy importante en Los Zaraguayos", subrayó José Ángel Zalba.

La victoria con repaso histórico incluido al Real Madrid (6-1) del 30 de abril de 1975 quedará como la cita que encumbró definitivamente a esa generación. Con un Real Madrid ya campeón de liga, con Breitner y Netzer, campeones del mundo en el Mundial del 74 ante la Holanda de Cruyff; e iconos del fútbol español como Camacho, Pirri, Del Bosque, Amancio o Santillana, el Zaragoza se marcó una actuación indeleble. En esa maquinica que movía Planas, superior en todos los terrenos al legendario Paul Breitner, Manolo González hizo raya atrás, igual que Pablo García Castany firmaría el partido de su vida, anotando tres goles a Miguel Ángel. Después, en el curso siguiente, el Zaragoza perdería la final de Copa ante el Atlético de Madrid (1-0, gol de Gárate), con un sibilino arbitraje de Segrelles del Pilar, y mermado por las bajas de Planas y Violeta. Aún jugaría un año más Manolo González en el Real Zaragoza, hasta retirarse en el Granada en 1978.

"Era un perfil poco habitual en esa época. Era profesor universitario y futbolista profesional". José Ángel Zalba 

Colgadas las botas, regresó a la capital aragonesa, pues además de notable futbolista, fue catedrático de Cristalografía en la Universidad de Zaragoza. Casado con Constanza, también profesora universitaria, era padre de seis hijos: Constanza, Blanca, José Manuel, Mar, Mónica y Elvira. Su nieto Jaime Sancho, hijo de su hija Blanca, milita en la actualidad en el Deportivo Aragón. Su sobrino, Lucas Alcaraz, entrenó al Zaragoza hace dos temporadas. Muy poco tiempo comparado con los once años de defensa apasionada del escudo del león de Manolo González, del sedimento imperecedero que deja el tercer jugador que en más ocasiones ha defendido la camiseta del Real Zaragoza.

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