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Víctor Fernández y Loreto, en el partido del filial por el ascenso
El primer y segundo entrenador del Real Zaragoza asistieron en La Romareda a la victoria por 2-1 del RZD Aragón ante la Arandina, en la ida de la primera ronda (de tres) por subir a Segunda B.
Víctor Fernández, entrenador del primer equipo del Real Zaragoza, acompañado por su ayudante, José Luis Rodríguez Loreto, asistieron este domingo en La Romareda al partido del filial zaragocista, el RZD Aragón, que se enfrentó a la Arandina en la fase de ascenso a Segunda B. Los dos técnicos, acompañados por el coordinador de la Ciudad Deportiva, Ramón Lozano, siguieron el juego desde el palco de autoridades del estadio.
El equipo B blanquillo derrotó por 2-1 al cuadro burgalés de Aranda de Duero, con goles de Torras y Jannick Buyla, este último con su reciente debut con el cuadro profesional en el recuerdo reciente, hace apenas 20 días en Almendralejo ante el Extremadura, de la mano del propio Fernández.
Víctor y Loreto viven horas de alivio y satisfacción tras confirmarse en la tarde del sábado la permanencia matemática del Real Zaragoza en Segunda División, toda vez que el Rayo Majadahonda fue incapaz de ganar al descendido Córdoba (0-0) y patrocinó así el ajuste aritmético de la salvación aragonesa, que 24 horas antes había caído por 3-1 en Málaga sin poder abrochar la salvación de su propias manos. Con la calma como mejor medicina en el presente, ambos han dedicado el domingo a disfrutar desde las tribunas de partidos sin la tensión de los últimos 5 meses.
Ya por la mañana Víctor Fernández estuvo en la Ciudad Deportiva, asistiendo en directo al choque de Copa del Rey entre el Real Zaragoza Juvenil de División de Honor y el Villarreal, la vuelta de los octavos de final en la que los aragoneses quedaron eliminados tras empatar 1-1 con los castellonenses (2-1 perdieron allí en la ida). El entrenador zaragocista se ubicó en el fondo de vestuarios, junto al capitán, Alberto Zapater; el delegado, Alberto Belsué; y el preparador de porteros, Mikel Insausti.
Sin duda, un domingo diferente. Una jornada festiva que describe el estado de sosiego adquirido por todo el zaragocismo, dentro y fuera del equipo, desde la noche sabatina.