Real Zaragoza

Una pareja de hierro

El Real Zaragoza ha ganado todos los partidos disputados con Simone Grippo y Bruno Perone en el eje defensivo

Grippo y Perone dialogan en un entrenamiento
Aránzazu Navarro

Causa o casualidad, uno de los episodios emparejados a la reacción y sobresaliente dinámica del Real Zaragoza es el fichaje de Bruno Perone. Desde su llegada, con debut inmediato, en Alcorcón, en el primer fin de semana de febrero, el central brasileño lo ha jugado todo. Ha sido titular de principio a fin. En total, siete jornadas, traducidas, en lenguaje del Real Zaragoza, en imbatibilidad: empate el día de su debut en el estadio de Santo Domingo y seis victorias consecutivas.

Perone ha estado siempre ahí en el último mes y medio, con Grippo como habitual socio. Solo sus problemas físicos en la rodilla antes de jugar contra Alcorcón y Lugo y su sanción en el enfrentamiento contra el Lorca han impedido que el suizo y el brasileño hayan hecho pleno como pareja de centrales del Real Zaragoza en este periodo victorioso. Juntos en la zaga, han disputado cuatro partidos y en los cuatro el equipo aragonés celebró un triunfo: 0-2 frente al Nástic, 2-1 al Oviedo, 1-2 al Numancia y 1-0 en casa de Osasuna.

Esta buena sintonía entre Perone -ocupante del sector izquierdo del eje de la defensa- y Grippo -encargado de la vigilancia del derecho- ha frenado en la suplencia a Mikel González. El central vasco fue fichado en agosto como referencia en la posición, y en ese sentido el club efectuó un esfuerzo en su contratación. Pero a la vuelta de su lesión -sufrida en Valladolid antes de Navidad- se ha encontrado con un equipo lanzado, un rendimiento defensivo en progresión y un dúo de centrales a la que Natxo González está concediendo la jerarquía titular.

Una pareja de hierro ahora mismo. Hay ocasiones que en el fútbol y en los equipos estas simbiosis se producen así, repentinamente. Dos centrales, por lo que sea, encajan. Casi siempre con perfiles complementarios, con virtudes del uno que equilibran los defectos del otro… Perone y Grippo, aun siendo defensores de muy parecidas características, han conectado, compenetrándose y mezclando de tal modo que el Zaragoza ha elevado su índice de seguridad en los últimos partidos. Con ellos, el Zaragoza solo ha encajado tres goles en cuatro encuentros, pero dos de ellos, tantos del Oviedo y de Osasuna, fueron en sendas jugadas finales en los partidos, en rechaces en jugadas de estrategia.

Al cuarto escalafón ha caído Verdasca, precisamente, el central que más minutos (1.783) acumula aún a lo largo del año. Una prueba de cómo se encarecido el precio del puesto de zaguero en el Real Zaragoza desde que en enero el club permutó a Jesús Valentín, destino a Córdoba, por Perone, del Nástic, vieja aspiración de la dirección deportiva. La competencia interna se ha multiplicado con este movimiento y los réditos son obvios: los centrales del equipo han subido su nivel.

Perone y Grippo se han definido como una pareja poderosa en las dos áreas. Ambos son centrales físicos, fuertes, de envergadura, agresivos y contundentes, duros en el cuerpo a cuerpo. Su rigidez y falta de velocidad les genera problemas a campo abierto o defendiendo hacia adelante. Pero cerrando los metros finales es donde explotan su virtudes, metidos en el área y defendiendo balones frontales y áreos. Es ahí, cerca del calor de Cristian Álvarez, donde se crecen. Tal y como defiende ciertas jugadas o ciertos momentos de los partidos Natxo González, atrás, con pocos metros a la espalda, son centrales ideales, muy adecuados para la categoría. Quizá Perone se algo más técnico y aseado en la salida de la pelota y el desplazamiento en largo, aspectos que el equipo agradece en la elaboración. Pero si algo comparten también estos dos defensores es su fortaleza en el área rival, en las jugadas de estrategia ofensiva. Grippo ya lleva tres goles en esa faceta, mientras Perone le marcó al Lorca. Dos recursos de gran utilidad en Segunda, donde los pequeños detalles son decisivos a la hora de romper la igualdad.