Real Zaragoza

Se impone una tregua

Tras los dos triunfos ante el Girona y Las Palmas, el Real Zaragoza se ha puesto a tiro de piedra de los puestos de ascenso. Arropar al equipo, a pesar de su trayectoria, parece hoy una exigencia.

El jugador del R.Zaragoza Henríquez controla el balón en el partido con el Alavés
Real Zaragoza-Alavés_6
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Dice con razón Paco Herrera que no sabe si el Real Zaragoza ha recuperado esas buenas sensaciones que envolvieron su juego en el entorno de los partidos con la Ponferradina, el Mallorca, el Deportivo... El equipo aragonés precisaba ganar y ganó. Lo hizo con agonía hace una semana, ante el Girona; y con más solvencia -y una pizca de fortuna- en Las Palmas -seguramente, porque está a miles de kilómetros de la capital aragonesa-.


Es indiscutible que los puntos han rehabilitado al Real Zaragoza, a su entrenador y a sus jugadores. Que el domingo vuelven a su feudo con el temor que les envuelve cada vez que han de jugar en La Romareda.


A estas alturas, suena absurdo tirar por la borda lo que ha logrado cosechar el equipo -con enorme dificultad-. Su mérito -y su fortuna- ha sido volver a ponerse a tiro de la cabeza -a pesar de su irregularísima trayectoria- y tener la posibilidad de acomodarse en el carril de quienes aspiran a pelear por el ascenso.


El hartazgo es inmenso. No es preciso explicar razones. Y la situación no suele enmendarse en Navidad, en el entorno de esa Junta General Ordinaria que tiende a encender las críticas de un zaragocismo muy desilusionado.


Y aun así, se impone una tregua, un paréntesis. Le merece un equipo que ha vivido al límite; un técnico señalado por sus propios mentores; y hasta una afición cansada de sufrir, que ha vivido por fin la alegría de dos triunfos consecutivos.


La pérdida de valores zaragocistas, de prestigio, de méritos, la herida abierta entre el zaragocismo y la entidad y sus gestores empuja a seguir instalado en un ya natural desapego. La afición, instalada más allá del escepticismo, ve pasar con dolor el desarrollo de los acontecimientos.


Pero hoy, con lo que ha costado volver a la línea que se le pide, habría que pensar en lanzarle un cabo a un equipo que lucha desesperadamente por salir a flote. Méritos han hecho...