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Casademont Zaragoza: las claves de una oportunidad perdida

El Casademont Zaragoza acudía a la Copa como cabeza de serie y en la lado fácil del cuadro, pero cayó a las primeras de cambio ante el anfitrión.

Deon Thompson anota ante el jugador del Casademont Zaragoza Seeley.
Deon Thompson anota ante el jugador del Casademont Zaragoza Seeley.
ACB PHOTO

Era una oportunidad histórica, quizá irrepetible, para haber hecho algo grande en la Copa del Rey. El Casademont Zaragoza acudió a la cita en un situación muy favorable, tras haber accedido al torneo como cabeza de serie, y además tenía el camino especialmente despejado hacia la gran final. El Unicaja de Málaga -equipo anfitrión- le aguardaba en la eliminatoria de los cuartos de final. Un adversario exigente, con numerosos recursos en su plantilla, que competía al abrigo de su afición; pero ni mucho menos inabordable para el cuadro aragonés, que atesora hasta cuatro victorias más que los andaluces en la Liga Endesa, y que ya conquistaron el pabellón Martín Carpena el pasado 21 de diciembre, en la decimocuarta jornada del campeonato regular (75-81).

En un duelo intenso, emocionante y equilibrado, el conjunto zaragozano guardó ambiciones de triunfo hasta el último minuto de la contienda. Sin embargo, acabó cediendo en el tramo final, víctima de su incapacidad para cerrar el rebote defensivo, y condenado también por su propia ansiedad -hasta seis pérdidas de balón en los instantes decisivos del choque-.

El desenlace dejó sensaciones encontradas. Fue una actuación digna y decorosa, porque se opuso una tenaz resistencia ante un rival que, además de ejercer de anfitrión, prácticamente triplica el presupuesto de los aragoneses. Pero la derrota, al mismo tiempo, generó un sentimiento de desencanto, de cierta decepción, por las elevadas expectativas que se habían generado. El exitoso recorrido de los aragoneses en el presente curso -terceros en la Liga Endesa y líderes de grupo en la Champions League- parecía reservarle un mayor protagonismo en la Copa, un torneo de grandes atractivos y de una repercusión mediática gigantesca. La desilusión es todavía más grande cuando hoy, en las semifinales del torneo, el obstáculo hubiera sido el rival, a priori, más accesible de toda la competición: el Morabank Andorra, que superó su eliminatoria de cuartos al superar, contra todo pronóstico, a un Iberostar Tenerife que llegó a la cita esecialmente fatigado. Para el Casademont, la oportunidad perdida es considerable. Estas son las principales razones de su eliminación.

Sin sustituto para Justiz

La lesión de Javier Justiz, que se perderá el resto de la temporada tras ser operado de la rodilla derecha, ha supuesto un contratiempo mayúsculo para el cuadro aragonés. El cubano, de 2,10 metros de estatura, ha participado esta temporada en 16 encuentros de la Liga Endesa, con unos promedios de 7 puntos y 2 rebotes en 15 minutos de juego; y ha disputado 11 partidos en la competición continental, con unos guarismos de 8,5 tantos y 6,6 capturas por duelo en poco más de un cuarto de hora sobre la pista. Sin embargo, es un jugador con una notable incidencia en los aspectos intangibles del juego. Su rendimiento va mucho más allá de lo que muestran las estadísticas, al tratarse de un pívot intimidante, distinguido por su facilidad reboteadora, su capacidad para modificar los tiros del rival y su habilidad para jugar por encima del aro.

Ya hace tiempo que el Casademont persigue la contratación de un nuevo refuerzo para su juego interior. De hecho, el propósito del club pasaba por haber cerrado la operación antes de la celebración de la Copa del Rey, ambición que finalmente no ha podido ser satisfecha. La entidad está dispuesta a realizar otro esfuerfo económico, y busca la incorporación de un jugador contrastado, de reconocido prestigio, con una amplia experiencia en el baloncesto profesional y que aporte al grupo con inmediatez. Y es ahí, precisamente, donde han aparecido los mayores obstáculos para concretar la operación: en las dificultades que, a estas alturas de la temporada, proyecta un mercado tan caro como restringido. Pese a todos los contratiempos, el Casademont contratará a un nuevo pívot en los próximos días. Los dirigentes de la entidad ya maniobraron con astucia el pasado mes de noviembre, en una situación parecida, cuando se cerró la incorporación de Dylan Ennis para la línea exterior.

Déficit en el rebote

El Casademont se desangró en la pintura, sobre todo por su impericia para cerrar el rebote defensivo. El Unicaja capturó hasta 21 rechaces en ataque, lo que le reportó segundas oportunidades para anotar: dispuso de 80 tiros de campo, 16 más que los zaragozanos (64), que acabaron resultando decisivos en el desenlace del duelo. Pero hubo otros datos muy significativos: el conjunto andaluz finalizó la contienda con 43 capturas, por 32 de los aragoneses; con Rubén Guerrero (9 rebotes), Carlos Suárez (7) y Deon Thompson (5) exhibiendo una superioridad manifiesta en el juego interior. Mientras, el jugador con mayor envergadura del Casademont, Tryggvi Hlinason, apenas permaneció 12 minutos en la pista; la presencia de Nemanja Radovic tampoco llegó al cuarto de hora, y se produjo sobre todo en la demarcación de pívot -lo que reduce drásticamente su aportación-; y Benzing actuó mucho tiempo en la posición de ‘4’, cuando ni rebotea, ni bloquea el rebote, ni tampoco resulta especialmente perseverante en las labores de contención.

Cansancio acumulado

El Casademont Zaragoza se presentó en la Copa del Rey con evidentes signos de fatiga, que ya había exhibido en Manresa, el pasado fin de semana, en su actuación más reciente de la Liga Endesa. Entonces, los catalanes acabaron el partido con 85 puntos en su haber (85-67), tras castigar repetidamente los desajustes defensivos de los zaragozanos; y el Unicaja, el pasado viernes, alcanzó los 90 tantos ante un Casademont que no se aplicó atrás con su habitual solvencia y constancia (90-86). Una situación imprevista, teniendo en cuenta que el cuadro de Fisac presenta, en la actualidad, la tercera mejor defensa de la Liga Endesa, con sólo 77 puntos de media encajados por partido. El Casademont acumula 36 encuentros oficiales entre la Liga Endesa (21), la Copa del Rey (1) y la Champions League (14).

Errores en la recta final

En el último cuarto de hora, el Casademont se desplomó con una facilidad sorprendente. Atrás ofreció numerosas lagunas, que se tradujeron en canastas muy sencillas para el rival. Y en ataque, sobre todo en los últimos cinco minutos, se empleó sin la serenidad ni la templanza que demandaba un partido de máxima igualdad. Llegaron los nervios, las prisas, la ansiedad, y después las dudas, las precipitaciones y el desconcierto. Hasta seis pérdidas de balón acumularon los aragoneses en el tramo decisivo de la contienda. Y el Unicaja no desaprovechó concesiones de tal magnitud. El Casademont, pese a todo, se quedó a escasos centímetros de unas semifinales que le hubieran enfrentado con el Andorra. De ahí esa sensación de oportunidad perdida; de oportunidad histórica desaprovechada.

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