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Un equipo sin reservas
Porfirio Fisac es un entrenador de balocensto de difícil repetición porque su filosofía trasciende el deporte.
![Porfirio Fisac, entrenador del Casademont Zaragoza, durante el partido contra el Barca.](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/uploads/imagenes/2019/10/29/porfirio.jpeg)
Porfirio Fisac es un entrenador de baloncesto de difícil repetición, porque transmite una filosofía que a veces va más allá del deporte y comunica como pocos en este país. Antes de llevar jugadores de la Liga ACB o divisiones inferiores, tuvo en sus manos equipos de chavales en Villanueva de la Serena (Extremadura), donde conoció al gran jugador José Manuel Calderón, o en la selección nacional de Senegal. Parece que el estímulo que les transmitió a aquellos niños extremeños no es muy distinto del que recibieron los más jóvenes del Casademont, a juzgar por su respuesta. Ni las cuentas corrientes meten canastas (el Barça tiene 41 millones de euros de presupuesto frente a los 3,5 del Casademont) ni este equipo está formado por titulares y reservas, sino por trece jugadores iguales (tres de ellos de la cantera: Carlos Alocén, de 18, Javier García, de 18, y Vít Krejcí, de 19) a los que entrega su alma y sabe que así puede ganar, como ocurrió al final. Javier García metió su primer triple en la ACB y se lo dedicó a su abuelo, que había fallecido el mismo fin de semana, lanzando su dedo índice derecho al cielo. Fue una emoción continua para los jugadores y los más de 9.500 espectadores.
Fisac diseñó el partido contra el Barça como una batalla de David contra Goliat y así consiguió la tercera victoria sobre el Barcelona de la historia del club zaragozano, que será muy difícil de olvidar. Creo que Fisac fue enfermero y siempre busca soluciones al daño. No lanzaban piedras con la honda, pero marcaron a la figura del contrario, Nikola Mirotic, MVP de octubre y ex-NBA, como pocas veces se vio en el Príncipe Felipe, porque tardó 38 minutos en meter una canasta.