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Inauguración mirando al río... y su caudal: de Zaragoza 2008 a París 2024

Los Juegos Olímpicos se estrenan hoy alrededor del Sena, con preocupación por la calidad del agua y el caudal. En la Expo de 2008, el Ebro dio algún que otro dolor de cabeza.

El Sena y el Ebro, antes de la inauguración de los Juegos y la Expo.
El Sena y el Ebro, antes de la inauguración de los Juegos y la Expo.
Heraldo

Una inauguración mirando al río. París va a inaugurar sus flamantes Juegos Olímpicos con una ceremonia original que, por primera vez, se va alejar de un estadio para desplegarse en torno al Sena. El cauce que atraviesa la capital francesa será este viernes el foco de todas las miradas. También lo serán su caudal y, sobre todo, su nivel de suciedad, que está suponiendo todo un quebradero de cabeza para las autoridades francesas.

16 años atrás y un mes, Zaragoza también estrenaba un gran acontecimiento mundial -de dimensiones más modestas, eso sí- con el río como protagonista. La Expo de 2008 fue la Expo del agua, y el Ebro tuvo un papel central, tanto en la propia muestra internacional como en la ceremonia de inauguración. Los políticos aragoneses no tuvieron que bañarse en sus aguas, como sí ha hecho la alcaldesa de París, Anne Hidalgo -y como ha dicho que hará el presidente del país, Emmanuel Macron-; pero el río, siempre imprevisible, se empeñó en ser tan protagonista o más como lo está siendo el Sena en París.

En la capital francesa hay dos cuestiones sobre el Sena que están dando que hablar: su caudal y -sobre todo- su suciedad. El caudal ha subido considerablemente y se encuentra muy por encima de lo habitual para esta época del año -lo mismo se decía en 2008 en Zaragoza…-. Esta semana ronda los 350 metros cúbicos por segundo, cuando lo normal sería entre 50 y 150 metros cúbicos por segundo. Las fuertes lluvias de las últimas semanas en el Alto Marne ha hecho que las corrientes sean demasiado fuertes, no para trastocar los planes de inauguración -como sí sucedió en Zaragoza- pero sí para condicionar alguna de las pruebas deportivas que se han programado en el cauce.

“Habrá una adaptación necesaria para los deportistas, pero no será incompatible con la disputa de las pruebas" dijo el adjunto de la alcaldía de París para los Juegos Olímpicos, Pierre Rabadan. Por lo tanto, competiciones como el triatlón o la natación en aguas abiertas se verán modificadas de algún modo por el caudal del río.

La otra gran preocupación ha sido la contaminación de las aguas. Tanto que las autoridades se han bañado en sus aguas para tranquilizar a los deportistas. Entre el 10 y el 16 de julio, los análisis de la calidad del agua del Sena en el punto de control del puente Alejandro III estaban dentro de las normas sanitarias. “Los resultados de la calidad del agua continúan siendo buenos y estando por debajo de los umbrales para autorizar el baño", indicó Rabadan, que subrayó que los organizadores de los Juegos Olímpicos "confían en la correcta disputa de las pruebas".

¿Qué pasó en Zaragoza?

Estos nervios y este ‘mirar al río’ ha remitido a muchos a lo ocurrido en Zaragoza en 2008. Toda la ciudad estaba pendiente del acontecimiento más universal vivido en su área urbana en el último siglo; en la semana anterior a la ceremonia inaugural hubo una fuerte crecida del Ebro, calor, lluvia, cierzo... Por momentos, se temió lo peor. El agua no hacía más que subir y empezó a entrar en las zonas inundables de Ranillas.

Estaban previstos varios ensayos antes de la gran noche, pero la riada impidió que dos de ellos se pudieran organizar. Solo hubo un ensayo público, el 10 de junio, para el que se repartieron 35.000 invitaciones. Ese día pudo estrenarse el azud del Ebro, pero las compuertas tan solo funcionaron cuatro horas y los barcos no volvieron a navegar por el Ebro hasta que la crecida pasó.

El gran afectado por la gran riada -relativamente inusual para esa época del año- fue el espectáculo Iceberg, previsto para la noche del estreno y que se descartó por inundación; era imposible rehacerlo a tiempo. El entonces alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, trató de calmar los nervios previos a la ceremonia explicando que contaba con un "plan b" para sustituir al espectáculo previsto en el Ebro.

Se decidió trasladar el centro de atención del río Ebro a la Torre del Agua. El artista francés Christophe Berthonneau, que había diseñado la clausura y la fiesta del fuego con motivo de San Juan del 24 de junio, fue el encargado de llenar de luz la noche del 13 de junio con una gran creación pirotécnica. "Un espectáculo colosal", como lo definió el director artístico de Expoagua, Francisco Ortega. Con su compañía, Groupe F, Berthonneau ya había diseñado las clausuras de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 y Atenas en 2004, de la Expo de Lisboa en 1998 o la inauguración de la Copa América de Valencia en 2007, entre otros acontecimientos internacionales.

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