El base zaragozano Rodrigo San Miguel recibió ayer un homenaje en un concurrido Wizink Center madrileño, en el descanso del partido que enfrentó a la selección española contra Puerto Rico y que los de Scariolo sacaron adelante por 107-84. El jugador aragonés, y también el alero Carlos Suárez, fueron llevados al centro de la cancha y recibieron sonoros aplausos en reconocimiento a sus grandes carreras deportivas. 

Si el pasado verano Rodrigo San Miguel se despidió en Zaragoza como jugador de baloncesto profesional arropado por toda su familia, amigos y excompañeros en el Príncipe Felipe, ayer llegó el turno de su despedida 'a lo grande', en la capital y -además- en el que fue el último partido de Rudy Fernández en España.

San Miguel, que ha pasado a formar parte del 'staff' del Casademont Zaragoza, es muy querido en todas las canchas y en los clubes en los que ha estado por su sencillez, su humildad y su amor por el deporte de la canasta. Han sido 21 temporadas, desde agosto de 2002, dedicándose casi exclusivamente al baloncesto y ayer los espectadores 8.700 del Wizink se lo supieron agradecer. 

El base, de 39 años, se retiró como jugador profesional el año pasado tras una extensa trayectoria, con 17 temporadas en la máxima categoría del baloncesto español. Entre otros equipos, ha competido con el Casademont Zaragoza, el CB Valladolid, el Pozuelo, el Plasencia, el Manresa, el Valencia Basket, el UCAM Murcia, el Tenerife y el San Pablo Burgos. En la Liga Endesa, el zaragozano acumuló 527 partidos oficiales.

San Miguel siempre recalca dos momentos especiales que marcaron sus años de baloncestistas: cuando ganó la Basketball Champions League con el Tenerife y cando fue seleccionado para jugar con España, "lo máximo a lo que podía aspirar". También recuerda con especial cariño su regreso a Zaragoza, donde es sus dos últimos años aún dio buena muestra de su inteligencia y sus acertadas lecturas del juego, así como de su solvencia y eficacia en las labores defensivas.