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Pia Cramling: "Es más duro, pero se aprende más cuando se pierde"

La ajedrecista sueca, doble campeona de Europa, fue la invitada en el Torneo Internacional de Alcubierre.

Pia Cramling, en Zaragoza, horas antes de viajar a Alcubierre.
Pia Cramling, en Zaragoza, horas antes de viajar a Alcubierre.
José Miguel Marco | Jose Miguel Marco

Este fin de semana se ha desarrollado el Torneo Internacional de Ajedrez de Alcubierre, al que desde su creación en 2007 acude una primera figura mundial. En esta edición, la sueca Pia Cramling, integrante de un extraordinario grupo familiar en el ajedrez junto a su marido, el español Juan Manuel Bellón, y su hija, Anna.

Esta historia tiene su historia...

Mi historia con el ajedrez nace a partir de mi hermano. Tiene cuatro años más que yo. Se llama Dan. Cuando yo era pequeña, pensaba que el ajedrez era muy aburrido.

Pero si usted es una apasionada total del ajedrez...

Entonces no lo era. Por ejemplo, si el tablero que teníamos en casa tenía dos caras, yo jugaba al juego de la otra cara del tablero.

Increíble.

Vivíamos a 15 kilómetros de Estocolmo. Crearon un club y mi hermano jugaba allí. Un día fui al club. Fue el creador del club quien me enseñó a mover las piezas. Fue algo mágico, como cuando aprendes a leer. Con 10 años aprendí a mover las piezas. Pronto gané un torneo. Con 13 años ya me fui a jugar fuera.

Así conoció al gran maestro internacional Juan Manuel Bellón, con quien después se casó.

Así es. En 1984 fui a Suiza. Estaba Korchnói. Allí vino Juan. Nos conocíamos, pero no habíamos hablado. Yo tenía 21 años. Y me dijo que cuando jugaba un torneo abierto, siempre ganaba la primera ronda; pero en esta ocasión iba a perder, porque jugaba con Korchnói. Sin embargo, le ganó.

¡Talismán!

Él ha sido cinco veces campeón de España; yo, dos veces campeona de Europa. Con 15 años, ya representé a Suecia en las olimpiadas en 1978. Fui medalla de plata.

Además, usted ha disputado partidas en lugares poco comunes.

¿Se refiere a cuando jugué en el hospital estando embarazada?

Por ejemplo.

Jugué dos partidas oficiales en un hospital en Menorca. Tuve problemas en el embarazo. Preguntamos a mis oponentes si les parecía bien jugar allí. Dijeron que sí.

¿Qué tal fueron las partidas?

Gané una e hice tablas en la otra.

Así nació su hija...

A ella también le encanta el ajedrez. La siguen por redes más de un millón de personas. Juega desde los tres años. Ya hacía teatro con su papá.

¿Cómo se consigue un seguimiento masivo en un contexto tan elevado como el del ajedrez?

Entiendo que ofreciendo contenidos atractivos.

Usted también ha participado en eventos dignos de película…

Eso fue por haber jugado en una cárcel en Almería...

Me parece maravilloso jugar al ajedrez en la cárcel…

Sí, estuvo bien. ¿Usted también ha jugado al ajedrez en la cárcel?

No, no. Hasta el momento, no…

¡Ja, ja, ja! También hicimos una partida preciosa en una biblioteca de Salamanca. Y este fin de semana, en un lugar también singular, Alcubierre.

Admirable, el torneo que organizan en Alcubierre.

Tenía muchas ganas de venir. En un pueblo pequeñito, de menos de mil habitantes, y por allí han pasado las más grandes figuras del ajedrez mundial.

Aquí la veo con su familia, con el alcalde de Alcubierre (Pedro Suñén) y con divulgadores de postín, como Jesús Boyero y Leontxo García.

Ellos me han traído hasta aquí. Leontxo viaja permanentemente. Es un gran divulgador. Explica todo lo bueno que reúne este precioso juego y deporte, tan unido a la pedagogía, a la psicología, a la psiquiatría, a la informática.

Los españoles convirtieron la dama en la pieza más poderosa del tablero. Eso también me lo enseñó Leontxo...

La historia del ajedrez es preciosa, igual que el juego.

¿El ajedrez es arte o cálculo?

Para mí, cálculo; para Juan Manuel, arte.

¿Aprende más cuando gana o cuando pierde?

Es más duro, pero se aprende más cuando se pierde.

¿Quién es el mejor?

De los ajedrecistas de ahora, me encanta Magnus Carlsen. Conozco la historia del ajedrez de Noruega. Se organizan muchos torneos. Simen Agdestein fue internacional al fútbol y al ajedrez.

Tipo muy interesante, Agdestein. Bonita historia...

Uno de sus alumnos era Magnus. Ha sido fantástico para el ajedrez. Tiene un juego como un tenista: siempre devuelve la pelota, como Nadal. Incluso ha cambiado la manera de jugar.

¿Y de la historia?

Para mí, también Magnus.

¿Mejor que Kaspárov, Kárpov o Bobby Fischer?

Sí.

¿Y mejor que Capablanca?

Sus oponentes no eran tan fuertes. Con los ordenadores, el nivel ha subido muchísimo.

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