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El día que la antorcha olímpica explotó a su paso por Zaragoza

A comienzos de septiembre de 1968, camino de los Juegos de México, el fuego olímpico pasó por la provincia de Zaragoza, protagonizando un accidente en La Muela durante un relevo. 

Las informaciones de HERALDO del paso de la antorcha por Zaragoza.
HA

El día 2 de septiembre de 1968, el fuego olímpico de los Juegos de México, pernoctó en Zaragoza, a orillas de las murallas romanas y tras recibir la bendición en el Pilar. Fue todo un acontecimiento en la ciudad y en la provincia de Zaragoza. El mítico saltador de altura aragonés, de Borja, Luis Garriga encendió el pebetero allí instalado. Fue el último relevista. Él la había recogido su turno en la plaza de Sas de las manos de Gustavo Marqueta. Todo estaba listo para que al día siguiente, el 3 de septiembre, la llama olímpica saliera de Zaragoza y pasara por La Muela, La Almunia, Aluenda, Calatayud, Terrer, Áteca, Cetina o Ariza para entrar en Soria, por la vieja ruta de la Nacional II. Sin embargo, ese día sucedió lo inexplicable: la antorcha explotó a la salida de La Muela, en el túnel de la antigua carretera.

La antorcha había salido de la capital de las manos del atleta Alfonso Carlos de Andrés. Pasó por la plaza del Pilar, la calle don Jaime, la plaza de España, la avenida de la Independencia, Fernando el Católico, la plaza de San Francisco, la avenida Isabel la Católica, Los Enlaces y la carretera de Madrid. Por ese trayecto, De Andrés la entregó a Pedro Pablo Fernández, quien a su vez se la pasó luego a Pablo Marqueta. A la altura de la Feria de Muestras, tomó relevo el nadador Francisco Les. Todo iba viento en popa hasta el kilómetro 293, en la bajada del túnel de La Muela, cuando a Elíseo Usán –nadador de Helios– le estalló la antorcha en la cara al ir a recogerla: eran las 11.50.

 Afortunadamente, sus heridas no revistieron importancia ni gravedad. Tuvo suerte. No tuvo tanta solo unos días antes en Barcelona el atleta Gregorio Rojo ni su colega Mariana. La llama había llegado en barco desde Palos de Moguer, en Huelva, para cruzar Cataluña y entrar en Aragón por la ruta de la N-II. En el cruce de la Avenida Diagonal y la de Tuset, a Rojo y Mariana les explotó la antorcha al recoger el relevo. Al parecer, la espera propiciaba que se acumulara el gas y, al entrar en contacto con el fuego del otro relevo, se producía una deflagración. Rojo y Mariana sufrieron cortes por los trozos de la antorcha que estallaron.

Después del accidente de La Muela, la llama olímpica siguió por las carreteras zaragozanas su curso hacia la provincia de Soria y Madrid. Un gran multitud jaleó a los relevistas, según cuenta la crónica del día de HERALDO. Pedro Marqueta, de 57 años, fue el relevista más veterano. Subió la cuesta de Aluenda con esfuerzo, mientras un equipo de la televisión mexicana grababa. Aquel día, el fuego olímpico descansó en Medinaceli. Por el camino, había dejado un susto de los grandes en el cuerpo de Elíseo Usán.