El 2-1 con el que España acabó ganando a Inglaterra la final de la Eurocopa de Alemania 2024 lo anotó Mikel Oyarzabal en el minuto 86, cuando el partido parecía encaminado a la prórroga. 

El delantero vasco de la Real Sociedad de San Sebastián remató raso, a la primera, en el área pequeña, un pase raso del lateral Cucurella, que había subido su banda hasta arriba del todo en busca de una acción definitiva que encontró y definió de modo sobresaliente. 

El contragolpe lo había iniciado Dani Olmo, apoyándose precisamente el propio autor del gol, Oyarzabal, en medio campo inglés. Con Inglaterra algo descolocada tras la anterior jugada, Cucurella no dudó en apostar por una incorporación al ataque, algo que durante el partido hizo menos que otras veces preocupado en exceso por el marcaje del peligroso Saka. Oyarzabal abrió de primeras hacia Cucu y enseguida se incursionó con decisión por el centro de la zaga británica en pos de hallar un lugar apto para el posible remate del hipotético pase que Cucurella podía darle.

Todo salió perfecto. El diseño de la jugada fue de tiralíneas. Cucurella, también a la primera, centró con intención. El remate abajo con la derecha de Oyarzabal superó a Pickford, el desesperado portero inglés, y fue el 2-1 que hizo estallar a toda España.

Hubo un minuto de dudas mientras todo el mundo se abrazaba, sobre el césped, en la grada, en todos los hogares, bares, restaurantes, peñas y plazas del país. Podía haber fuera de juego. Hacía falta la verificación del videoarbitraje (VAR). La televisión tardó un mundo en ofrecer una repetición. Y cuando lo hizo aumentó los temores de que pudiese haber posición irregular de Oyarzabal. 

Cuando el árbitro francés Letexier dijo que era gol, que el VAR confirmaba que el defensor inglés tenía alguna parte de su cuerpo por detrás del pie de Oyarzabal (fue la rodilla izquierda flexionada, finalmente), toda España respiró. ¡Gooooooooooool...!

Y España salió campeona del Olímpico de Berlín. Otro título más. Un premio a la mejor selección del torneo, que ha ganado los siete partidos, sin necesidad de prórrogas ni penaltis, siendo la máxima goleadora y mostrando un fútbol diferencial con los demás, especialmente con los favoritos a priori. 

Oyarzabal ya está en el olimpo de los dioses del fútbol español. Suyo es otro de esos goles para la historia vital de este deporte, el rey.