Deportes
Suscríbete

EUROCOPA 2024. EL TEATRO VERDE. 13

La épica favorable de los favoritos: Alemania, Inglaterra, Francia, la Portugal de Diogo Costa

Salvo Italia, por azar, en el último segundo y con cierta teatralidad, los cuartos se los jugarán las selecciones clásicas

Portugal pasó a cuartos tras vencer en la suerte de los penaltis. El héroe y el antihéroe de la noche, Diogo Costa y Cristiano Ronaldo, se abrazan.
Portugal pasó a cuartos tras vencer en la suerte de los penaltis. El héroe y el antihéroe de la noche, Diogo Costa y Cristiano Ronaldo, se abrazan.
MOHAMED MESSARA

Son muchos los que dicen: «Me gusta esta Eurocopa. Es emocionante e imprevisible». Nadie gana por el real decreto del favorito ni del historial. Alemania se ayudó de un insultante penaltito de Var para deshacerse de Dinamarca. A Inglaterra, como si fuese un combate desesperado de Lennox Lewis o Frank Bruno, lo salvó la campana: igualó un acelerado Bellingham y marcó, por fin, el taciturno Harry Kane, el goleador que nunca venció en casi nada. 

Esos hermanos mal avenidos y tensos que son Francia y Bélgica se estrellaron en su insolencia: la terquedad de Deschamps, su incapacidad para iluminar a su escuadra, su torpeza para acomodar el poderío de sus gigantes; por otra parte, confundió el miedo de Bélgica, la baja forma de Kevin de Bruyne y esa impostura de Lukaku. ¿A qué juega, de qué se queja tanto, de su soledad, de que es un incomprendido perpetuo? ¿Creerá también que es mejor y más determinante de lo que es? Flojas las dos selecciones, sin luces ni ingenio, pasaron los franceses que parecen poseer un bono de pragmatismo. Fútbol, fútbol, poco, Kante y Mbappé, y las migajas. Pero están ahí, un día más, y como dice Tchouameni lo importante es avanzar.

Ante Eslovenia, Portugal sí fue superior. Especialmente en la segunda parte. La primera fue un choque de espectros fatigados. Casi nadie quería correr, dominar; casi nadie se afanaba en progresar, en someter al rival, en desarrollar la presión alta, buscar posiciones de remate, correr para vencer, deshollinar la zaga con desmarques. Oblak salvó unas cuantas, sí, incluso multiplicó aún más, al pararle un penalti, la antipatía de CR7, el delantero ansioso, el atleta que no sabe descansar ni proteger al grupo y que quiere ser defenestrado por puro patetismo. Aunque llorase y dijese, «soy un truhán pero soy un señor», es un ejemplo de insolidaria sobreactuación, bañada en lágrimas también. Con un poco de sutileza, podría jugar algo menos, rebajar sus aspavientos, y ser más determinante e incluso un buen capitán. Con todo, el lunes épico descubrió un nuevo héroe: Diogo Costa. Guardameta que ofende al rival con su seguridad, como demostró al detener tres penaltis. Es la nueva araña de Lusitania.

Anoche, a golpes de Arda Güler y testarazos de Merih Demiral, Turquía eliminó a uno de los equipos que más habían gustado, y ha reaparecido la Holanda de casi siempre y tumbó a Rumanía con claridad y un montón de ocasiones.

Un amigo, fanático del fútbol, me dice que «caeremos en cuartos». Ni caso. Hay que desmentir al arquero Jens Lehman.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión