eurocopa-2024. el teatro verde.12
Siempre hay una sombra que acecha: hace 32 años Dinamarca le ganó la Eurocopa a Alemania
El equipo alemán, uno de los grandes favoritos, ha ido de más a menos, e Italia, también desdibujada, se enfrenta a Suiza. España entrena entre risas
![Las botas de dos futbolistas españoles. La selección de Luis de la Fuente se ha convertido en el más aplaudido.](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/uploads/imagenes/2024/06/28/comienzan-los-octavos-de-final.jpeg)
Tras el calentamiento y verificar el estado de la cuestión, comienza la muerte súbita. Ya no hay segunda oportunidad. Hoy veremos lo que Italia puede dar de sí o si es ese hueso incómodo capaz de ajustarse a su guión más histórico: resiste y pasa, aunque sea agónicamente y colgada de un relámpago de fortuna o del buen uso de su competitividad. Suiza ahí va, con una propuesta sólida, sin desvanecerse. Es decir: el choque está más abierto que nunca y el ariete Dan Ndoye es una seria amenaza. Los italianos pierden por tarjetas amarillas a Riccardo Calafiori: algunos lo colocan ya en el Real Madrid y en la estela de inolvidables laterales zurdos como Facchetti, Maldini y Grosso.
Con todo, el gran choque es el de Alemania ante Dinamarca. Alemania es favorita, y lo era aún mucho más, tras el primer partido, donde esculpieron un equipo formidable, vertical y dinámico, tocado de velocidad, clase y fantasía. Poco a poco, los germanos han perdido la luz y han sembrado las dudas en todo el país. La nómina de futbolistas, es decir, el timbre de la fama, el índice de certezas y de promesas unidas, sigue siendo incuestionable: Neuer, Kimmich, Rüdiger, Gündogan, Kroos, Wirtz, Musiala y Haverz o Füllkrug. Nombres conocidos, sin duda, con experiencia, con una estela de títulos y tardes de gloria a sus espaldas, pero su versatilidad y su brillo se han opacado.
Han ido del deslumbramiento hacia la oscuridad y en ese trayecto desdibujado no solo se han distraído: han perdido la confianza y la conciencia de bloque. Enfrente está la Dinamarca de Ericksen y Kasper Schmeichel, hijo de Peter Schmeikel, que era el arquero de aquel equipo que batió a los alemanes -del ya fallecido Brehme, y de Sammer, Effenberg o Hassler, entre otros- en Gotemburgo, en la final de la Eurocopa de 1992. En aquel conjunto brillaban Brian Laudrup, que hizo el torneo de su vida, qué elegancia y qué desborde, que finura de ‘estilita’, y el excastillista Fleming Povlsen. Aquella Dinamarca fue una maravillosa sorpresa y superó al espléndido equipo de 1986, al que reventó Butragueño en Querétaro.
Mientras, España parece centrada y ajena a los cantos de sirena. Los elogios desarbolan y pueden abrir el foso de la desilusión. Hay que alejarse del espejismo de Georgia. Ya no se gana con facilidad ni en los sueños.