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JUDO

Medallas para afianzar el futuro del tatami aragonés

La sección de judo del CN Helios, capitaneada por el entrenador Sergio Domenech, cierra una exitosa temporada con cuatro medallas en distintas categorías en los campeonatos de España.

Joanne Buldain, Susana Tafalla, Sergio Domenech y Gonzalo Vicente, retratados hace unos días en el Club Natación Helios.
Joanne Buldain, Susana Tafalla, Sergio Domenech y Gonzalo Vicente, retratados hace unos días en el Centro Natación Helios.
Francisco Jiménez

Sólo se ha resistido la categoría cadete. En todos los demás campeonatos de España, los judocas de la escuela del Centro Natación Helios han obtenido medalla: en sénior, júnior, infantil y, también, unas cuantas preseas del campeonato universitario. Quien ha obrado esta suerte de milagro (en realidad, hay un arduo trabajo detrás) es el entrenador Sergio Domenech, que recuerda cómo «empezamos hace seis o siete años a nivel de escuela en una pista de ‘squash’, con nueve alumnos, y ahora somos unos 110 judocas en Helios». Este año, además, la sección de judo está de enhorabuena por sus éxitos en los distintos campeonatos de España, que evidencian que la savia nueva de este deporte de contacto en Aragón puede dar muchas alegrías en un futuro no demasiado lejano.

Gonzalo Vicente tiene 14 años y es campeón nacional de infantiles en menos de 42 kilos. Empezó a practicar judo con diez y explica que lo que más le atrae de este deporte son «los valores de respeto que te traslada y la disciplina». Vicente arde en deseos de que comiencen los Juegos Olímpicos de París, que son el gran escaparate del judo a nivel internacional, y muestra su inequívoca preferencia por «el equipo japonés»: «Son los que mejor judo practican y siempre sacan medallas. A mí me atraen mucho los orígenes de las artes marciales y la defensa personal, así que disfruto viendo a la selección japonesa».

Sacrificio y lesiones

«Yo comencé en el colegio, de rebote, porque se apuntó mi hermano», cuenta Joanne Buldain, subcampeona del torneo universitario y bronce del España Junior de menos de 52 kilos, al tiempo que confiesa que ha hecho «del judo un estilo de vida».

Desde pequeña se dejó seducir por los tatamis y, «aunque soy de Pamplona, vine a Zaragoza para intentar entrenar más fuerte y a más alto nivel». Es exactamente el mismo camino que hizo su hermano, Iban, que hace unos meses –y a pesar de regresar de una rotura de ligamento cruzado anterior– logró en la capital navarra el subcampeonato de España absoluto. Iban Buldain continúa recuperándose de recaídas y tratando de que su rodilla responda al altísimo esfuerzo de los entrenamientos, con la confianza de volver a la competición en 2025.

Iban Buldain, a la derecha del todo, con su medalla obtenida en Pamplona.
Iban Buldain, a la derecha del todo, con su medalla obtenida en Pamplona.
Heraldo

Todos los jóvenes citados –y una cuantas decenas más– entrenan varias veces por semana. Para la mayoría, que son los que continúa en edad escolar, compaginar los estudios con la preparación física y las prácticas conforme se acerca la competición se convierte en una odisea. «Toda la vida se reduce a estudiar y entrenar, entrenar y estudiar, tampoco tienes tiempo para mucho más», comentan, sin asomo de lamento alguno, sino más bien convencidos del esfuerzo y sacrificio que llevan a cabo.

«Yo empecé a hacer judo porque mi padre es profesor, tiene un club en Teruel, y llevo practicando desde los 3 años», cuenta Susana Tafalla, a sus 22 años, y punta de lanza en la categoría de menos de 70 kilos. Para ella, el judo «es un método deportivo-educativo, que te construye como persona no solo físicamente». ¿Dónde está el techo de Tafalla? Su meta es sacar una medalla en un campeonato de España absoluto, para lo que no deja de preparase día tras día.

Valores educativos

Comenta el ‘maestro’ Domenech que su sueño sería conseguir que un judoca aragonés –o formado en Aragón– acudiera a una cita olímpica, porque en la Comunidad nunca ha habido un judoca olímpico. Él estuvo cerca: se clasificó para Sidney 2000, pero sufrió una grave lesión que le fracturó dos vértebras del cuello y le alejó durante meses de los tatamis. Cuando se reconvirtió en formador pasó por Valencia y también por la comarca del Campo de Belchite hasta recalar en Helios, donde resalta la necesidad de entender el judo «como un deporte y como una escuela de valores educativos».

Los judocas practicando algunas llaves en Helios.
Los judocas practicando algunas llaves en Helios.
Francisco Jiménez

El especialista considera que «Aragón es una potencia en categorías de formación, infantiles y cadetes (las categorías escolares)», pero luego cuesta mucho retener el talento que se ve tentado por los centros de alto rendimiento de Madrid o Valencia, donde cada vez se adelantan más los procesos.

El interés por este deporte en la Comunidad no deja de crecer –salvo por los años de pandemia que propiciaron que se perdieran algunos efectivos–, y resultan fundamentales «esas franjas de actividades extraescolares en las escuelas», que suelen sembrar la semillita para que los chavales acaben después en los clubes.

A diferencia de la época en la que se formó Domenech (en el mítico Club de Las Fuentes, entre las décadas de 1980 y 1990, y con José Ángel Guedea como tutor y educador), los jóvenes tienen hoy espejos en los que mirarse e ídolos a los que seguir de cerca. «Ahora hay mucha diversificación, hay muchas categorías y competiciones de katas para intentar que haya más fieles y practicantes», explican los deportistas, al tiempo que cuentan que «en los mundiales y en los europeos todo funciona muy bien, pero los Juegos se resisten».

Quizá se deba a que en Europa el judo «se basa demasiado en la fuerza, mientras que en los países asiáticos compiten con otra mentalidad: sienten los movimientos y las técnicas, la filosofía es distinta», reflexionan, convencidos de que el creciente interés por el judo aún no ha alcanzado su cénit.

Nikoloz Sherazadishvili, de blanco, se enfrenta al canadiense Kyle Reyes.
Nikoloz Sherazadishvili, de blanco, se enfrenta al canadiense Kyle Reyes.
Abu Dhabi (United Arab Emirates)

LAS OPCIONES DE ESPAÑA EN PARÍS 2024

España puede considerarse hoy en día una potencia del judo –aún sin ser un deporte profesional– y suele cosechar muy buenos resultados en los campeonatos internacionales, si bien hace años que no consigue una medalla olímpica. ¿Será París 2024 donde cambie la suerte de los judocas españoles? «Esperanzas hay, pero sabido es que el combate es un día y si te sale mal... Puedes echar por la borda el trabajo de cuatro años». A nivel nacional, en menos de 60 kilos, hay un aspirante claro al podio que es el campeón del mundo Fran Garrigós. También en menos de 100 kilos Nikoloz Sherazadishvili, español de origen georgiano, tiene muchas posibilidades de presea.

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