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Anna Cruz renuncia a la selección: "A la familia no se la trata así"

La escolta del Casademont Zaragoza, de 34 años, sorprende al baloncesto español con un dura carta en la que se despide del combinado absoluto.

La escolta del Casademont Zaragoza Anna Cruz lanza a canasta.
casademont zaragoza

Anna Cruz, jugadora del Casademont Zaragoza, renunció este lunes a la selección española absoluta, a sus 34 años de edad; y anunció su decisión a través de su cuenta de Twitter, con una contundente carta en la que considera "totalmente innecesario seguir tolerando actos" que, según explica, van contra sus "principios" La escolta, una de las mejores jugadores de la historia del baloncesto española, abandona el combinado nacional con 158 partidos internacionales y una colección de nueve medallas: Cruz cuenta en sus vitrinas con un subcampeonato olímpico (Río de Janeiro 2016), tres oros (2013, 2017 y 2019) y dos bronces europeos (2009 y 2015); además de una plata (2014) y otros dos bronces en campeonatos mundiales (2010 y 2018).

En su despedida, la escolta confiesa marcharse "triste", advirtiendo además que la selección "ya no es" su familia, porque "a la familia no se la trata así". En la misiva, la jugadora del Casademont califica los Juegos de Río de Janeiro como "la más especial" de sus "muchísimas experiencias inolvidables" con el combinado absoluto, y agradece "el apoyo que siempre" tuvo la escolta "por parte de la Federación Española de Baloncesto (FEB)". Sin embargo, Cruz señala, al mismo tiempo, que se la hace "muy complicado lidiar en el día a día con ciertas cosas que no se ajustan a lo que", explica, ella entiende "con la profesionalidad" de este deporte: "respeto y dignidad hacia unas profesionales que llevan un exitosa trayectoria a sus espaldas", añade la escolta.

"Hoy –por ayer–decido poner punto y final a mi etapa en la selección", anuncia Cruz en su carta, en la que no cita en ningún momento al seleccionador Lucas Mondelo. "Con 34 años, y mucho vivido ya, creo totalmente innecesario seguir tolerando actos que van contra mis principios y, antes de que lo vivido se vuelva amargo, prefiero separar nuestros caminos. Yo también tengo poder, el poder de decidir para quién trabajo y para quién no", denuncia la jugadora del cuadro aragonés.

Por ello, Cruz entiende que "es el momento de decir adiós", lo que dice hacer "con la cabeza bien alta", después de "haberlo dado todo siempre" por el equipo nacional. Un conjunto que fue su "familia", pero que ahora "deja de serlo" porque, insiste, "a la familia no se la trata así". La escolta, categórica en sus palabras, admite también que ni mucho menos es el final "que hubiera imaginado a toda una década repleta de éxitos", aunque subraya que su decisión "es meditada" y "tomada en frío", tras haber optado por "anteponer el bienestar y la salud a cualquier medalla".

"Es una pena que el liderazgo de este equipo no se haya utilizado de una manera coherente y se utilice, en ocasiones, para hacer daño a gente que más de una vez le ha sacado las castañas del fuego", lamenta Cruz, quien dice ser "muy consciente" de que hay unos Juegos Olímpicos "a la vuelta de la esquina", y que "disputarlos es el sueño de cualquier deportista". La escolta se incorporó al Casademont Zaragoza el pasado mes de diciembre, procedente del Kutxabank Araski.