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Casademont Zaragoza, entre el cielo y el suelo

Tras el desolador estreno europeo en Bonn, el conjunto aragonés puede auparse a la segunda plaza de la ACB si hoy vence a un Bilbao Basket que llega lanzado

Basket Zaragoza
Javier Justiz, en un entrenamiento junto a Robin Benzing.
Toni Galán

En la montaña de sensaciones que supone jugar dos partidos por semana, el Casademont Zaragoza afronta hoy un reto desconocido en su travesía por la Liga Endesa. Sin más preámbulos, el rotundo enunciado podría ser este: si hoy vence al Retabet Bilbao, podría acortarse como segundo clasificado de la ACB. Históricamente, su techo, su cielo. La única premisa necesaria, además del triunfo propio, que el Burgos pierda en Andorra. Solo nos superaría el Real Madrid. Idéntico objetivo persigue el club vasco, un recién ascendido que ha iniciado la temporada a toda pastilla, con el mismo bagaje que el Casademont ¡y que el Barça!: tres victorias y solo un revés.

Números muy parecidos, paradójicamente destilan sensaciones disímiles. Es rigusamente cierto que el Casademont ha ganado tres careos: un meritorio triunfo en Gran Canaria, una victoria rotunda en Zaragoza ante un Obradoiro que vino asfixiado tras jugar contra el Barça, una derrota en Murcia con solemne repaso incluido de Sito Alonso, y un triunfo en Sevilla ante el Betis tras espléndida reacción. Total, un bonito balance 3/1. Eso sí, con mejores resultados que juego.

Juego al margen, del cielo liguero al suelo europeo. Porque lo del miércoles en Bonn representa el suelo. Difícil jugar peor. Y también, plantear peor el partido: se lanzaron 30 triples (sí, sí, 30...) a un equipo con un físico muy inferior. Es de catón que habría que haber buscado a los pívots. Pues no. Además de no jugar, para más inri, el equipó no creyó. Hay que creer primero para crear después. Solo se diferencian en una letra creer y crear... El Casademont no creyó en Bonn, decía. Y claro, tampoco creó. Y la culpa no solo cabe asociarla a la ausencia de Seibutis...

Entre el cielo y el suelo, el Bilbao Basket, el rival de hoy. Recién ascendido desde el purgatorio de la LEB Oro, ya colecciona tres victorias: dos antes clubes de Euroliga (Valencia y Baskonia) y otra en Tenerife. Ya quedaron muy atrás los años de gloria de la final de la Liga ACB ante el Barça o los de la final de la Eurocup ante el Lokomotiv Kuban. Los excesos deportivos también acarrearon excesos económicos. Todavía los está pagando este club que ha sabido hacerse sitio en una ciudad como Bilbao, que vive para su Athletic, seña identitaria de un pueblo. Pero algo tienen los hombres de negro (el Bilbao Basket viste de negro, no de rojiblanco) cuando meten 10.000 personas en Miribilla. Y hoy llegan lanzados a Zaragoza. Mantienen como segunda unidad al bloque del ascenso (Schreiner, Brown, Lammers, Cruz...). Con cuatro perras, han fichado de lujo: los reconocidos Rafa Martínez y Balvin; y apuestas arreisgadas como los franceses Rousselle y Bouteille, o el chaval lituano Kulboka. Y hambre en el banquillo, con un Álex Mumbrú que pretende alcanzar como entrenador la jerarquía que se ganó a pulso como jugador. Por cierto, menos mal que Javi Salgado ya no juega... El tantas y tantas veces ejecutor del Basket Zaragoza ha colgado las zapatillas y ahora forma parte del cuerpo técnico de un Retabet Bilbao que, entre el cielo y el suelo zaragozano, gravita en la felicidad de una nube clasificatoria. Ojo: si hoy nos ganan, segundos pueden ser ellos...

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