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El arte de plantar y transplantar

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 En enero llega la hora de renovar nuestro vergel, y para ello hay que cambiar algunos ejemplares de sitio o bien añadir otros nuevos. Conviene saber algunas cuestiones básicas para que el vegetal no sufra


A primeros de año es cuando resulta más adecuado arreglar el jardín o la terraza. Las plantas están 'dormidas', pasando el invierno, y su actividad se ha reducido a la mínima expresión. Esto resulta imprescindible porque mover una planta de sitio supone una experiencia difícil para el vegetal: aunque veamos muy grandes las raíces, la absorción de agua y sales minerales tiene lugar en los diminutos pelos radicales, frágiles y proclives a romperse durante el transplante.


¿Cómo y dónde hacer el hoyo?


Antes de traer un ejemplar nuevo del vivero tenemos que tener en cuenta dónde lo colocaremos. ¿Es un árbol o es un arbusto? ¿Sus raíces serán grandes o pequeñas?Si plantamos un árbol, el hoyo deberá hacerse al menos a seis metros de cualquier pared, para evitar futuros problemas. Si es un arbusto, bastará con tres metros. También han de estar relativamente alejados de otras plantas, para que no se agobien entre sí. Si el hoyo albergará a un árbol, lo mejor es hacer una cavidad de un metro por un metro. Si es un arbusto, bastará con 50 centímetros por 50 centímetros.


¿Qué técnica emplear??


Es más barato comprar árboles y arbusto de 'raíz desnuda', que venden en viveros sin maceta, y están disponibles para coger del parterre. Estos solo valen si se van a plantar directamente:en caso de que queramos esperar, hemos de enterrar provisionalmente el ejemplar porque las raíces no pueden permanecer al aire largo rato. Una vez se vaya a plantar el árbol o el arbusto, hay que comprobar el estado del fondo del hoyo:si está muy duro se corre el peligro de que se encharque el agua, siempre es mejor añadir un poco de gravilla para evitar charcos. Si es justo al contrario, si está muy suelta, es bueno añadir estiércol para equilibrar el suelo. Y al colocar la planta hay que procurar que las raíces queden lo más extendidas posibles dentro del hoyo y que la planta esté en perfecta posición vertical. Como la tierra quedará un poco suela, es bueno colocar un tutor bien clavado para que sujete el tronco y evite un crecimiento irregular.


El riego posterior


Pasado el trauma de cambiar de sitio la planta, llega el momento del riego. ¿Por qué es tan importante? Porque de cómo se recibe el agua dependerá el crecimiento posterior de las raíces. De hecho, muchos accidentes urbanos que protagonizan los árboles se producen porque el ejemplar ha recibido un riego incorrecto durante años. Ha de ser abundante, espaciado y muy profundo, para que se empapen bien las capas inferiores de tierra. Así el aparato radicular crecerá de manera profunda y anclará bien el resto del árbol. Si los riegos fueran poco abundantes y muy numerosos, se mojaría la parte superior del suelo, las raíces no crecerían profundas y el árbol quedaría débil, a merced de que una ventolera lo tumbe.


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