El Estado ya afloja. Su tarea, a las órdenes de la troika y otras ejecutivas, es desmontar, aligerarse. En esta fase tiene que fabricar leyes para aliviarse de sus propios empleados. Despido low cost. Su productividad se va en cumplir órdenes.

El gentío ya ha asumido que el Estado va a por él. Y se rebela: un día le retira la mayúscula (estado español), otro se pasa al lado opaco y elude el IVA... y por ese camino se acaba por arrojar los papeles al suelo.

Los entes ya ven al Estado como un intermediario caro e ineficaz. Prefieren negociar directamente con la troika: es lo que pretende Cataluña (aunque antes cobra el anticipo del fondo de reptiles autonómico).

En esta descomposición cada cual se agarra al clavo ardiendo que puede. El que no tiene clavo tiene a Caritas, que es ya el Estado en esa amplia franja de intemperie.