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Francisco Pellicer, presidente de Legado Expo: "Si las administraciones se ponen las pilas, queremos sumarnos y apoyar"

Asegura que el parque del Agua se encuentra en un estado "crítico" y pide habilitar una página web oficial de la muestra internacional para que el recuerdo siga vivo.

El nuevo presidente de la asociación Legado Expo, Francisco Pellicer, en la terraza del Acuario con el frente fluvial de fondo
El nuevo presidente de la asociación Legado Expo, Francisco Pellicer, en la terraza del Acuario con el frente fluvial de fondo
Javier Belver

¿Han sabido Zaragoza y Aragón cuidar su legado Expo?
La crisis económica, y luego la pandemia, nos limitó. Entramos en un declive económico y la cohesión entre partidos se convirtió en pelea. Lo mismo ocurrió con la sociedad. El entusiasmo se transformó en resaca y nos empezó a doler la cabeza. Han sido años verdaderamente complicados y difíciles, pero, a pesar de todo, se ha seguido con una cierta inercia. Por ejemplo, se ha conseguido poner en marcha el Pabellón Puente, que funciona cada día mejor, y el Acuario no ha cerrado ni un solo día.

El parque del Agua, sin embargo, no pasa por su mejor momento.
Está en una situación crítica. Si no se interviene pronto, si el filtro verde que se generó no se mantiene, las aguas se pudrirán y se convertirá en un espacio maloliente y con mosquitos. Hay que cuidar su alma. Cuando decimos que tenemos una ciudad que florece, no puede hacerlo solamente en un sitio durante unos días al año.

Este año ni siquiera abrirán Las Playas...
El parque tiene que estar dignamente mantenido. A mí me da muchísima pena, por ejemplo, que el jardín botánico del parque del Agua no sea el mejor centro de educación ambiental de Zaragoza. Con los concesionarios hay que hacer algo más que exigirles un canon. Hay que inyectarles vida como sea. Cada establecimiento que cierra se convierte en un foco de vandalismo.

¿Dan por perdidas intervenciones artísticas como el banco ecogeográfico?
Eso tiene que ser estudiado profesionalmente. Sé que hasta 2015 se estuvieron haciendo ensayos, pero desde entonces no se ha hecho nada. Hablamos de una pieza urbanística, no es únicamente un elemento artístico. Merece la pena restaurarla.

No es el único elemento que está en mal estado...
Ocurre también con las pantallas espectrales de Fernando Sinaga. En su momento se apedrearon, sufrieron pintadas... Lo mismo ocurre con la ‘Carreta del Agua’, que fue vandalizada. No ha habido ningún intento por parte de las administraciones públicas para recuperarla. He hablado con el artista y estaría dispuesto a colaborar en la restauración.

Hay equipamientos que, directamente, han quedado sin uso...
Todo se hizo pensando en un horizonte de 20 o 30 años, y por eso hay algún túnel que todavía está sin usar. Esto ocurre porque no hace falta. Si fuera urgente, si todo el entorno de la estación intermodal estuviera ya terminado y urbanizado, se habilitaría y la parte de la avenida de la Ciudad de Soria se convertiría en un jardín; una zona muy bonita de la ciudad. El Tercer Cinturón, sin ir más lejos, se dibujó por primera vez en 1943, y no salió adelante prácticamente hasta 2008.

La Torre del Agua aspira a convertirse en el faro de la logística. ¿Será esta la definitiva?
Cada vez que dicen que se va a hacer algo, a mí me entusiasma. El espacio que hay en la parte de abajo es fantástico para organizar eventos y el mirador tiene un proyecto hecho desde hace años. Entonces se estimó que la obra costaría 300.000 euros. Entre medio, en las rampas que rodean al Splash, podrían colocarse materiales para la memoria. Conservamos ropas y carrozas del Circo del Sol, pingüinos del iceberg, maquetas de cómo se hizo todo...

¿Qué haría usted con el pabellón de España?
El pabellón de España ha tenido muchos novios, lo que hace falta es dar con la clave. Se habló de llevar allí la Escuela de Arquitectura, el Instituto del Cambio Climático... También hicimos una propuesta para poner un instituto de ciencias ambientales, pero el vicerrector correspondiente no le dio curso y ni siquiera pude hablarlo con el rector. Se trata de un proyecto en el que habíamos estado trabajando tres catedráticos ya veteranos. Habíamos contabilizado incluso el gasto de la instalación de la red telemática y el mobiliario.

¿Salía caro?
No necesariamente. Con el pabellón de España hay algunas cosas que tienen que resolverse, como la climatización. Resulta un poco cara, pero ocurre lo mismo con el Acuario o la Ciudad de la Justicia y han podido tirar para adelante.

El legado Expo, en todo caso, no fue solo material.
La llamada Caja Azul de la Tribuna del Agua sigue estando accesible en la web del Ayuntamiento, pero nadie sabe que está. No se difunde, no se da a conocer, y hay miles de fotos, vídeos, libros y documentación sobre temas como el agua que siguen siendo de especial interés en el mundo.

¿Qué se podría hacer?
Primero, abrir una web oficial. Sería importantísimo para que la gente pudiera acceder y saber lo que pasó aquellos años. De la anterior se ha perdido hasta el dominio. Todo ese conocimiento se podría llevar también al museo de las Expos en Shangái, donde Zaragoza apenas tiene presencia.

En cuatro años se cumplirán dos décadas de la inauguración de la Expo. ¿Cómo se imagina el recinto en 2028?
Me lo imagino con el Pabellón Puente, la Torre del Agua, el pabellón de Aragón, el Acuario y el pabellón de España activos. Se lograría aquello en lo que se pensó en su momento, que era crear un polo de centralidad urbana, otro centro de la ciudad. Los edificios emblemáticos pueden tener mucho tirón, sobre todo a la hora de dar una imagen de ciudad dinámica, atractiva e interesante a la que merezca la pena ir. Todo eso atrae talento.

¿También turismo?
Esa fue nuestra idea desde el principio. Planteamos crear un recorrido cultural de primer nivel entre el Paraninfo, el Pablo Serrano, el Caixaforum, Etopia, el pabellón Puente y la Torre del Agua. Las piezas están ahí, y la mejor manera de recuperar estas ideas es meterlas en nuestro mapa mental, que se conviertan en parte de la estrategia para el desarrollo de Zaragoza y permitan crear sinergias. Desde la asociación vamos a estar ahí, siempre con talante positivo y empujando, pero cuando se hagan las cosas mal habrá que decirlo.

Usted fue uno de los artífices de la Expo y ahora se pone al frente de la asociación que reivindica su legado. ¿Qué espera conseguir?
Queremos no limitarnos a difundir qué fue la Expo 2008 o a criticar determinadas situaciones de abandono. En estos momentos, si las administraciones se ponen las pilas, queremos sumarnos y apoyar. Y para apoyar hace falta conocimiento. Aspiramos a que la asociación sea una rótula entre las administraciones y el conjunto de la sociedad.

Al equipo se incorporan también otras personas...
Tenemos a Javier Galán, que fue el responsable de las intervenciones artísticas durante la Expo, a Marta Colomer, que es quien puso en marcha el voluntariado dentro de la muestra internacional y del Ayuntamiento, y a Jorge Pardo, director del museo del Origami y un auténtico apasionado del mundo de las Expo. También estarán Fernando Yarza, que estuvo de voluntario durante la Expo, e Isabel Calvo, una cardióloga del Miguel Servet que siempre ha visto la Expo como una oportunidad para mejorar la ciudad.

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