Los hosteleros confían en que el Mundial 2030 sea un revulsivo y ponga Zaragoza en el mapa internacional
Aseguran que el impacto repercutirá "en todo tipo de negocios" y no se limitará a los días de partido. Admiten que habrá que trabajar para definir la oferta y mejorar la formación.
Ser sede de un Mundial de Fútbol es mucho más que acoger una serie de partidos del más alto nivel. Supone miles de turistas, hoteles y restaurantes llenos y ventas para el pequeño comercio, un “revulsivo” que los hosteleros de la capital esperan que vaya “mucho más allá” de la semana del evento y ayude a poner a Zaragoza “en el mapa” de las grandes citas internacionales.
“Dará mucha visibilidad a la ciudad”, afirma el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza, Fernando Martín, que ve en el Mundial una “oportunidad de oro” para la capital, designada como una de las once sedes españolas.
Los primeros en notar el efecto serán los hoteles, ya que, en estos casos, las reservas suelen hacerse con hasta un año de antelación. Aunque habrá que guardar plazas para la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) y las selecciones visitantes, Zaragoza cuenta con una oferta “suficiente” para absorber una cita de estas características, con alojamientos de cinco estrellas y establecimientos más modestos y asumibles para el público general. A su favor tiene, además, su excelente conexión por Alta Velocidad (AVE) con dos de las grandes sedes: el Santiago Bernabéu (Madrid) y el Camp Nou (Barcelona).
Del Mundial, no obstante, también se beneficiarán el sector del taxi, las tiendas de suvenires, las cafeterías, los restaurantes… "La mayor parte será turismo internacional. Habrá gente que irá de sede en sede visitando varias ciudades. Hablamos de personas con un poder adquisitivo medio-alto, lo que redundará en el gasto social que dejen en la capital", expone. No en vano, desde el Ayuntamiento esperan que la competición deje en Zaragoza alrededor de 335 millones y genere más de 3.500 empleos directos e indirectos.
Martín también confía en que la nueva Romareda se convierta en un atractivo turístico más y atraiga visitantes de otros puntos de Aragón y de España, no solo en 2030, sino en los años anteriores y posteriores. “Lo veo positivo por todos los lados. Lo importante será que el campo no solo sirva para ver al Real Zaragoza cada quince días, sino que se programen eventos y se le dé uso”, reconoce.
El Mundial supondrá, también, un reto. Aunque queda tiempo más que suficiente, el sector tendrá que hacer los deberes para formar a sus empleados y definir la oferta para ese periodo. “Habrá que estar a la altura de las circunstancias y trabajar en asignaturas pendientes como el idioma; tener unas nociones básicas para saber transmitir y vender todo lo que se hace en los establecimientos de hostelería como prescriptores de la riqueza gastronómica de nuestra provincia y nuestra Comunidad”, apunta Luis Femia, gerente de la Asociación de Empresarios de Cafés y Bares.
Una cita de estas características supondrá, asimismo, un reto en materia de contratación. “Esperamos que, de aquí a 2030, el problema esté mejor o que, por lo menos, tenga visos de solucionarse”, agrega. Ha de tenerse en cuenta, dice Femia, que el impacto del Mundial no se notará únicamente los meses de verano, en los que tradicionalmente cae la facturación por el ‘éxodo’ vacacional, sino que probablemente tendrá repercusión los anteriores a la cita, por lo que no se puede descartar que incluso “atraiga personal de otras provincias o comunidades autónomas” de España.
El ocio diurno no será el único que se beneficiará. El nocturno también espera un mayor movimiento económico, según apunta el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile y Discotecas, Alberto Campuzano. En este caso, la demanda podría ser asumida con las plantillas existentes, aunque todo dependerá del número de partidos que se disputen, las selecciones que jueguen en Zaragoza y el público que muevan.
