La puesta a punto del céntrico edificio de Zaragoza destinado a tener hasta 89 apartamentos con servicios costará 8,6 millones de euros. Los nuevos propietarios del inmueble, la familia Bandrés, pedirán durante el mes de julio la licencia de rehabilitación al Ayuntamiento para poder comenzar cuanto antes los trabajos, que se enfocarán en cambiar la estructura y adecuar los interiores para su nuevo uso, que va cogiendo forma y ya cuenta con un operador para el alquiler de los estudios.

Así lo detalla Eduardo Bandrés, director de estrategia y desarrollo de empresa del grupo Lobe. "La idea es solicitar la licencia de rehabilitación en julio. Después, en cuanto el Ayuntamiento nos la otorgue, nos pondremos manos a la obra", expresa. Esto podría dilatarse varios meses, por lo que todavía se desconocen los plazos. El objetivo de la reforma del bloque, situado en el paseo de la Independencia 37, es obtener el certificado passivhaus, que brindará una alta eficiencia energética y un alto grado de confort. Además, el interior del edificio está deteriorado por el paso de los años, por lo que se reformará integralmente, especialmente en su estructura. "Los forjados son de rollizos de madera. Habrá que cambiarlos para obtener el sello", destaca Bandrés. 

Cabe destacar que esta finca data de 1903, por lo que tiene más de 120 años de historia. En su pasado se sometió a alguna reforma, pero su estado actual dista de lo que la compañía quiere ofrecer con este proyecto que quiere llevar a Zaragoza una tendencia inmobiliaria: la del 'flex living', muy presente ya en otras ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Así, este edificio, comprado por unos 20 millones de euros a las herederas de José Joaquín Sancho Dronda, exdirector general de Ibercaja, tendrá 89 apartamentos con servicios. Contarán con uno o dos dormitorios y serán de alquiler por temporadas. Es decir, están pensados para trabajadores que van a pasar unos meses en la capital aragonesa, o familias que precisan de un alojamiento temporal hasta encontrar otra residencia.

La privilegiada ubicación y los servicios que ofrecerá (gimnasio, servicio de limpieza y lavandería, restaurante en la parte alta...) hace pensar que su precio será elevado, aunque fuentes cercanas al proyecto aseguran que la idea es que sea "para todos los públicos", y no de lujo. La operadora del edificio será SmartRental Group, especializada en el sector 'hospitality', que desembarca en Zaragoza con su primer proyecto. Lo hace bajo la marca SmartRental Collection, la gama más alta de apartamentos, dado el emplazamiento que tendrán estos estudios. 

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No ha trascendido el precio que tendrán los apartamentos, aunque se prevé que se definirá conforme termine la rehabilitación, y será acorde a lo que se ofrezca en ese momento en el mercado. Además, variará en función de si el apartamento da al patio interior o si tiene dos habitaciones, por ejemplo. En otras ciudades como Madrid, los alojamientos más baratos no bajan de los 800 euros al mes, mientras que los más caros (y más grandes) superan los 1.500 euros. La tarifa incluye todos los servicios.

En el caso de la finca de Independencia número 37, HERALDO adelantó que tendrán áreas comunes como espacios de 'coworking', terrazas, un restaurante en la parte alta con un mirador, gimnasio, y otros servicios como limpieza. Los residentes podrán disfrutar de todo ello, a la vez que viven con independencia en sus apartamentos, pensados para corta y media estancia. 

Los locales, todavía en comercialización

Mientras el interior del futuro de este edificio toma forma, la consultora Vatena, que gestionó la compraventa a la familia Bandrés, también se encargará en exclusiva de la comercialización de los locales comerciales. Cabe recordar que antaño estos establecimientos los ocupaban las aragonesas Isana y la papelería SB, que tuvieron que cerrar sus puertas. Ahora, la empresa especializada en inversiones inmobiliarias busca marcas "de renombre" que puedan hacer frente al pago mensual en esta ubicación privilegiada, tomada por las grandes franquicias. No obstante, no descartan apostar por marcas locales, con quienes mantienen conversaciones, al igual que con otras internacionales.

Esta finca tiene unos 8.200 metros cuadrados construidos sobre rasante, con siete plantas. Sus dos locales, situados en la planta baja y el entresuelo, con superficies de 630 y 612 metros cuadrados, respectivamente. Está protegido por Patrimonio por su interés ambiental, por lo que solo se permite la rehabilitación y siempre se debe de conservar su fachada. El montante total del proyecto para su transformación es de cerca de 30 millones de euros, contando su compraventa y la reforma.