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Roban un motor fuera borda en Zaragoza a solo unos días de los populares paseos por el Ebro

La pieza está valorada en 4.800 euros y se encontraba protegida por candados y cadenas en el puerto de Vadorrey. Iberflumen pide soluciones al Ayuntamiento tras años de vandalismo.

El motor, a la derecha, en la conocida como falúa Vadorrey
El motor, a la derecha, en la conocida como falúa Vadorrey
Iberflumen

Los vándalos han vuelto a hacer de las suyas en el puerto de Vadorrey. Esta vez se han llevado un motor fuera borda valorado en 4.800 euros, un robo que se produce a las puertas del Día del Ebro, en el que se celebrará la XXV Regata Ciudad de Zaragoza, y que pone en peligro los tradicionales paseos ciudadanos.

La situación, admite Pablo Polo, miembro de la asociación Iberflumen, comienza a ser desesperante. “Otros años soltaron los barcos, cortaron las cuerdas de los mástiles, hundieron las dos falúas y rompieron bancos y elementos necesarios para el remo y el amarre”, recuerda. El colectivo se enteró de lo ocurrido ayer domingo, dando parte de inmediato a la Policía Nacional. “Creemos que ocurrió entre la noche del viernes y la del sábado. Hablamos de un bicharraco que pesa 80 kilos, así que tuvieron que ser varias personas. Nosotros siempre tenemos que pedir ayuda porque no podemos cargarlo”, dice.

El motor en cuestión se encontraba en una de las embarcaciones, “dentro del agua y protegido con cadenas y dos candados”. “Imaginamos que las romperían con una cizalla para no hacer ruido”, razona. A día de hoy, desde Iberflumen aseguran no saber qué ocurrirá con los paseos previstos para este domingo. “En el Día del Ebro solemos prescindir de los remos y paseamos sobre todo niños. También llevamos a muchas personas con discapacidad, así que el motor resulta imprescindible por si necesitamos volver a tierra rápido. En total hacemos de 15 a 20 salidas con 22 personas cada una. Todo eso peligra, como también lo hace la economía de las 16 personas, la mayoría jubilados, que mantenemos esta asociación después de 35 años”, explica Polo.

El colectivo va a hacer todo lo posible para no tener que renunciar a ellas, pero en estos momentos no hay certezas. El problema, dicen desde Iberflumen, es que “no hay vigilancia ni un cuidado” de la zona, circunstancia que “terminan siempre pagando los ciudadanos”. Conscientes de que “la Policía hace lo que puede”, han solicitado una reunión a la alcaldesa, Natalia Chueca, para buscar soluciones. Lo ideal, apuntan, sería poner cámaras de seguridad y vallar el entorno como ocurre en otras ciudades como Valladolid. “Hay dos puntos perfectos desde los que se vería absolutamente todo y que no podrían ser vandalizados, pero al apuntar a la vía pública, no nos dejan”, lamenta.

En su opinión, el abandono de las instalaciones ha propiciado los robos y los comportamientos vandálicos de los últimos ejercicios, una situación que ha terminado afectando a varios clubes. “Han tirado remolques al agua, destrozado piraguas y dañado las instalaciones del restaurante. También han roto vidrios, puertas, lonas y mobiliario”, critican desde la agrupación, que recuerda que a todos estos problemas hay que sumar los lodos acumulados en el cauce y el crecimiento descontrolado de la vegetación, elementos que complican, y mucho, la práctica deportiva.

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