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Los dueños de la Sala López de Zaragoza entregan la documentación y confían en que el posible cierre se quede “en una anécdota”

Los vecinos del Arrabal admiten “sorpresa” y aseguran que la discoteca está “integrada” en el barrio.

Sala López de Zaragoza. Tomás Gómez, programador de conciertos. Un año de la covid-19.
Sala López de Zaragoza
Guillermo Mestre

Los dueños de la Sala López de Zaragoza aseguran haber entregado este viernes al Ayuntamiento "toda la documentación" necesaria para la concesión de la licencia de apertura y confían en que su posible cierre, que se llevará a la Gerencia de Urbanismo del próximo lunes, quede “en una anécdota”.

Los propietarios han podido tratar el tema con el gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Abadía, quien les ha explicado la situación, que se remonta a 2022, cuando solicitaron el cambio de titularidad tras adquirir la sala. “Tenemos toda la esperanza. Estamos hablando de un tema administrativo. Faltaba un certificado que pensábamos que estaba entregado y lo hemos vuelto a presentar. El lunes, espero que, en vez de salir sin licencia y con cierre, lo hagamos con el permiso ya aprobado”, ha apuntado Pedro Ortega, uno de los responsables.

En este sentido, desde el Consistorio confirman que los dueños han terminado de entregar la documentación y que los técnicos procederán a estudiarla en las próximas horas. Por el momento, la Gerencia mantiene en su orden del día el “cierre y clausura” de la discoteca, por lo que para saber si el expediente se retira, se mantiene o se actualiza habrá que esperar a la próxima semana. La clave estará en si los funcionarios pondrán resolver, ya sea de forma positiva o negativa, antes del Consejo, programado para las 9.00. 

Los problemas, en todo caso, vienen de lejos y están relacionados con la medición de los niveles de ruido, por los que los dueños de la Sala, la empresa Global Hostelería 2022 SL, han recibido varias denuncias en los últimos años. En caso de que el expediente salga adelante, los empresarios podrían presentar un recurso de reposición, lo que les permitiría ganar entre 15 días y un mes, o incluso ir al contencioso-administrativo y pedir medidas cautelares.

El posible cierre de este emblemático establecimiento, situado en la calle de Sixto Celorrio, ha causado una gran sorpresa en el Arrabal. El presidente de la Asociación de Vecinos Tío Jorge, Rafael Tejedor, asegura que “no hay quejas generalizadas” sobre la Sala López, aunque el colectivo sí ha recibido críticas puntuales de vecinos por el ruido que hace la gente que sale fuera a fumar u orina en los garajes. 

“Es un negocio muy importante para el barrio, una sala atípica que, además, hace una importante labor social con Los Desconciertos, una iniciativa en la que personas con discapacidad intelectual se ponen al frente de los controles de acceso, la venta de ‘merchandising’ o la presentación de artistas, siempre ayudados por los trabajadores habituales. Además, para el festival de jazz, hacemos siempre un concierto en sus instalaciones y no nos cobran un céntimo. Es un local que está integrado y que procura siempre no molestar”, dice Tejedor.

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