El Zaragoza Florece alcanza los 300.000 visitantes y duplica las ventas respecto a su primera edición

Miles de zaragozanos apuran este domingo las últimas horas del Zaragoza Florece en un Parque Grande a rebosar. Los arreglos florales, los puestos, los 'foodtrucks' y los talleres y conciertos organizados durante toda la jornada están cosechando un gran éxito de público en una de las jornadas de más afluencia de esta segunda edición.

Se nota ya desde el acceso al parque, con tranvías dobles hasta la bandera desde primera hora. Quienes ya estuvieron en la de 2021 aseguran que "no se puede comparar", ya que este año, el fin de las restricciones por la covid-19 ha hecho que se respire "otro ambiente".

Para negocios como Flores Torres, el Zaragoza Florece representa "un gran escaparate". Repetiremos seguro al año que viene. Nosotros y todos los que estamos aquí", ha asegurado su responsable, Lili Torres, entre cliente y cliente. La animación cultural "ha ayudado" a las ventas. "La gente se lleva, sobre todo, flor que dure en casa. Estar aquí te ayuda a que te conozcan; a que el público sepa cómo trabajamos y qué diseñamos y que, llegado el momento, se acerquen a la tienda física", ha agregado.

Similares sensaciones tienen en la Floristería Araflor, donde están despachando, sobre todo, "aromáticas". "No está nada mal, este domingo está viniendo mucha gente", ha señalado su dependienta, Plácida Pardos.

La afluencia está haciendo que coger sitio en 'primera fila' para ver qué ofrece cada puesto no esté resultando nada sencillo. También hay filas en prácticamente todos los 'foodtruck'. Pocos se han resistido esta mañana a tomar el vermú. Ya fuera dulce o salado -con opciones que van desde las crepes hasta las croquetas o la comida oriental- lo importante es que el 'primero' fuera acompañado de una buena bebida "bien fresquita". "Estamos muy contentos. El ambiente es muy sano, de familia, y a la gente se la ve feliz, que es lo que importa. El año pasado, al haber restricciones, fue todo distinto", comentaba José Antonio Bolea, de La Longaneta, sin apenas descanso para atender todos los clientes.

Los arcos florales y las letras situadas a la entrada han vuelto a ser, un día más, los puntos más fotografiados. Vanesa Cortés ha acudido hasta el Parque Grande con su hija Nerea vestida de comunión. "La ceremonia fue hace dos fines de semana, pero nos apetecía que tuviera estas fotos. Vamos a hacer una sesión completa, desde la estatua del Batallador hasta la entrada", ha dicho.

A pocos metros, Pedro Alonso y Conchita no dudaban en hacerse selfies con su perro Cody. "Está todo chulísimo, da gusto ver el parque así. Nos ha gustado especialmente la zona de los arcos florales. El año pasado no pudimos venir y nos está encantando", han afirmado.

Especialmente concurrido ha estado en el quiosco de la música. Aunque extrañaba ver la imagen -con muchas sillas libres en el recinto-, todo tenía su explicación: a la entrada daba la sombra y "se estaba mucho mejor". De ello daban fe Reinaldo Quintero, Sara García y su hija Margarita, que han acudido en bici "directos" para no perderse el espectáculo. "Nos encanta. Estuvimos ya el año pasado. Se agradece que pongan cada vez más cosas. Esta edición está mucho más animada", han señalado.

Con la vista en 2023

El balance, según la concejal de Servicios Públicos, Natalia Chueca, no podía ser más satisfactorio. "Ha superado nuestras expectativas. Las tiendas de flores han vendido el doble que el año pasado y los ‘foodtrucks’, el triple", ha detallado. El total de conciertos y actuaciones ha superado los 10.000 espectadores y, según el Ayuntamiento, "se ha logrado atraer al público joven", una asignatura pendiente de la edición anterior.

De cara a 2023, el festival promete arreglos florales "más ambiciosos" sin perder su esencia. “El festival está fenomenal como está, no querría que muriese de éxito. Hacerlo más grande podría hacerle perder su espíritu original”, ha señalado.