guerra rusia-ucrania
"La situación en Ucrania es muy dura, la tienes que vivir para entender de verdad"
Andry Kants, de 38 años y desde los 17 en España, estuvo hace dos semanas en la frontera polaca para recoger a sus padres y trabajar como voluntario.
![Andry Kants, de origen ucraniano pero asentado en España desde los 17, busca facilitar la llegada de compatriotas.](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/uploads/imagenes/2022/03/11/andry-kants-de-origen-ucraniano-pero-asentado-en-espana-desde-los-17-busca-facilitar-la-llegada-de-compatriotas.jpeg)
El ucraniano Andry Kants, Andrés para muchos, no se separa del móvil ni un segundo para revisar los últimos mensajes. Con 38 años, lleva desde los 17 en España y los tres últimos asentado en Cariñena desde donde trabaja en los centros del grupo Granja Virgen del Rosario, entre Villarreal de Huerva y Mainar. En el bar del albergue de este último pueblo, se pide un refresco y se muestra rotundo: "Es muy duro. Tienes que vivirlo para entender lo que pasa de verdad. Es la hostia". Lo dice con pesar, la mirada perdida y esbozando una sonrisa de tristeza. En su caso, hace dos semanas, junto a su hermana, cogió el coche y fue hasta Medika, cerca de uno de los pasos fronterizos entre Ucrania y Polonia.
"Salimos el 25 y fuimos a por nuestros padres, que estaban en Leópolis. Mi madre no se quería ir, quería quedarse en su casa porque allí está su vida, pero mi padre tiene alzhéimer y no podía estar en un hotel", explica Kants, que esta semana empadronará a su padre en Cariñena para que pueda ser atendido en la residencia local. Además de a sus progenitores, Kants ayudó a venir a otra mujer y ha facilitado la instalación en Mainar de una familia con un niño de 9 años y otro de cinco meses. "Están muy afectados, pero la gente ha facilitado casas y las alcaldesas María Lina y Charo Lázaro –de Mainar y Villarreal, respectivamente- nos han ofrecido toda la ayuda que necesitemos para los niños, para la escuela y para todo", subraya.
![El ucraniano Andry Kants, en un momento de la entrevista.](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/uploads/imagenes/2022/03/11/el-ucraniano-andry-kants-en-un-momento-de-la-entrevista.jpeg)
Echando la vista atrás, asume que "hasta que no estalló la guerra, pensábamos que no iba a pasar: quién iba a pensar que en una mañana destruyeran medio país". Además de recoger a su familia directa, Kants estuvo trabajando varios días como voluntario en la zona fronteriza: "Un amigo ha preparado unas naves para acoger a unas 15 personas. Una noche, sobre las tres o cuatro de la mañana entró una mujer con un niño en brazos de dos meses y otro de dos años. Antes de ir… Es que hay que verlo", insiste antes de guardar silencio durante varios segundos y acordarse de su propia hija de cinco años. "Fuimos a comprar camas, porque allí la gente solo para como mucho dos días", explica.
En este sentido, incide en que "si no fuera por los voluntarios y las ONG, no podrían atender a tanta gente. Si fuera por los gobiernos, lo fácil sería hacer un campamento allí". Así detalla que "los polacos han ofrecido sus casas, se han portado muy bien, y van a la frontera con autobuses para sacar a la gente de allí". En este punto, Kants también lanza una crítica amarga: "He intentado llamar para que faciliten la regularización de otras personas y es imposible. Nadie me dice nada seguro y otras veces llamo mil veces y no me atienden. Eso a mí, que vivo aquí y manejo el idioma, ¿pero las personas que vienen sin nada?
Ante la posible llegada de más personas, la alcaldesa de Mainar, Lina Hernando, explica que "pueden llegar dos familias más y ya hay vecinos que han puesto sus pisos a disposición para ayudar a los ciudadanos que vengan de Ucrania". "Queremos que se sientan como en casa, porque me pongo en su situación y es que no me puedo imaginar cómo se tienen que sentir al irse con lo puesto", reconoce. Desde el Consistorio asegura que "pondremos todas las facilidades para escolarizar a los niños, les daremos material y bonificaremos los tributos de las viviendas ofrecidas para acogida", apunta.
Uno de los casos de ofrecimiento es el de Francisco Lázaro y Mariola Sebastián. "Estoy repintando una vivienda y comprando ropa de cama y utensilios nuevos, preparando todo lo necesario por si hace falta y alguien acaba viniendo", explica. Sin embargo, Sebastián pone el acento en otra situación: "No tenemos ningún problema en ofrecer las viviendas gratis, pero las administraciones tendrían que pensar en que no podemos afrontar nuestros gastos y el gasto que se genera en las casas que dejamos respecto a calefacción, electricidad…".