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El garaje donde los pasos de Semana Santa están de Pascuas a Ramos

Carrozas, peanas, cruces y antiguos atributos de las cofradías y hermandades desafían al devenir del tiempo en este local del centro de Zaragoza.

Al levantar su persiana grafiteada, se hace la luz en el interior de un almacén del centro de Zaragoza. No hay motos, ni coches, ni furgonetas. Una peana es lo primero que se aprecia. No hace falta arrastrarse por debajo de sus varales para ver la carroza del Cenáculo que hay tras ella. Los doce apóstoles sentados a la mesa permanecen ahí, en la oscuridad, desde la Resurrección de 2019, la última vez que se procesionó por las calles de la ciudad.

Así es la entrada del local de la Hermandad de la Sangre de Cristo de casi 400 metros cuadrados donde se custodia parte del patrimonio de la Semana Santa de Zaragoza, tanto el que sale a las calles como el que ahora solo es posible ver en procesión en las fotografías en blanco y negro.

"Es uno de los grandes desconocidos de la Semana Santa"

En total 25 pasos y peanas –de más de 15 cofradías diferentes- que podrían contar la pasión, desde la entrada a Jerusalén hasta su muerte. "Es uno de los grandes desconocidos de la Semana Santa", señala Ignacio Navarro, vocal de patrimonio de la Sangre de Cristo. Es un laberinto de carrozas protegidas para evitar golpes y cubiertas por telas y plásticos para que ni una mota de polvo llegue hasta sus grecas. Entre los bultos se adivina el volumen del pollino del paso de la Entrada, miriñaques de Vírgenes, la escena del Beso de Judas o los faroles que flanquean los pasos. En otros casos es imposible identificar cualquier escena si no se descubre, ya que estructuras metálicas las asemejan a caravanas del oeste.

Nave, en el centro de Zaragoza, donde se guardan los pasos de la Semana Santa.
Guillermo Mestre

Es un auténtico 'tetris', en el que se aprovecha cada centímetro de la nave. Para llegar a algunos puntos es necesario agacharse y caminar bajo las carrozas, sorteando los pies de las cruces que atraviesan el suelo del paso, los soportes de las baterías o las ruedas, sin aire para facilitar el acceso por la puerta. A pesar de que parezca un garaje al uso, no es así. "Hace unos años tuvimos que reforzar el suelo para que aguatase el peso de los pasos de la Entrada de Jesús en Jerusalén y el del Descendimiento, de los más pesados", recuerda Ignacio Navarro. 

Este hermano de la Sangre de Cristo reconoce que es más sencilla la organización en la iglesia de San Cayetano que en el garaje, puesto que en la real capilla ya tienen un orden establecido y en el local depende de si van a ser utilizados por las cofradías y hermandades de Pascuas a Ramos. "Aquí se custodian todo el año para poder trabajar con ellos, para poder hacer cualquier tipo de arreglo", explica Navarro. Las congregaciones pagan un alquiler, tanto por el espacio como por los diferentes seguros que son necesarios.

"Es el gran patrimonio desconocido de la Hermandad de la Sangre de Cristo, que también es el patrimonio de ese antiguo Viernes Santo"

No todo son pasos. En las esquinas de la nave o en los altillos se descubre parte de la historia de la Semana Santa de la capital aragonesa, como las antiguas palabras o los faroles de las llagas. Estos últimos son unas piezas que solo se han iluminado con luz de vela, "únicas y de las más antiguas", son unos cilindros de cristal ámbar que datan del siglo XIX y en los que se introducían dos varitas con la lanza y la esponja. Al lado se apilan en una montaña las corazas de los pretorianos y de la guardia romana. "Es el gran patrimonio desconocido de la Hermandad de la Sangre de Cristo, que también es el patrimonio de ese antiguo Viernes Santo, anterior a esa huelga de terceroles", concreta el vocal de la hermandad mientras señala partes del retablo del Viernes Santo o del anterior monumento.

"Ese legado en desuso lo custodiamos con mucho cariño porque quién sabe si en un futuro pueden ser piezas museísticas. El museo se puede nutrir con este tipo de imágenes, con ese patrimonio mueble, atributos, esas piezas secundarias de procesión", sugiere Navarro. Una idea, la del museo, que ha tenido varios intentos en Zaragoza y que a principios de los ochenta ya se planteó en una publicación de HERALDO.

Un trágico pasado

Una negra historia precede al actual almacén donde se guardan los pasos de la Semana Santa de Zaragoza. En el último siglo sufrió dos graves episodios que pusieron en peligro al patrimonio de las diferentes cofradías y hermandades. Dos días antes del Viernes de Dolores de 1935 una noticia saltaba a las calles de la ciudad: "Anoche, a las diez, se declaró un incendio en un local de la calle de Asalto, donde se hallaban depositados los pasos de la procesión del Santo Entierro". La crónica de HERALDO describía cómo los bomberos recibieron una llamada y a su llegada encontraron un paso envuelto en llamas. Las investigaciones del momento señalaron que había sido algo "intencionado". "El fuego destruyó el paso representativo de la entrada de Jesús en Jerusalén", se leyó en las columnas de este diario, un conjunto obra de Palau que contaba con siete figuras.

Antiguo almacén hundido, con los pasos de la Semana Santa dañados.
G. Misis

Casi cinco décadas más tarde se hundió el almacén donde se guardaban, en el antiguo garaje de Solano. No obstante, este fatal acontecimiento no sorprendió al mundo cofrade que pronto recordaron el "franco deterioro" en el que se encontraba el local, con goteras e incluso robos –unos meses antes habían sustraído las ruedas del paso del Ecce Homo-. Carrozas, estandartes, peanas y faroles quedaron destrozados. Algunos de los más deteriorados fueron el de Jesús camino del Calvario, la Institución de la Eucaristía, la Llegada de Cristo al Calvario, la Flagelación o la Meditación sobre la muerte fueron algunas de las tallas y escenas afectadas. "La Coronación de Espinas ha sido el más dañado de todos. Difícilmente se podrá salir a la calle este año. Obra de Francisco de Borja, 1903", añadía la información.

Esta nave se suele quedar vacía en el Sábado de Pasión. Esa mañana es un ir y venir de cofrades que llevan hasta sus sedes canónicas los pasos. El año pasado no fue así, todas las carrozas y peanas se mantuvieron sujetas por sus cuñas y en esta ocasión algunas ya lo han abandonado hasta el día de la Resurrección.