Zaragoza

Zaragoza aún tiene pendiente de renovar el 25% de las tuberías de la red de suministro de agua

El 60% de las 281 averías que sufrió la ciudad el año pasado se produjeron en conductos obsoletos de fibrocemento. El Ayuntamiento aumenta la partida tras sustituir solo 4 kilómetros al año.

Obra reciente de sustitución de una tubería en la calle del Escultor Palao, en Las Delicias.
Francisco Jiménez

La red de suministro de agua de la Zaragoza sufrió 281 averías el año pasado. Fueron las mismas que en el ejercicio anterior y la mayoría se produjeron, como suele ocurrir, en tuberías de fibrocemento, un material frágil, obsoleto y dañino para la salud en cuya lenta sustitución lleva años trabajando el Ayuntamiento. A día de hoy, de los 1.295 kilómetros de conductos que recorren el subsuelo, 296 son todavía de este tipo, y junto a los 22 de fundición gris, también en extinción, suponen el 25% de la malla. Las de fundición dúctil, más resistentes y ‘flexibles’, son las que se utilizan actualmente y ya ocupan 854 kilómetros. Para tratar de acelerar este proceso de conversión, el gobierno PP-Cs ha previsto aumentar la partida hasta los 3 millones de euros, después de que en los últimos ejercicios solo se hayan renovado 4 kilómetros al año.

Según informan fuentes municipales, las denominadas roturas por causa propia fueron las más abundantes. Un total de 255 ocurrieron porque las conducciones no aguantaron las cargas a las que estaban sometidas (la presión interior o el peso de la tierra). Además, hubo otras 26 por causas ajenas, es decir, que se produjeron cuando se estaba acometiendo una obra o excavación. En 2019, las de esta categoría fueron solo 5.

En general, la cifra de incidentes aún es elevada y sigue suponiendo un reto para el área de Infraestructuras. No todas las averías tienen la misma consideración y algunas quedan subsanadas en pocas horas, pero hay otras que provocan muchos inconvenientes, como inundaciones en calles y garajes o largas restricciones en el servicio.

Actividad en el confinamiento

De hecho, durante el periodo de confinamiento obligado por la pandemia hubo que poner especial cuidado tanto en el abastecimiento como en la depuración para garantizar en todo momento el servicio, tanto a través del personal de la planta potabilizadora como de las brigadas, guardallaves y demás contratas del área. Una de las prioridades fue, según recuerdan desde el gobierno PP-Cs, «resolver con urgencia cualquier rotura que pudiera comprometer el suministro» e incluso se habilitaron grifos provisionales y los propios trabajadores llegaron a llevar el agua a las viviendas de las personas mayores para que no tuvieran que salir de sus domicilios.

La mayor parte de las roturas, como es habitual, se concentraron en los meses de diciembre, enero, julio y agosto. Según explican desde el gobierno municipal, las variaciones importantes de temperatura provocan dilataciones y contracciones que, sumadas a la carga que de por sí sufre la tubería, acaba por afectar a aquellas canalizaciones antiguas o en mal estado. Por este motivo, las de fibrocemento son las más afectadas. En concreto, de las 281 roturas que se registraron el año pasado, el 60% (166) se produjeron en tuberías compuestas de este material, que además de contener amianto se solía instalar a baja profundidad y es más propenso a sufrir daños.

43 kilómetros en diez años

Desde 2010, el Consistorio ha cambiado 43 kilómetros de estas características por otros más modernos y seguros, principalmente de fundición dúctil, aunque también se emplean el polietileno y el hormigón armado (algo problemático, sobre todo los de camisa de chapa) cuando se necesitan diámetros especialmente pequeños o grandes. De estos materiales hay un total de 44 y 60 kilómetros.

Las conducciones de abastecimiento se organizan como una gran malla con ramificaciones en los extremos que se desplazan hasta zonas más industriales, barrios rurales o nuevas áreas de expansión. De ellos, un total de 193 kilómetros corresponden a las denominadas tuberías arteriales, que son de mayor tamaño y transportan el agua desde los depósitos hasta la red de distribución.

Tal y como apuntan desde Infraestructuras, una de estas arterias es la ubicada en la avenida de Navarra, que precisamente se sustituyó el verano pasado en el cruce con la calle Rioja, en una obra que supuso una notable inversión (900.000 euros) y complejidad por el elevado diámetro de la tubería y la gran profundidad de su ubicación. También se intervino en la carretera de Logroño, a la altura del polígono Europa, donde la rotura de una tubería hundió el pavimento.

Tres millones de euros

Para tratar de mejorar la red de suministro, el Ayuntamiento prevé invertir este año 3 millones de euros, según se contempla en el borrador de presupuestos del gobierno PP-Cs, un millón más que en 2020. El objetivo es acelerar el ritmo de reconversión, ya que si entre 2002 y 2010 se cambiaban 23,6 kilómetros de canalizaciones al año de media, en la última década es cifra apenas llega a los 4,3 kilómetros.

La concejal del área, Patricia Cavero, asegura que la intención es «solucionar los problemas de los zaragozanos» y evitar que se produzcan roturas o afecciones importantes en el abastecimiento de agua. «Después de años sin inversión en las infraestructuras esenciales, hemos vuelto a ampliar el presupuesto para mejorar las tuberías, adecuar y ampliar las aceras o asfaltar las calles», enfatiza.

Actualmente se están llevando a cabo trabajos de renovación en Fuente de la Junquera y, entre otras, en la calle de Escultor Palao de Las Delicias. También se está trabajando en la segunda fase de renovación de la tubería de Vicente Berdusán, que ha dado multitud de problemas en los últimos años, en concreto en el tramo de la plaza Roma. Próximamente se cambiarán las tuberías de Santiago Lapuente, cuando se haga la demandada peatonalización, de Osa Mayor y de Mompeón Motos.

Fuentes municipales aseguran que «se está haciendo un esfuerzo importante» para sustituir las desfasadas tuberías de fibrocemento por otras más resistentes de fundición dúctil ya que, recuerdan, anteriormente no se intervenía en el subsuelo cuando se acometían obras en la superficie.

En este sentido, Cavero hizo hincapié en que la Operación Calles, que contempla reformas integrales en siete vías, incluye cambios en importantes tramos de sus tuberías, tanto de la red de abastecimiento como de saneamiento. «Nos permitirá mejorar todos los servicios que discurren por ellas y hacer una ciudad más accesible y agradable», sentenció.