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Cuáles son y dónde están las aceras más estrechas de Zaragoza

Algunas calles del Arrabal, Las Delicias o Valdefierro tienen una anchura tan insuficiente que es imposible que los viandantes circulen sin tener que ponerse la mascarilla. Fomento calcula que una sola persona a pie precisa un ancho mínimo de 60 centímetros.

La calle Bolivia es muy transitada y apenas tiene margen de maniobra.
La calle Bolivia es muy transitada y apenas tiene margen de maniobra.
C. P. B.

Llevar mascarilla pasa esta semana a ser obligatorio en los espacios públicos si no se pueden respetar las normas del distanciamiento social. Hay muchas calles de Zaragoza en donde encontrar una distancia de dos metros entre viandantes desconocidos es una quimera porque las aceras son muy estrechas. El exiguo espacio de ciertas vías, sobre todo en los barrios consolidados y populosos como Torrero, Las Fuentes o Las Delicias, conlleva que haya que ponerse la mascarilla sí o sí porque es inevitable cruzarse con extraños a menos de medio metro.

Cada asociación vecinal podría citar su propia reivindicación, si bien hay distritos en los que el listado sería interminable. Toda la parte interior de Valdefierro es un rosario de aceras estrechas, muchas veces, para más inri, torpedeadas por postes de luz (véase la calle Altair) o discutible mobiliario urbano. Bien es cierto que en este barrio quizá no se produzcan grandes aglomeraciones, pero no muy lejos, el entramado urbano de Las Delicias debe acoger acoger unos 110.000 habitantes con una densidad de población de 32.000 vecinos por kilómetro cuadrado.

“No es una calle importante, pero como une García Sánchez con el paseo de Calanda siempre está a tope”, dice Victoria Lamuela, vecina de la calle Bolivia. Efectivamente, aunque no sea un eje comercial (apenas hay un par de colmados) en cinco minutos de una mañana normal se cuentan hasta 120 viandantes, muchos sin mascarilla, que tienen que pararse, apartarse e, incluso, bajarse a la calzada.

En Las Delicias hay unos diez kilómetros de aceras que no llegan al metro y medio

Los vecinos de Las Delicias agradecen el esfuerzo hecho por el Ayuntamiento para peatonalizar algunas calzadas durante los fines de semana (mencionan, en concreto Duquesa Villahermosa), pero creen también que la decisión evidencia que quienes transitan a pie necesitan mucho más espacio. “El interior del barrio es un poco laberíntico, pero sí es verdad que hace años se pusieron a cota algunas calles como Borja, Caspe, Terminillo o Barcelona, y eso ha facilitado la vida a muchos vecinos de avanzada edad”, comenta Marisa Lahoz, que regenta de una tienda de complementos en García Sánchez. La asociación de vecinos calculó hace unos años que Las Delicias tiene más de 12  kilómetros de aceras que no llegan al metro y medio, pero las últimas intervenciones de las brigadas municipales han ido aliviando el problema. 

No obstante, en García Sánchez, como en Graus o Italia, suele haber bastante trajín y los viandantes hacen quiebros para sortearse. Sin salir de Las Delicias, dos grandes avenidas esperan su turno de reforma: mientras la de Madrid tiene el espacio justo para las calzadas y aceras interrumpidas con marquesinas y filas de viajeros de bus, la de Navarra se va remozando por tramos y ha sido también una de las calles que el Consistorio cierra al tráfico los fines de semana. Según informa el Ayuntamiento, la capital aragonesa supera los 5 millones de metros cuadrados de aceras, con lo que tenerlas todas incólumes para que puedan pasar revista se antoja complicado.

Para controlar que las aceras tienen un ancho correcto, el Ministerio de Fomento maneja las siguientes medidas: una persona a pie precisa un ancho mínimo de 60 centímetros, con muletas o un carrito necesita 80 y con bolsas en la mano, 90 centímetros.

Preparan un plan integral del barrio, calle de Federico Ozanam y Rigel/12-8-2014/ Foto: Asier Alcorta [[[HA ARCHIVO]]]
En Valdefierro son comunes los postes eléctricos que torpedean el paso.
Heraldo

Aunque ahora las tornas han cambiado, los protocolos urbanísticos de cuando se desarrollaron barrios como Las Fuentes, el Arrabal o Torrero no tenían muy en cuenta el papel del peatón. Es por ello que en algunas calles hay aceras que a duras penas superan el metro de anchura y, por ejemplo, llevar un carrito es también misión imposible. “La zona de Jaime Herrerín es quizá la peor, pero al ser Las Fuentes un barrio casi en cuadrícula, con calles paralelas y perpendiculares, no estamos del todo mal”, comentan unos vecinos en Salvador Minguijón. Sí que hay quejas de baldosas levantadas o bordillos que aún no han sido rebajados, por lo que consideran las estrecheces casi un mal menor.

El Ayuntamiento trabaja con las juntas de distrito para atender el máximo número de peticiones posibles pero, claro, a veces se trata de un mero problema de espacio físico. Lo saben bien en San José o en Casablanca, donde solicitan el arreglo y asfaltado de la calle El Greco (su urbanización parece el cuento de nunca a acabar) y la reforma de calles como La Vía o Tomás Pelayo. En Universidad, si bien no tienen mucho tránsito, las calles que llevan nombre de pianista (véase Eduardo Pueyo o Luis Galve) en el entono de Corona de Aragón apenas tienen 80 centímetros de acera. Este inconveniente aún se puede complicar más en el caso de que las raíces de los árboles levanten el pavimento como sucede en la calle de José Oto de La Jota, en algunas zonas de Balsas de Ebro Viejo o en Miguel Servet, cuya reforma quedó a mitad y hay zonas de poco espacio.

La capital aragonesa tiene unos 5 millones de metros cuadrados de aceras

El centro de la ciudad tampoco queda exento a esta cuita porque los cascos históricos son, casi por definición, enmarañados e intrincados. En el entorno de las plazas de San Pedro Nolasco o de San Roque lo saben bien, aunque poco a poco se han ido peatonalizando calles adyacentes (salvo por el carga y descarga) y se han llevado otras a cota cero otras pequeñas vías. No lejos de la Mantería está César Augusto, que sí soporta un intenso tráfico peatonal y parece quedarse pequeña (y eso que quitaron los andamios del Fleta) y, siguiendo en línea recta, Hernán Cortés, donde las vallas de protección, las paradas de bus y los comercios dificultan el paso de sus aproximadamente 8.000 viandantes diarios.

Según el Plan de Movilidad Sostenible, en un día laborable se producen 794.060 desplazamientos peatonales en Zaragoza y el 55% se corresponden a cortas distancias en las que no se sale del barrio. El Casco Histórico, el distrito Centro, Las Delicias y Universidad son las zonas en las que se registra un mayor número de desplazamientos peatonales, mientras que Miralbueno, Santa Isabel y el Distrito Sur son, por el contrario, donde menos se camina.

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