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Tres paseos para conocer mejor Zaragoza

Un itinerario por enclaves de Caesaragusta u otro por la ciudad renacentista son algunas de las propuestas para caminar por la ciudad y, tal vez, descubrir detalles desconocidos.

Tres paseos para conocer mejor la historia de Zaragoza.
Heraldo.es

Las prisas, el uso del transporte público o los escaparates despistan en el día y algunos edificios de la ciudad se convierten en desconocidos, a pesar de estar en el mismo lugar desde hace, incluso, más de un siglo. Esto son tres propuestas para conocer en un mismo paseo una pequeña dosis de la historia de la capital aragonesa

De esta forma, además de hacer ejercicio se puede seguir la estela de los romanos, de los zaragozanos del Renacimiento o de aquellos que residieron en la ciudad a principios del siglo XX. No son todos los puntos que existen, hay más. En unas ocasiones se trata de edificios, en otros son referencias a eventos que acontecieron. 

Paseo romano

Caesaraugusta es el nombre bajo el que se fundó la capital aragonesa, allá por el año 14 a.C. La urbe recibió el rango de colonia inmune de ciudadanos romanos y fue la única que pudo alardear de contar con el nombre completo del emperador, César Augusto.

Tiempo estimado del paseo: 25 minutos

Paradas realizadas: 6 puntos

  • ​Murallas romanas

    Precisamente en la avenida de César Augusto comienza el breve paseo, donde se ubican los restos de las Murallas Romanas. Allí se descubre el mejor testimonio de lo que fue la muralla de Caesaraugusta. El actual paseo de Echegaray y Caballero o el Coso son algunos de los lugares por los que discurría, no obstante, el mejor ejemplo que se conserva es junto al Mercado Central. En esa época a la urbe se podía acceder por cuatro puertas: una junto al actual Puente de Piedra, otra al lado de la plaza de la Magdalena, la tercera en las proximidades del Teatro Principal y la última en el entorno de la calle de Manifestación. A pocos metros de ahí se puede ver la estatua del emperador César Augusto, en su versión de Prima Porta.

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  • Foro romano

    Con un rápido paseo por la plaza del Pilar se llega hasta la plaza de la Seo. Desde la calle no se puede ver, pero sí intuir; bajo el colorido suelo se esconde el Foro de Caesaragusta. En este enclave se ubicaba el núcleo religioso, económico, civil y político de la ciudad. No faltaban los principales edificios de la urbe, como el templo. Los restos más numerosos, hallados entre 1988 y 1991, se emplazan a metros de profundidad, no obstante, a través de los cristales del actual edificio se puede adivinar la silueta de una pequeña parte del legado.

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  • Cardo y decumano

    Las ciudades romanas se articulaban en dos vías: cardo y decumano. La primera de ellas coincide con la calle de Don Jaime I, próxima al Foro, mientras que la segunda es la prolongación de las calles de Manifestación, Espoz y Mina y Mayor, hasta llegar a la plaza de la Magdalena.

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  • Termas públicas

    Subiendo por el cardo -la calle de Don Jaime I- se puede desviar el camino hacia el decumano -Mayor- y llegar hasta la calle de San Juan y San Pedro, por la del Refugio. Entre unas lonas se vislumbran el legado de lo que fueron las termas públicas. Era considerado por los romanos como un lugar donde cultivar el plano social y cultural, además de mantener la higiene. Hombres y mujeres acudían por separado y a horarios diferentes. 

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  • Teatro Romano

    No muy lejos, tan solo con cruzar la plaza de San Pedro Nolasco y dando una vuelta por las calles de Pedro Joaquín Soler y de la Verónica, se descubre el legado romano más aparente en Zaragoza. Se trata del Teatro Romano, un construcción levantada en el siglo I que destacó entre el resto del entramado urbano. Desde el exterior son visibles la zona del graderío y también el escenario. En cualquier caso, para conocer más a fondo el teatro existe un museo municipal que detalla su historia y características, al igual que ocurre con el Foro, las Termas Públicas o el Puerto Fluvial, que se presenta a continuación.

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  • Puerto Fluvial

    Bajando por la calle de San Vicente de Paúl, hasta la de Palafox, o bien callejeando, se llega a la plaza de San Bruno, el lugar donde se ubica la última parada de este paseo romano: el Puerto Fluvial. El Ebro, navegable por aquel entonces, era un río que abastecía a la ciudad de materias primas y de productos importados, como mármoles, ánforas de vino, joyas o cerámicas. Las monedas que se han encontrado a lo largo de la historia han permitido conocer qué tipo de embarcaciones navegaban por las aguas del Ebro. Tampoco se pueden conocer estos restos desde la calle, pero si se camina un par de pasos hacia el paseo de Echegaray y Caballero se puede imaginar a los barcos atracando para descargar los diferentes bienes. 

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Paseo renacentista

Zaragoza cambió de una forma considerable durante el siglo XVI. ¿Cómo? Renovó por completo su aspecto tras la construcción de numerosas casas palaciegas, inmuebles que son un reflejo de los progresos económicos que experimentó Aragón y, en especial, su capital.

Tiempo estimado del paseo: 20 minutos

Paradas realizadas: 6 puntos

  • La Lonja

    Es uno de los edificios con más personalidad de la plaza del Pilar, de hecho, se considera la construcción civil más importante del siglo XVI en Aragón. El Concejo mandó construir La Lonja, un inmueble previsto como punto de encuentro de mercaderes, tal y como lo concibió Juan de Sariñena, su maestro. La primera parada de este paseo coincide con la primera construcción totalmente renacentista que vieron las calles de Zaragoza. En su exterior cientos de caras parecen mirar a los viandantes y su impronta renacentista se observa en las ventanas y en el friso.  

    ​Para saber más: La Lonja, un edificio con mucha cara

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  • Real Maestranza de Caballería

    A unos pocos pasos de la Lonja, deambulando por el entorno de la Seo, se puede llegar a la segunda parada del itinerario renacentista. En la calle de Dormer se localiza la antigua casa del jurista de origen converso Miguel Donlope y actual palacio de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, desde 1912. La construcción de este edificio no fue inminente, sino que se alargó dos décadas. El interior es una caja de sorpresas, como la conservación de la que se considera la ventana más antigua de Aragón. En la fachada ya se pueden ver detalles típicos de esta época, como el arco de medio punto de la entrada o el alero de madera.

    Para saber más: La Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, una institución fiel a su historia

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  • Museo Goya - Colección Ibercaja

    Si se continúa por la calle de Dormer hasta Mayor y después se gira hacia Espoz y Mina, se aprecia un edificio que sobresale unos metros en relación al resto. Es el actual Museo Goya- Colección Ibercaja, lo que en su momento fue la residencia del infanzón Jerónimo Cósida. Este inmueble es considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil renacentista de la ciudad. Fue obra del maestro de casas morisco Juan de Lanuza, quien acometió la obra entre 1535 y 1536.

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  • Palacio de Sástago

    Desde la casa del infanzón Jerónimo Cósida no es difícil llegar hasta la calle de Alfonso I, donde continuar hacia el Coso. Casi en la confluencia de ambas vías se encuentra el Palacio de Sástago, en la actualidad bajo el dominio de la Diputación de Zaragoza. La amplitud del Coso ya destacaba siglos atrás, por lo que era un buen punto para construir un palacio. A esa conclusión llegó en el siglo XVI Don Artal de Alagón, el tercer conde de Sástago y virrey de Aragón. Las dos grandes puertas, los siete majestuosos balcones con forja y la galería de arquillos de la parte superior le convierten en uno de los atractivos del Coso, aunque no el único como se verá en otros paseos. 

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  • Palacio de los condes de Morata

    En otros paseos o en este mismo, ya que unos metros más adelante, si se camina hacia la avenida de César Augusto, se encuentra la Casa Palacio de los Condes de Morata. Es una construcción de dos pisos, del siglo XVI también y con una fachada sobria, pero donde destacan las figuras que se supone que representan a Hércules y Teseo. Además, hay que observar con detalle para ver el relieve del friso que remata el frontón. En la actualidad es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón.

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Paseo de primeros del siglo XX

En los primeros años del siglo XX Zaragoza fue un núcleo de cultura y refinamiento. La Exposición Hispano-Francesa de 1909 fue uno de los detonantes que hizo que la ciudad cambiase su aspecto y, en parte, su manera de vivir. Por ejemplo, se adoptaron nuevas acostumbres, tal vez de la mano de las nuevas propuestas que otorgaban las construcciones. 

Tiempo estimado del paseo: 1 hora

Paradas realizadas: 6 puntos

  • Casa Solans

    En la avenida de Cataluña, en la margen izquierda del Ebro, se ubica una de las joyas de este paseo. El modernismo de la Casa Solans llama la atención entre los edificios más actuales. Su peculiaridad de formas y la variedad cromática de sus azulejos hacen que sea una de las propuestas arquitectónicas que más resaltan en las calles zaragozanas, a pesar de haber vivido décadas de decadencia. Se construyó entre 1918 y 1921 bajo petición de Juan Solans, al lado de la Nueva Harinera y no lejos de la Fábrica de Galletas Patria, un edificio con sabor de principios del siglo pasado también. 

    ​Para saber más: La exclusiva y peculiar Casa Solans

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  • Mercado Central

    Si se continúa por la avenida de Cataluña hacia el centro de Zaragoza, cruzando el Ebro por el Puente de Piedra y atravesando la plaza del Pilar, se llega hasta el Mercado Central. Este edificio vive en la actualidad su segunda juventud. Se levantó en 1903 en el mismo lugar que se ubicaba el mercado desde el siglo XIII. El hierro de su estructura, los elementos de forja que florecen en sus verjas o la belleza de los esmaltes de su interior son algunos de los atractivos que se pueden observar a simple vista.

    ​Para saber más: Los símbolos ocultos del Mercado Central

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  • Manifestación y Prudencio

    A pocos metros del Mercado Central se encuentra la calle de Manifestación, una arteria con espíritu comercial donde, si se alza la mirada, se pueden ver diferentes edificios modernistas que pasan casi desapercibidos. Un ejemplo es el actual Hotel Catalonia, en la esquina de la plaza del Justicia. También se puede callejear por su paralela calle de Prudencio, donde apreciar el edificio modernista del número 25. De ahí a la calle de Alfonso I para ver, casi en el Coso, la casa Molins.

    ​Para saber más: Manifestación, una calle de ilustres vecinos y tiendas de toda la vida

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  • Casino Mercantil

    Sin moverse de la acera de los números impares del Coso se puede llegar hasta el Casino Mercantil, una de las joyas del modernismo zaragozano y considerado uno de los edificios más bonitos de España. Su fachada es un ejemplo tardío de esta tendencia. Los prominentes miradores y la abundante decoración lo convierten en uno de los inmuebles con más personalidad del Coso.

    Para saber más: El Mercantil, entre los edificios modernistas más bonitos de España​

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  • Paseo de Sagasta

    El paseo por la Zaragoza de principios de siglo se puede seguir por la plaza de España, el paseo de la Independencia, plaza de Aragón, de Basilio Paraíso y sigue por Sagasta. Esta vía es un jardín de forja, donde se ubican varias construcciones de índole modernista. La razón es que fue allí donde la burguesía zaragozana decidió instalar sus residencias. La Casa Juncosa, en el número 11 o la Retuerta, en el 13, son algunas de las construcciones que más destacan en el paseo. En 1983 ambos ejemplos fueron declarados Monumento Nacional.

    ​Para saber más: El 'caminico' de Torrero que se convirtió al modernismo

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  • Quiosco de la Música

    Casi al final del paseo de Sagasta se puede girar por la calle de Juan Pablo Bonet, cruzar a Gascón de Gotor y seguir por Arzobispo de Morcillo hasta el Parque Grande José Antonio Labordeta. En este pulmón verde de la ciudad se descubre, entre la vegetación, el Quiosco de la Música. Se trata de una estructura de ocho columnas que, con elegancia, sostienen el alero y una cúpula ovalada. Todo el conjunto culmina con cerámica vidriada. Este no ha sido su único emplazamiento, sino que también se pudo disfrutar en la plaza de los Sitios, por ejemplo. 

    ​Para saber más: El Quiosco de la Música recupera su esplendor

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